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El callejon - por Ismael Tomas Perez

EL CALLEJON

Apuró el paso al oír las doce campanadas. Inés había estado trabajando hasta muy tarde, tanto que era casi medianoche. Cuando salió de su oficina fue maldiciendo el porque tenia que ser empresaria, cuando todos sus empleados ya se habían marchado hacia mas de tres horas. Era Nochevieja y quería llegar a tiempo a casa.
Al salir a la calle, Rodrigo, el guarda jurado del edificio la echo un piropo, tenia amistad con ella y aprovechando que estaba guapísima le dijo: – Algún día te saldrá un novio de un callejón.-
Inés empezó a caminar desde su oficina por aquella calle angosta, intentado atajar para ir a su casa a tiempo del cambio de año, iba paralela al rio y acaba al fondo en una gran avenida que cruzaba este, enfrente del cual, dos manzanas mas adelante tenía su casa. La distancia no era larga, por lo que no llevaba nunca el coche pero a esas horas asustaba un poco. Caminaba rápido, ya era tarde, estaban a punto de tocar las doce campanadas en una iglesia cercana cuando, de repente, de un pequeño callejón perpendicular a este asomo un hombre deteniendo a Inés al cogerla de un brazo.
Esta quedó inmovilizada de miedo, había salido de repente y la había abordado. El terror se adueño de ella, era un hombre maduro, mal vestido, un autentico vagabundo, enfundado con un abrigo totalmente nuevo pero enorme para su talla. A pesar de su condición, este abrigo le daba un aspecto señorial.
Inés intento gritar, pero su voz estaba ahogada por el pánico. Se soltó zarandeándose de la sujeción del brazo y sin pensarlo dos veces emprendió una veloz carrera hacia la avenida de enfrente. Afortunadamente era delgada y ágil como una gata, con unas largas y bien torneadas piernas que le facilitaron la huida.
Casualmente, al asomar a la esperada avenida cruzaba una patrulla de la policía que alertados por la carrera y los gritos de Inés, se detuvieron y bajaron del coche a socorrerla . Después de tranquilizarla fueron en busca del sujeto recorriendo el callejón varias veces de arriba a abajo sin ver a nadie.
Quedo muy desconcertada, pensaba que los policías no la creían al no haber encontrado a nadie, se puso muy nerviosa y empezó a llorar. La habían intentado atacar y ahora la policía la estaba tomando por loca, no podía creerlo.
Cuando llego a casa, Andrés, su compañero le comento al oír lo referido: -¿No sera que te obsesionaste con las palabras del guarda jurado?. Quizá te quedo grabada la frase de que te saldría un novio de un callejón.
Se sentó en el sofá y se puso a llorar. Al día siguiente al encender la televisión no pudo contener su asombro cuando vio un reportaje de lo que le había sucedido. Era un programa que trataba sobre bromas pesadas con cámara oculta.

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2 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Me resulto entretenido.

    Saludos

    Escrito el 28 enero 2014 a las 19:52
  2. La idea no está mal, pero me falta un poco de chicha. Veo un tanto forzado que casualmente esté allí un coche patrulla y que si realmente fue una broma de cámara oculta, no haya rastro del tipo ni de todos los que graban la broma por los aledaños. También encontré una incongruencia en las campanadas. Si empiezas con la frase: “Apuró el paso al oír las doce campanadas.” no puedes luego decir: “Caminaba rápido, ya era tarde, estaban a punto de tocar las doce campanadas en una iglesia cercana “, puesto que ya las había oído antes.
    Un saludo!!

    Escrito el 30 enero 2014 a las 22:28

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