Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La Decisión. - por rakel

Apuró el paso al escuchar las doce campanadas, sabía que llegaba tarde, pero era eso lo que quería. No tenía ganas de celebraciones: el año que se iba no le había aportado nada positivo y el que empezaba no auguraba ser mejor si él no lo remediaba. Estaba cansado y no sabía cómo explicarle que necesitaba irse por una temporada, dejar todo atrás y hacer aquello que llevaba anhelando desde que tenía uso de razón: viajar a la Patagonia. Necesitaba perderse en ese inmenso territorio, un lugar inhóspito para muchos seres humanos, según había oído, pero lleno de vida para él. Los nuevos ricos rusos y chinos sí que lo estaban convirtiendo en un territorio poco atractivo para gente como él y aborrecía el hecho de que estos nuevos personajes se aprovecharan de la coyuntura y pretendiesen salvar este pedazo de tierra tan preciado de Argentina comprándola a precio de saldo.
No había sido una decisión precipitada, llevaba meses pensando cómo abordar el tema… pero la misma espera había precipitado los acontecimientos y ahora no había vuelta atrás, hoy era el día. Nunca se había caracterizado por el don de la oportunidad, así que no pasaba nada si otra vez le fallaba, ya estaba acostumbrada; desde que se conocieron siendo niños, no había dejado de sorprenderla provocando situaciones incómodas, haciendo comentarios inapropiados y manteniendo actitudes evasivas… nunca había querido comprometerse, ni con los amigos, ni con sus padres o hermanos, y mucho menos con ella.
Había llegado por fin, no había nadie por los alrededores del edificio, pero se oía un gran bullicio que provenía del interior, amortiguado por los gruesos cristales de las puertas correderas de la entrada. Un paso más y se abrirían ante él… Ya estaba dentro, la función iba a comenzar.
Preguntó por la planta donde ella se encontraba. Este año no había habido más remedio que celebrar el fin de año con las enfermeras del hospital en el que ya llevaba dos días. Cuando llamó para preguntar por ella le habían dicho que todo había salido bien. Antes de venir había pasado por la oficina de viajes para acelerar los últimos trámites y se le había hecho tarde, lo cual era un incordio porque ahora perdería tiempo explicándole lo que no se podía más que aclarar con hechos, o decisiones como las que había tomado y que empezarían a hacerse realidad en unos días.
Se plantó frente a la puerta de la habitación; indeciso, tras unos segundos de duda agarró el pomo y, girándolo suavemente, abrió la puerta; lentamente miró hacia el interior y allí, en la penumbra, acertó a vislumbrar la espalda y la nuca encanecida de su padre, ligeramente inclinado hacia delante con la mano derecha tocando la carita del recién nacido que dormía plácidamente en los brazos de su madre. Petrificado y asustado por la escena de la habitación, echó el cuerpo hacia atrás con gran esfuerzo y, silenciosa y pausadamente, cerró la puerta tras de sí.
Volvió sobre sus pasos, pasando rápidamente por el cuarto en el que las enfermeras celebraban el comienzo del nuevo año bebiendo lo que parecía ser champán de unos diminutos vasos de plástico. Aprovechando el ruido de su charla y sus risas, se deslizó suavemente hacia la entrada del hospital.
Una ligera brisa soplaba mientras las olas marcaban el ritmo de sus pasos, ligeros ante la necesidad de alejarse cuanto antes de ese lugar que le quería engullir. La decisión estaba tomada, nada ni nadie le haría cambiar de opinión, ni su padre, ni ella, ni su hijo…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Me toco leer tu relato para explicarle a un amigo nuevo como comentar. Me gusto mucho.

    Felicidades!

    Escrito el 28 enero 2014 a las 18:20
  2. 2. DavidRubio dice:

    Es un relato valiente. El protagonista no hace lo correcto, pero el ser humano es contradictorio, frágil y su hastío le hace huir. Ni su paternidad le da alegría. Saludos

    Escrito el 28 enero 2014 a las 23:42
  3. 3. Kangreja dice:

    Lo que me gustó del relato, es que consigues que el lector quiera llegar al final para ver que es lo que va a hacer el protagonista, porque desde el inicio cuentas que algo va a pasar, no me imaginé que fueses eso, pensé en algo más del tipo destruir un lugar o algo así. Bien conseguido tú relato. Nos seguimos leyendo. Saludos.

    Escrito el 30 enero 2014 a las 02:42
  4. 4. Servio Flores dice:

    Buen relato, muy bien llevado. Me ha gustado.
    Felicidades

    Escrito el 30 enero 2014 a las 04:08

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.