Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Impulsos - por Matilda Wormwood

Apuró el paso al escuchar las doce campanadas.

Es increíble lo que puede cambiar la vida en tan sólo eso.

Aquella tarde habían discutido. Ella había vuelto a casa después de tres largos meses fuera. Ingenua, pensó que nada habría cambiado; que podría cruzar de nuevo aquel umbral y gritar “¡estoy en casa!”. Pero lo único que gritó fue su silencio. El profundo y doloroso silencio en los ojos de él.

Exactamente tres meses antes, el 31 de septiembre, ella había salido de aquella casa, de entre esas paredes de papel marchito con rayas. No podía rechazar la gran oportunidad que le habían ofrecido. Cumplir su sueño, actuar en teatros, aunque fuera con una pequeña compañía local. Era todo lo que deseaba, lo que siempre había querido. No podía decir que no, y él tendría que entenderlo; quizá no ese día, quizá tampoco el siguiente. Pero no podía basar su vida en el entendimiento de otros.

Así que se fue. Sin despedidas.

Aquella noche él llegó del trabajo. Alicaído y cansado, sólo podía pensar en ella. Últimamente las cosas no le habían salido muy bien, y ella había sido el blanco de todas sus desgracias, su diana del odio particular. Paró en una pequeña floristería cercana a su casa, y compró dos flores. Una por ella. Otra por ambos. Él no se merecía una tercera flor; su flor tenía que ser también la de ella, porque ella lo era todo. Había tardado demasiado tiempo en darse cuenta. Corrió hacia casa con el pequeño ramo entre sus manos, pero la carrera fue en vano. Ella ya se había marchado.

Una nota. Dos palabras: “Lo siento”.

Tres meses después ya era Nochevieja. Tres meses para olvidar. Cada día que había pasado, cada segundo, era doloroso. Él no podría comprender jamás por qué se fue así, sin más. La había visto en los periódicos, en las revistas, en la televisión. Había recortado extractos de noticias donde hablaban de la maravillosa interpretación de la noche anterior. La maravillosa interpretación de su mujer. Releía cada frase de sus entrevistas, tratando de encontrar algún mensaje oculto. Alguna señal clara de que ella aún lo tenía presente. Pero no había nada.

Nada para él.

Su dolor había crecido de una manera atroz, instalándose en su pecho; salió de aquellas paredes impregnadas de su olor y quiso vivir, pero no pudo. El dolor, como una sombra desplegada en el suelo, era su fiel compañero, el más fiel que jamás había tenido.

Y de repente, ella volvió.
– ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Por qué has vuelto?
– Hoy es Nochevieja. Jamás la he pasado sola.
– Ah, claro. ¿Sabes qué? Creo que yo podré pasarla solo. No he hecho otra cosa. ¿Crees que para mí cambia algo que hoy sea fin de año? ¿CREES QUE CAMBIA ALGO?
– No me arrepiento de lo que hice. Lo necesitaba. Necesitaba vivir. Siento que estés así, pero si no lo hubiera hecho dos personas habrían sufrido aún más de lo que una sola lo habría hecho.
– Así que eso soy. Un mal menor.
– No, no eres un mal menor. Debía hacerlo. Y hoy… no miento; jamás he pasado este día sola.

Entonces fue él quien cruzó el umbral. Aquello no podía estar pasando. No era así cómo se había imaginado el reencuentro. Ni siquiera había pensado que pudiera haber uno. Tanto egoísmo no era justo. Corrió escaleras abajo, trastabillando y confuso.
Ella lo vio alejarse por la acera, sin echar la vista atrás. Jamás la entendería, nunca comprendería sus razones. Razones que sería incapaz de explicar, por otro lado.

Y pasaron las horas.
22:00.
23:00.
23:30.
23:59.

En ocasiones, un impulso puede cambiarte la vida. Así que apuró el paso al escuchar las doce campanadas, y corrió a buscarle.

En el fondo, la vida se mueve por impulsos. Aunque a veces duela.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Me ha gustado mucho. En la persecusion de nuestros sueños hay veces que se tienen que tomar desiciones que tal vez lastimen pero en el momento son muy validas. Soy un eterno optimista y se que si la historia continua.. van a tener final feliz.. verdad?

    Felicidades, muy bueno.

    Escrito el 28 enero 2014 a las 17:15
  2. 2. lunaclara dice:

    Hola Matilda: A mí también me ha gustado mucho la forma de expresarte, cómo muestras los sentimientos de ambos, cómo haces pasar el tiempo… es demoledor. Y esta frase me encanta: “Pero no podía basar su vida en el entendimiento de otros”. Gran verdad.
    Quizás el diálogo que ambos mantienen podría ser más natural… pero está genial, en serio.
    Felicidades!

    Escrito el 31 enero 2014 a las 11:57
  3. 3. Emmeline Punkhurst dice:

    Lo que más me ha gustado es el desencanto que transmite. También has logrado una cosa y es que me identifique con el personaje masculino y que el femenino me provoque rechazo. No sé si era esa tu intención pero aún así te felicito.

    Escrito el 5 febrero 2014 a las 20:26

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.