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El misterioso secreto de la reina - por Ricar

El autor/a de este texto es menor de edad

Shasa la hija de la emperatriz Sharisia caminaba por la arena de la playa en compañía de su perra Luka. Le estaba diciendo:
—Me encantan los ojos azules del príncipe Rod, quizás me case con él algún día—una sonrisa se trazó en sus labios.
Se le pasaban los minutos volando de tanto hablarle. De pronto, oyó un ruido extraño en la oscuridad de la cueva.
—¿Que ha sido eso Luka?—le preguntó dándose la vuelta hacia atrás-¿Nos acercamos?-El fiel animal le contestó con unos ladridos.
Una terrible fuerza la impulsaba hacia la cueva, con pasos lentos se acercó. Ella palpó una cabeza, inmediatamente aquella criatura se alzó al vuelo agarrándola con sus afiladas uñas, mientras su madre que se había arrepentido de haberla dejado salir sola la vislumbraba desde abajo.
—¡Dioses!—perpleja se puso las manos en la cabeza.
Al día siguiente empezó el XV torneo de Sharisia en la que miles de soldados de todos los lugares luchaban para ganarse la espada de oro y como diferencia a otros años la reina tenía para el ganador un misterioso secreto.
Como claros favoritos del torneo eran los jóvenes reyes Goten. Adiestrados por el anciano y sabio Taidor, les había inculcado numerosas técnicas de combate desde muy pequeños, lo demostraron a lo largo del torneo. Cada rival poseía una enorme corpulencia pero carecía de inteligencia así que no tuvieron grandes problemas. Estos gemelos se odiaban desde que aprendieron a luchar, competían por cualquier motivo para creerse el uno mejor que el otro, lo que no sabían era el castigo que les iban a imponer los dioses.
Por otro lado también destacaba un guerrero que se hacía llamar Smilser, de familia humilde pero de una fuerza abrumadora que no tenía ningún noble, acababa con sus enemigos en cuestión de segundos. El público atónito se quedaba al verlo luchar con tanta potencia y habilidad. Pasado gran parte del torneo llegaron a la semifinal los hermanos Goten, Smilser y un vanidoso llamado Rod.
En el primer combate se enfrentaban Fred, el menor por dos minutos contra Rod, al principio se mostraron igualados, chocando las espadas sucesivamente pero un error cometió Fred.
—Te venceré, rata asquerosa—dijo desaforado al tiempo que se oían los gritos del público.
Desdichadamente la espada se encasquilló en la madera al destrozarla lo que le obligó a esquivar inmediatamente la de Rod, sin una arma en poder le fue fácil eliminarlo, le dio un puñetazo en la cara y después en el estómago, esto le hizo caerse al suelo.
Segundos después puso la punta de la espada en su cuello, dando por concluido el combate.
Después se acercó su hermano, le recriminó con unas palabras que acrecentaban el odio que tenía por él.
Has puesto en ridículo a la familia, menos mal que estoy yo para enmendar tus errores—le dijo clavando sus ojos como dos alfileres.
Él tampoco salió bien parado pues le había puesto una pócima maliciosamente, al comienzo del combate ya notaba los síntomas, mareos, sudores, temblores…
Gastó sus últimas fuerzas por empeñarse en ganar.
—Voy a dejar que te diviertas un rato, luego te mataré—le dijo buscando que perdiera el control.
—¡Ni en tus sueños barbudo!, ¡te veré en el infierno!—le dijo a la vez que le envestía con la espada numerosas ocasiones como podía.
Pasados unos pocos segundos decidió acabar de una vez por todas con el rey. Impactó su espada de tal forma que partió a la suya por la mitad. Después lo cogió por el cuello y lo tiró al suelo. Se vio en la misma situación que su hermano pero esta vez peor puesto que la reina había ordenado que acabara con su vida. Reglas del torneo. Su madre contemplaba la escena histérica con ojos lagrimosos, mientras su hermano comprendió que un profundo sentimiento de culpa le inundaba el alma, ya tarde se dio cuenta que en verdad quería a su hermano pero no supo demostrarlo, sus anhelos de ser mejor que él habían hecho añicos su relación.
A la noche la reina reveló el secreto.
—Organizaré un poderoso ejército de todos los reinos con el fin de encontrar a mi querida hija en las tierras desconocidas-dijo con seriedad y con una pincelada de nostalgia.
—Eso es imposible mi lady-dijo el rey Prodon—vos sabéis como terminó la última expedición.
—No se hable más-le interrumpió furiosa.—Smilser será el que tome las riendas de esta búsqueda.
—posiblemente su hija esté muerta-dijo tímido un noble.
La emperatriz lo mandó a decapitar.

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