Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La campana de los maragatos - por carlones

Apuré el paso al escuchar las doce campanadas, una vez más me había perdido el espectáculo. Aún así, esperaba llegar al último repique y lograr por fin comprender el misterioso secreto del campanario.
Cuando llegué, los enamorados Colasa y Juan Zancuda, habían terminado el trabajo que cada día realizaban meticulosamente. Condenados a vivir separados por la campana que la bruja colocó entre ellos, cada minuto que pasaba se miraban, se enviaban fuerzas y al llegar la hora en punto, golpeaban con violencia la maldición, manifestada en la campana que cada día deterioraban un poco más, hasta que llegara el momento de su destrucción y poder así continuar su amor.
Contaba la leyenda, si es que alguna vez la hubo, que un nigromante perdió la cabeza cuando en una ocasión bajo del sagrado monte y contemplo a una hermosa doncella bañándose desnuda en las aguas del Jerga. Quedó tan cautivado por la belleza de la maragata que se bebió las aguas que habían refrescado tan esbelto cuerpo, convirtiendo en arrollo el caudaloso rio, raptó a la muchacha y encerró a la bruja de su mujer en las cuevas de su guarida.
Durante días la búsqueda se hizo interminable, día y noche, por bosques, aguas y senderos, indagaron inútilmente el rastro de Colasa. Únicamente Juan, el arriero, al regreso de su viaje mercantil por Galicia, siguió explorando el terreno en busca de la única mujer a la que amaba. Cuando después de semanas dio con su paradero, guiado por las tristes melodías que ella susurraba y el oía en su corazón, Juan, libero a su dama, y ambos, asiendo unas terribles mazas, liberaron a la bruja y se enfrentaron con gran valor al mago, venciéndolo y arrojando su cuerpo dentro de la marmita en la que realizaba sus temidos experimentos. Antes de alearse con el metal que este fundía en la olla, logro lanzar su maldición, convirtiendo a los amantes en grandes autómatas. A su vez la bruja, convirtió el contenido de la olla en una gran campana, que el pueblo colocó en lo alto del nuevo consistorio que construyeron en honor y agradecimiento de los dos maragatos. A cada lado, frente a frente, instalaron a Colasa y a Juan Zancuda y cada día marcaban las horas golpeando con violencia al nigromante, convertido en campana.
Desde entonces los habitantes de la capital maragata dejaron de tener miedo a la brujería, sabían que los gones que oían no solo eran las tañidos que marcaban las horas, eran en realidad los gritos de dolor que el hechicero lanzaba al aire con cada golpe de maza que recibía, llegaban tan lejos que bastaban para que ningún maléfico ser, se atreviera a merodear cerca de esas tierras, incluso bastaba decir que eras de la maragatería para sentir el respeto y confianza que en otras comarcas les profesaban. Un arriero maragato y su prometida habían acabado con uno de los últimos y más temidos brujos y eso siempre seria bendecido y agradecido.
Sólo, desde la terraza de uno de los locales de plaza mayor, despierto de mi sueño y contemplo la torre del ayuntamiento, los dos autómatas, me miran fijamente y me transmiten su deseo de descansar. Llevan demasiado tiempo dando golpes a la campana y está nunca cae, están cansados y piden ayuda. No lo dudo y sin pensarlo escalo, como puedo, la fachada del edificio. Al llegar junto a ellos, Colasa me cede su mazo y de unos pocos golpes derribo la atalaya, que al estrellarse contra el suelo y hacerse añicos termina con el maleficio. Juan y su compañera se dan un apasionado y largo beso y regresan a casa, ante la atónita mirada de los turistas que cada día les visitan.
Me he quedado transpuesto, termino los restos helados de mi café, miro el reloj y compruebo que afortunadamente todo sigue en su lugar. Ignoro el tiempo que llevo dormido sobre la mesa, soñando extraños acontecimientos que jamás pudieron ocurrir. Sería un desastre que uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad desapareciera, el número de turistas descendería considerablemente y la economía local se vería seriamente perjudicada. Ahora comprendo porque las dos figuras metálicas, que presiden la plaza mayor, pasaran el resto de la eternidad distrayendo a los forasteros dando las horas a golpes.
Llamo al camarero y pido una pizza para desayunar mientras hago apuestas conmigo mismo para ver quién será el primero golpear, ¿Juan Zancuda o Colasa?

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    Interesante, googleé y aprendí algo sobre los maragatos. El espacio seguro afecta, pienso que puede desarrollarse, algunas partes se quedan como enunciado.
    Saludos

    Escrito el 30 enero 2014 a las 07:08
  2. 2. carlones dice:

    Gracias Servio por pasarte por aqui. Me alegro que buscaras información sobre los maragatos, esa era una de mis intenciones. Releyendo el cuento me doy cuenta que omiti algun detalle. Fue una historia que se me ocurrió a ultima hora y tuve que terminar deprisa y corriendo. El tema de la bruja no acabo de convencerme, pero me ayudo a salir del paso. Los maragatos y su campana existen, cada dia dan las horas en Astorga. Desconozco el por qué estan alli y no tengo ni idea de si existe alguna leyenda a su respecto. Gracias de nuevo. Un saludo.

    Escrito el 30 enero 2014 a las 23:35
  3. 3. Eloyzinho dice:

    Preciosa historia, Carlones, enhorabuena 😀 Tiene mucho más mérito tras leer tu explicación de que se te ocurrió a última hora, menuda imaginación que tienes 🙂

    Muy buen desarrollo, del que sólo me ha descolocado un poco esa especie de sueño dentro del sueño, ya que tras describir la leyenda se dice “despierto de mi sueño”, y justo en el siguiente párrafo “me he quedado transpuesto”, con lo que quizás se abusa un poco del tema de los sueños. Es posible que pudieses dar con una forma de evitarlo.

    De la forma he apreciado alguna pequeña falta de ortografía (corregidas quedarían “bajó del sagrado monte y contemplo”, “él oía en su corazón”, “liberó a su dama”, “pasarán”, “ésta nunca cae”).
    Alguna redundancia, como sucede con “liberó” y “liberaron”, que se emplean muy juntas una de la otra. Luego hay una oración en la que sobra una coma, ya que en “para que ningún maléfico ser, se atreviera” esa coma no debería separar el sujeto del predicado.

    Todos esos detalles son menores y pueden corregirse con una revisión atenta, que quizás no hayas podido llevar a cabo al escribirlo muy justo de tiempo.

    Un gran relato 🙂 Buen trabajo.

    Escrito el 5 febrero 2014 a las 13:06
  4. 4. carlones dice:

    Gracias Eloyzinho por tu comentario. Cuantas veces te has despertado y no sabes si aún duermes o sigues soñando? Eso le paso al protagonista. En realidad solo es un sueño.
    En cuanto a faltas de ortografía es un tema que tengo pendiente. Soy bastante descuidado al respecto y suelo dejar que el Word me corrija, haciendome cometer fallos como en esta ocasion. Tendria que estudiar gramatica pero solo pensarlo me da pereza y escalofríos. Aún asi tendre que hacerlo para desarrollar mi escritura. Por cierto que entre todas las faltas que me corriges, gracias, se te olvido “arrollo”. En realdad es “arroyo”.
    Este mes estoy intentando dar una explicación a la pelea con el nigromante, pero la inexperiencia con las luchas, el trabajo y los juegos con mi hija me lo ponen dificil.
    Muchas gracias.

    Escrito el 5 febrero 2014 a las 16:55

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.