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Cuarteto para el catorce - por Naletra

Apuró el paso al escuchar las doce campanadas. Yo llorando lo observaba venir desde lejos. Una vez más me había defraudado y no existía ninguna explicación consistente para sus atrasos crónicos. Me sequé muy rápido las lágrimas, no quería darle el gusto de que me vea así. Miré a mi derecha. El guapo que me saludó cuando llegué estaba todavía parado a mi lado. Me acerque a él con una sonrisa y le grité -¡Feliz año nuevo!- no alcanzó a desearme lo mismo porque yo ya estaba besándolo apasionadamente. El hombre sorprendido demostró ser un besador experimentado y a pesar de la extraña situación, disfrutamos de ese beso. Rodrigo llegó corriendo – ¡Muriel! ¿Qué haces? ¿Esta es tu bienvenida? ¿Sabes lo que he corrido para llegar a festejar esta noche contigo? ¿Piensas empezar el año besándote con un desconocido? ¿Qué te sucede, mujer?- Rodrigo gritaba todavía agitado por la corrida y la sorpresa. –Me cansé de ti y de tu descortesía, deberías haber llegado media hora antes y no dos minutos después de las campanadas- Le contesté enojada. Mientras nosotros discutíamos, mi nuevo amigo nos miraba un tanto divertido. – ¡No quiero verte más, Rodrigo!- le grité. Rodrigo me tomó de la mano y me llevó a un costado-Dime que puedo hacer para que me perdones, no quiero empezar el año perdiéndote- rogaba. Recordé una conversación que habíamos tenido un tiempo atrás, en la cual no habíamos llegado a un acuerdo en tema de variaciones sexuales- Rodrigo, si quieres empezar el año conmigo tendremos que empezarlo también con mi amigo- le anuncié sin vacilar. Rodrigo calló, no le gustaba la idea, pero tampoco quería perderme, amaba mi cuerpo. –Piénsalo, ya vuelvo- le dije mientras cruzaba al quiosco a comprar tres cervezas. Volví al lado del guapo, extendí una mano con su cerveza y le pregunté su nombre.- ¡Salud! ¿Daniel y tú?- me contestó dando un sorbo directo de la botella fría. –Muriel- Respondí a la vez que lo veía a Rodrigo caminar con pasos decididos hacia nosotros. Le di su cerveza y volvimos a brindar los tres. Me acerqué a Daniel y acariciándole los dedos largos de sus manos, le pregunté si tenía planes para esa noche o si quería continuarla con nosotros. Nuestros ojos miraban profundo, leían pensamientos y mi cuerpo rozaba el suyo como desapercibidamente. Queríamos besarnos, pero nos abstuvimos por Rodrigo que nos miraba desde un costado. -Quedé con una amiga ir a bailar, la tengo que llamar en un rato- respondió Daniel susurrándome al oído. Al tenerlo tan cerca pude oler su perfume-Puedes invitarla también, tengo música y bebida en mi casa-propuse. Daniel sonrió, sacó su teléfono y se alejó para llamar a su amiga. Me acerqué a Rodrigo y lo besé por primera vez en esa noche, su perfume también olía bien. Daniel tomó mi dirección y se la pasó a su amiga. Cuando Daniel cortó la llamada nos encontró muy abrazados, en medio de un beso agitado. Pasó sus brazos por nuestras nucas y nos dijo con voz sensual – vamos, Laura ya está en camino- Paramos un taxi y subimos los tres a los asientos traseros, yo me senté en el medio. Dimos la dirección al taxista y nos sentamos en silencio. Daniel comenzó a acariciarme, tocaba mi pierna derecha bajo mi minifalda. Rodrigo miraba y celaba. Tomé su mano y la llevé delicadamente a mi pierna izquierda. Mis dos hombres me acariciaron y entrecruzaron sus manos en el centro. Llegamos a mi casa, Daniel pagó el taxi y extendió su mano para ayudarme a bajar. Caminamos los tres abrazados hasta el portón. Busqué la llave en mi cartera y abrí la puerta entre besos y caricias de cuatro manos ávidas. Puse música y serví tragos. La luz era tenue y el clima ideal. Fuimos a mi habitación. Daniel y yo nos besamos. Rodrigo dudaba, quería y temía a la vez. Lo tomé de la mano y nos abrazamos los tres. Rodrigo comenzó a dejarse llevar, nos besamos en triángulo. Al rato llegó Laura, rubia y hermosa, muy borracha. Entró y nos miró divertida. Sin hacernos esperar se desnudó completamente, era realmente sensual. Subió a la cama y se unió a nuestro abrazo. Daniel besaba mis tetas y ella al encontrar mi boca libre me besó apasionadamente. Rodrigo comenzó a acariciar al unísono los dos sexos femeninos. Seguimos toda la noche, intercambiando manos, bocas, hombres y mujeres. Gozamos apasionadamente. Rodrigo me miró y sonrió, guiño un ojo y me dijo – Amo la impuntualidad-

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2 comentarios

  1. 1. Forvetor dice:

    bien por tí, eres de lxs pocxs que se atreve con la literatura erótica. me ha gustado el relato. quizá le hubiera venido bien algo de blanco por el medio. separar los guiones de texto del resto del párrafos. usar más puntos y aparte… esas cosas que hacen que el texto resulte más ligero 😉

    Escrito el 30 enero 2014 a las 18:26
  2. 2. Forvetor dice:

    “los guiones de diálogo” … que se me cruzó una neurona 😛

    Escrito el 30 enero 2014 a las 18:28

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