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En homenaje a Chesterton - por Miguel Zoltan

Homenaje a Chesterton

Apuró el paso al escuchar las doce campanadas. El Padre Grey contempló el cielo, estaba lloviendo y la noche era destemplada. Llegó, por fin, a la Casa Carrington, tocó a la puerta, escuchando el jolgorio de la fiesta de fin de año que Lord y Lady Carrington ofrecían a sus amigos.

La puerta se abrió y el mayordomo, con un leve dejo de desaprobación, condujo al Padre Grey a las habitaciones de los criados. Por supuesto el Padre Grey no era invitado a la fiesta ya que la Casa Carrington era un baluarte de la más rancia Iglesia Anglicana.

El Padre Grey venia a asistir a Mary Worth, segunda doncella de la Casa, quien agonizaba y al ser católica solicitó la presencia de un sacerdote. Lady Carrington accedió a ello, ya que se decía liberal aparte que Mary era la última católica que quedaba en la servidumbre.

Luego de oír en Confesión y administrar los Santos Oleos a la moribunda, lo cual reconfortó el alma de la misma y de tomar su mano hasta que exhaló su último suspiro, el Padre Grey solicitó papel y pluma, ya que debía poner por escrito ciertos hechos de carácter familiar, a solicitud de Mary Worth. Le condujeron a un pequeño cuarto ubicado al final de las habitaciones, y una vez instalado, el Padre Grey comenzó a poner en el papel las últimas disposiciones de la difunta.

De pronto la puerta del cuarto se abrió con violencia y un hombre de alta estatura y vestido de etiqueta, entró como una tromba y cerró la puerta tras de si, respirando agitadamente. En cuanto vio al Padre Grey, sus ojos se abrieron desmesuradamente y profirió, balbuceante:

― ¿Usted aquí? ¿En este rincón del mundo? ¡Por todos los dioses! ¿Qué está haciendo aquí, Padre?

El Padre Grey, con la tranquilidad que tienen los justos de corazón, respondió: ― A diferencia de Usted, mi querido Sandringham, que no sabe que estoy haciendo yo aquí, yo si se que esta haciendo Usted en la fiesta de los Carrington ¿Sigue en sus andanzas, verdad?

― ¡Cura del demonio! Si, es verdad ¿Cómo lo supo?, Acabo de birlarle a ese estúpido de Carrington su preciado diamante, el Corazón de la India.

― El demonio no necesita curas, su esencia es demasiado simple, en cambio Dios nos puso para ayudar a los hombres a alivianar sus cargas espirituales. Se del robo, Usted está aquí, los ruidos de la fiesta han cambiado, se oyen gritos e imprecaciones, algo se ha perdido y, Sandringham, Usted lo tiene, aparte se le nota en su rostro, torturado por algo que no comprende, creo que nos estamos poniendo viejos…

― Padre Grey, hace muchos años que nos conocemos, Usted lee mi mente como un libro abierto, conoce todas mis fechorías, pero cuando intento saber como es Usted, me parece que sabe cosas que yo ni siquiera imagino.

― Mi querido Sandringham, ustedes los anglicanos viven en un mundo perfecto, en cambio yo he oído en confesión, los hechos mas abominables, he visto a la maldad mas infinita y como Usted dice, son cosas que ni siquiera su mente criminal es capaz de dibujar.

― Una vez mas, Padre, tiene Usted razón, en secreto de confesión confieso a Usted que he robado el diamante de Lord Carrington, no me arrepiento, helo aquí, devuélvalo Usted.

Un rayo de luz y color atravesó el cuarto y Grey atrapó el diamante con inusual agilidad, pero en vez de quedárselo se lo arrojó otra vez a Sandringham y riendo dijo:

― Ego te absolvo, sin embargo cumplirá Usted la penitencia, devolverá la joya a su dueño, no importa el método y dejará de una vez por todas su carrera criminal antes de que suceda algo de lo cual no pueda volver atrás.

Sandringham lo miró furibundo, pero su rostro y sobre todo sus ojos mostraban que su alma comenzaba a tener paz. Abandonó la habitación dando un fuerte portazo.

El Padre Grey terminó de escribir sus notas y llamó al mayordomo para que lo acompañara a la salida.

Una vez afuera contempló el clima: el cielo se había despejado y el firmamento estaba cuajado de estrellas.

De repente sonaron dos campanadas y el Padre Grey pensó que ese nuevo año traía buenos augurios: dos almas habían alcanzado, por fin la paz y la serenidad y eso en menos de dos horas. Se ajustó el abrigo y se lanzó a caminar feliz como un niño.

