Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La sombra premonitoria - por Ester

Web: http://estertuxu.blogspot.com.es

LA SOMBRA PREMONITORIA

Apuré el paso al escuchar las doce campanadas. Abrí la puerta de casa. Me importaba una mierda que empezara un nuevo año, desde qué perdí al amor de mi vida todo me daba igual.
Me sentía extraño y me fui a dormir pronto. Percibí un escalofrío y abrí los ojos. No tenía claro si seguía durmiendo, quise levantarme pero no podía mover un solo músculo, ni tan siquiera podía parpadear. Era como si me hubieran cortado el fino cable que conectaba el cerebro a mi cuerpo. Observé la habitación oscura, sentí una presencia, alguien me observaba. Distinguí una sombra en la esquina entre las tinieblas de mi visión, no sabía si seguía soñando. Todo era muy real. Mi respiración era tranquila como si durmiera. Esa sombra me miraba fijamente. Tenía la certeza que en cualquier momento iba a hablarme. Note el pijama húmedo, estaba sudando. No conseguía distinguir si la sombra pertenecía a un hombre o a una mujer. Me daba la sensación que la conocía o al menos se me había aparecido alguna que otra vez. Lo notaba por cómo me observaba. La tensión me hizo empezar a respirar con dificultad, retenía el ansia en los pulmones, esperando que aquella aparición se fuera y me dejara dormir.
No era la primera vez que se me aparecían sombras, personajes o familiares. Nunca me decían nada, sólo me asustaba. Desde pequeño lo había vivido como algo más o menos normal. Yo creía que era normal, que les pasaba a todos los niños. Hasta que se lo expliqué a mi abuela y me contó que tenía un don. Al parecer era un don Familiar que teníamos unos pocos en cada generación. Y en nuestra familia más cercana me toco a mí y a mi bisabuelo.
La sombra se movió, hizo un amago, se acercaba a mí. El miedo me invadió por un segundo ¡Nunca se movían!
Con mucho esfuerzo cerré los ojos. Mi cuerpo seguía sin responder. Me concentré y esperé que al abrir los ojos ya no estuviera y así la paz volvería a dar movilidad a mi cuerpo. Me armé de valor y los abrí. Seguía allí, mirándome fijamente. De repente se movió, vino directamente a mí sin dilaciones. Aguanté la respiración, noté lo cerca que estaba. Mi piel se erizaba al notar su frío aliento en mi cara. El corazón me iba a salir por la boca. Sus labios se movieron y entonces sucedió. Escuche el susurro de su voz que me decía… <<Descarrilará en dos días un tren de largo recorrido, saldrá de la estación central de Tokio. >> Sus palabras resonaron en mi cabeza. Conocía esa sombra…
No sé como ocurrió, pero me había quedado dormido o quizás me desmayé de la ansiedad. Cuando desperté vi entrar los rayos de sol que me daban los buenos días. Pude mover perfectamente el cuerpo. Respiré tranquilamente, el hilo imaginario se había conectado de nuevo. Recordé despacio cada detalle de lo que había ocurrido aquella noche. La sombra observándome, el no poder moverme, su aliento frío en mi cara, su voz en mi cabeza. ¿Qué iba hacer con aquella información? Menuda manera de empezar el año!
Pensé en todas la posibilidades mientras preparaba café. Cogí el teléfono y me senté en la mesa. Llamé a la estación central de Tokio. Conseguí hablar con la persona al mando de la seguridad ferroviaria. Le anuncié la noticia como una amenaza. Sabía que si le explicaba la verdad no me creería, pero si lo hacía como un terrorista podría tener alguna oportunidad de que me creyera, también llamé a la Policía haciendo exactamente lo mismo.
Pase los dos días angustiado escuchando las noticias y pegado al televisor.
A los dos días exactamente un tren de largo recorrido que salió de la estación central de Tokio, descarriló!
Hubo centenares de heridos y muertos. Estupefacto escuché la noticia. Me sentía rabiosamente culpable. Pasé mucho tiempo en estado de shock. Me torturaba pensando que no hice lo suficiente por evitarlo, aunque tampoco sabía hasta que punto era real y cierto. Durante meses me sentí hundido. Así que cada noche espero una nueva aparición. Vivo obsesionado esperando que la sombra venga a visitarme. Ansío tener la oportunidad de arreglar lo que no supe remediar. ¡Entonces me di cuenta! Recordando una vez más esa voz que retumbaba constantemente en mi cabeza. ¡Lo supe! Aquella sombra era….. ¡Mi mujer!

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

Todavía no hay comentarios en este texto. Anímate y deja el tuyo!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.