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El tiempo - por Liu Ortiz

Apuro el paso el escuchar las doce campanadas ya que mi mente, algo distraída realizó en mi andar un sinfín de pensamientos ilógicos los cuales, al tratar de comprender me hicieron perder el ritmo de mi caminar. Esto no significa que sea tarde, significa el comienzo de algo espectacular, algo que podemos lograr. Ya comienzo a pensar en mis nuevos retos, en mis propósitos, en cómo lograrlos, sin pensar siquiera un poco en mis preocupaciones, en los temas que dejé inconclusos.
Ya teniendo todo listo en mi mente, mi cuerpo se llena de satisfacción, me siento fuerte, me siento listo, no me hace falta nada y comienzo a elaborar todo mi esquema de cómo realizar todo; en ese momento comienzan a surgir dudas, surgen nuevos pendientes y mi plan comienza entorpecerse, ahora será más lento. Mis planes se empiezan a modificar, el tiempo es insuficiente y los pendientes siguen aumentando.
Sin llantos comienzo a organizar todo, tomándome el tiempo necesario para no dejar pendientes sin resolver que sigo sin poder concluir. Ahora ya se sumaron distracciones, ya tengo nuevas responsabilidades, mi plan está fallando ya que no contemple que las cosas podían cambiar. Pero sigo fuerte sigo vivo, no me dejare caer. Voy a invertir más tiempo, ahora me encuentro mejor, logré sacar adelante mis nuevos pendientes y me queda tiempo para comenzar con mis propósitos, ahora que comienzo con esto me doy cuenta que invertí tiempo innecesariamente y las prioridades se convirtieron en pendientes; ahora ya he resuelto problemas o puesto en marcha cosas innecesarias, si regreso perderé más tiempo el reloj sigue corriendo, no cabe duda tengo que seguir, tengo que aceptar mis errores.
Sigo con mi buen pensamiento y comienzo a enderezar todo, ahora ya todo tiene algo más de sentido todo comienza a tomar forma y lo que era un cuello de botella comienza a fluir. Sigo resolviendo nuevos pendientes sin descuidar mis propósitos y nuevas responsabilidades pero sigue siendo lento, ahora cuento con menos tiempo libre, el tiempo que me ayuda a respirar, a despejar mi mente, ahora ya la presión se comienza a apoderar de mí pero no aflojare mi curso a pesar de la acumulación de carga. Ya respiro y comienzo a tener más velocidad para la resolución de mis pendientes y mi mente comienza a identificar con mayor facilidad los atajos. Su destreza empieza a crecer.
Ahora ya cuento con más tiempo ya que he adquirido experiencia ya mis pendientes no me generan tanto peso pero sigo presentando temas inconclusos. Ahora es el momento de poner toda la experiencia obtenida en marcha, ya nada me detendrá. Comienzo a poner fin a los pendientes con una inexplicable facilidad, claro ahora ya todo es más sencillo, ya mi capacidad de resolución se va incrementando. En ese momento mi mente comienza a divagar, mis pensamientos me hacen caer en un silencio absoluto, una parálisis momentánea.
De un momento a otro mi cuerpo se encuentra en un trance del cual comienza a salir al momento de escuchar una clase de sonido muy familiar, un sonido que me hizo reaccionar, que se interpretaba como alerta. En ese momento guié toda mi atención a ése sonido y vaya sorpresa era el sonido de las campanas, mi tiempo se había agotado y sin más que decir todo termino, ahora ya todo sería un nuevo comienzo.

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