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13 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Antes de comentar me gustaria hacerte una pregunta… el personaje del ladron, fue planeado o como ocurre a veces en las historias, la idea era una y tomo otro derrotero?

    La historia me atrapo y queria saber mas. Pense, erroneamente que la ultima voluntad de la “ultima” catolica de la casa Carrington iba a tener mas relevancia, pero creo entender que tal vez a mitad del camino cambiaste de idea.

    Al final, muy bien escrito, te atrapa y lo demas son solo apreciaciones.

    Saludos

    Escrito el 28 enero 2014 a las 18:55
  2. 2. Miguel Zoltan dice:

    Estim,ado José:

    La idea fue siempre el ladrón, lo que hice fue introducir una polémica entre cristianismo y protestantismo, como adicional.
    Si has leido a Chesterton (El candor del padre Brown) veras el cuento en su verdadera perspectiva.
    Gracias por tus comentarios elogiosos.

    Escrito el 28 enero 2014 a las 21:06
  3. 3. Saray dice:

    Me ha cautivado este relato! Estilo exquisito, me ha encantado.Queria saber más del padre Grey.,de aquella familia,de la moribunda..Pero al leerlo,por dios,por que no se quedo con el diamante??!!

    Escrito el 28 enero 2014 a las 22:26
  4. 4. DavidRubio dice:

    Muy buen homenaje. Excelentemente escrito. El estilo muy empapado de Chesterton. Enhorabuena

    Escrito el 29 enero 2014 a las 00:17
  5. 5. Miguel Zoltan dice:

    Hola Saray:

    El padre Grey encarna la moral y ética católicas en su mas alta expresión y Sandringham es la caracterización del pícaro tipicamente anglicano, bastante amoral, sin embargo solo se limita a robar y engañar, nunca ha asesinado a nadie y es lo que le advierte el padre Grey.

    La familia anglicana y la doncella católica sirven para sugerir la eterna disputa moral entre anglicanos y católicos, disputa esta que está ambientada en Inglaterra a principios el siglo XIX.

    Gracias por tus comentarios, nunca pensé que iba a tener unas críticas tan buenas, empezando por los tres compañeros que analizaron mi relato y luego por ustedes, los que leen la recopilación de “móntame una escena”

    Escrito el 29 enero 2014 a las 00:59
  6. 6. Miguel Zoltan dice:

    Gracias David Rubio, Chesterton ha sido uno de mis favoritos desde hace mucho tiempo, en especial “El candor del padre Brown”

    Escrito el 29 enero 2014 a las 01:02
  7. 7. silvia dice:

    Me ha gustado mucho amigo, pero me quedo con ganas de saber más de los personajes. Creo que, entendiendo que es un relato,son personajes para más páginas. Un saludo.

    Escrito el 29 enero 2014 a las 15:06
  8. 8. Miguel Zoltan dice:

    Hola Silvia:

    ¿Que se puede hacer con solamente 750 palabras?

    De todas maneras, te aconsejo que te leas “El candor del padre Brown” de Chesterton, todas las claves están allí. Está disponible en Internet.

    Saludos y gracias

    Escrito el 29 enero 2014 a las 21:08
  9. 9. Forvetor dice:

    me reconozco brutalmente ignorando sobre la obra de Chesterton. recojo tu recomendación para Silvia como propia y le echaré un vistazo a “El candor del padre Brown”. sobre el texto, veo la trama bastante apresurada, hasta atropellada quizá, pero entiendo que las 750 palabras máximas tienen estas cosas. nos leemos 😉

    Escrito el 30 enero 2014 a las 18:42
  10. 10. Forvetor dice:

    “brutalmente ignorante”… ains, con el corrector automático del Safari ¬¬!

    Escrito el 30 enero 2014 a las 18:43
  11. 11. Miguel Zoltan dice:

    Estimados Forvetor:
    Esperemos que el error sea por apresuramiento y no por metamorfósis…, es que Kafka se las trae…

    Escrito el 30 enero 2014 a las 22:16
  12. 12. Servio Flores dice:

    Muy bien escrito, con un toque clásico que gusta. Me quedé con ganas de saber mas sobre la confesión, sobre la relación entre el ladrón y el padre.
    La verdad, me gustó.
    Saludos

    Escrito el 2 febrero 2014 a las 05:21
  13. 13. Sabas Efrain Bou dice:

    Me ha gustado especialmente porque tiene, a mi parecer, ritmo y sobre todo un lenguaje sencillo, aunque yo hubiera cambiado Padre Grey por el sacerdote en algunas citas porque al final se repite mucho padre Grey, aunque al tratarse de un nombre propio tampoco suena mal.
    Gracias por tu relato. En serio me ha gustado.

    Escrito el 28 septiembre 2014 a las 20:26

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