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Vision de un Guerrero - por Osvaldo Mario Vela Saenz

Visión de un Guerrero
Las luces del escenario más grande del boxeo, el Madison Square Garden, lo encandilaban. Recibía oportunidad que pocos alcanzan. Pelea por la supremacía de peso Ligero. Su contrincante un boxeador de ascendencia rusa, Dimitri Koslov, quien poseía pegada avasallante además de una rapidez de reacción que rayaba en lo increíble. ¿Cómo fue que se dio una pelea tan dispar? Él, Guadalupe García, fanático y practicante del boxeo contaba en sus haberes con veinte peleas. Todas ellas definidas por nocaut. Se ganó la oportunidad por presumido. Alcanzar veinte disputas, todas ganadas por la vía del cloroformo lo hicieron sentirse el boxeador más grande de todos los tiempos, aunque los contrincantes vencidos fuesen insignificantes. Subió a la galaxia del internet un reto; “Si en este momento peleo con el campeón del mundo, Dimitri Koslov, lo noquearé en el sexto round”. Esta misma aseveración era la que usaba Dimitri en cada defensa de su título. La difusión de su desafío viajó por el espacio cibernético llegando cual paloma mensajera a su retado. A Dimitri, boxeador con muchas peleas en su andar y dieciocho defensas de campeonato ganadas en el sexto round, no le agradó la osadía de aquel mozalbete que se atrevía a desafiarlo usando su propio legado. Contestó el desafío. “Permitamos que nuestros promotores se encarguen de ponerle fecha”. Tal vez si Dimitri hubiera ignorado o no contestado el texto, la pelea no se hubiera dado. Pero la prensa y los medios pendientes de noticias sobre el campeón le dieron la difusión justa para que los fanáticos del boxeo respondieran al llamado de aquel valiente pueblerino. Recibió en su natal San José de la Sierra, la visita de innumerables periodistas y cámaras de televisión. Se le otorgó invitación para participar como analista deportivo en peleas de campeonato en Las Vegas. Su fama y su personaje subieron como la espuma ante los ojos del mundo. La fecha pactada llegó. Guadalupe caminaba bajo las luces del coloso de su vida. El primer round le sirvió para estabilizarse dentro de ese ambiente. Sentía el fuerte golpeo de su contrincante con una rapidez difícil de evadir. Logro salir avante un poco maltratado. Su meta era llegar al sexto round, ahí recibiría la oportunidad de salir a flote de aquella encrucijada. El segundo round fue más castigador que el primero. Recibía la andanada de reveses sin poderlos evitar. Los minutos semejaban horas hasta sonar la campana. El tercero empezó con recuperación de claridad en su mente. Había descubierto un secreto al analizar los videos del campeón mientras se preparaba. En el sexto round al rematar a su oponente hacía un movimiento en falso. Bajaba la guardia para plantar su pie izquierdo con firmeza y darle toda la fuerza al golpe demoledor que ya le había otorgado diez y ocho triunfos consecutivos. Debía de llegar a ese round. Su derecha estaría esperando ese movimiento y su diestra era tan aniquiladora como ninguna otra. Sufrió intensamente el cuarto round, le faltaba el aire, le dolía todo el cuerpo. Su juventud y su condición física fueron claves para resistir. El quinto round lo puso a prueba. Desde su esquina y antes de empezar, las luces lo cegaban y lo llamaban a la entrega. Quiso darse por vencido. Terminar de tajo con la pelea de su vida, pero intuía que el sexto round seria suyo.
Sonó la campana con timbre de victoria: así la escuchó Él. Su atacante no perdió tiempo. Embistió como toro de lidia. Guadalupe no perdía de vista el pie izquierdo de su contrincante. En cuanto lo vio plantarlo con firmeza en la lona, ladeo su cuerpo hacia su izquierda y soltó el golpe de su derecha con toda la fuerza que había reservado para ese momento. Lo visualizado tantas veces en sus altas y sus bajas sucedió. Su rival en la contienda de vida, caía fulminado. El conteo podía durar una eternidad. Se vio rodeado de gente que lo había apoyado. Lo mantenían en vilo. Llegó al centro de la decisión, se sentía de nuevo revitalizado. Cuando al final lo nombraron campeón, levantó sus brazos con Energía. Al hacerlo escuchó cálidas palabras que le decían: “qué bueno que ya regresaste hijito, bien decía el doctor que si llegabas al sexto día, sobrevivirías”.
–Mamá te hubieras esperado tantito. Pretendía Ceñirme el cinturón de campeón que obtuve en mi sueño.
— Para mí ya eres un campeón. Con cinturón o sin él, venciste a un contrincante feroz: el A1H1 cepa rusa.

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2 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Que tal Osvaldo?

    Tu relato me ha gustado mucho. Creas el universo de sueño para cualquier retador. Una historia que llega y jala en atencion a seguir leyendo hasta el final.

    Los puntos que creo se puede mejorar:

    Doy mucha batalla con esto, pero a mi me gustaria que hubieras separado mas en parrafos. Cuando esta todo apretado a veces es dificil de seguir. Con una buena reestructuracion le daras mas fuerza a tu escrito.

    La pelea me resulto insulsa. Creo que falto un poquito de mecha, de punch.

    El giro final me gusto, aunque no me tomo por sorpresa. No se si fue intencional, pero al ir leyendo, se percibe como una fantasia de Guadalupe, como un sueño, tal como te habia comentado mas arriba.

    Y la final, no encontre la palabra secreto, que era parte del ejercicio.

    Pero son cosas mias. En realidad disfrute leer tu relato, enhorabuena.

    Escrito el 12 marzo 2014 a las 18:34
  2. 2. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Gracias José Torna por tus comentarios. El secreto esta Escondido entre lo apretujado del texto. Hay un parte donde digo que al estarse preparando para la pelea descubrio un secreto creo que fue en el tercer round. Gracias.

    Escrito el 15 marzo 2014 a las 06:36

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