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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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SE VENDE MEDALLA EN PLATA, ESMALTADA Y CON CINTA AZUL - por Marazul

Entre grises y azules eran aquellos ojos de largas pestañas negras que le miraban con devoción.
-Cuéntame una historia abuelo. !Venga!, de la guerra.
Era imposible resistirse a las peticiones de Lucas cuando éste reclamaba atención. Por eso Tomás, siempre que podía, le narraba sucesos; algunos vividos, otros inventados, producto de su imaginación. Pero el chico tenía preferencia por los episodios de guerra, de la guerra civil.
– Entonces…¿a cuantos mataste abuelo?, dime, ¿a cuantos soldados mataste?
-¿A cuatro…,a cinco soldados enemigos?
Tomás calla, con la mirada distraída, en actitud pensativa.
-Bien Lucas, dice el abuelo animándose ya, al mismo tiempo que le arropa en la cama, te voy a contar una historia que me pasó de verdad.
Esto ocurrió en el año 1938, a principios de verano.
-¿Y papá y mamá habían nacido?-interrumpe el niño. -No, claro que no Lucas, yo era muy joven, un chico soñador y entusiasta, aún no conocía a la abuela.
-Bien, como te decía, en el mes de julio de aquel año me encontraba destinado en el frente. Estaba al mando de una compañía de infantería con la orden de cruzar el río, el gran río Ebro, por sorpresa. Todo el escaso material del que disponíamos lo transportábamos en grandes barcazas. Una vez cruzado el río, y como estábamos muy escasos de camiones, la mayoría de las veces íbamos a pié. Las caminatas de aquel verano resultaron ser agotadoras, y en ningún momento sospechamos que iba a ser el inicio de una gran batalla, la más larga de toda la guerra que causó multitud de bajas en los dos bandos.
Tuvimos que cavar unos huecos muy profundos en el suelo para delimitar nuestras posiciones y poder defendernos.
-Trincheras ¿no abuelo?
Tomás asiente con la cabeza y ya inmerso en sus recuerdos prosigue.
Una noche calurosa y estrellada salí de la trinchera con la única intención de estirar un poco las piernas y encender un cigarro. Con cautela y sin traspasar las alambradas con espino que limitaban la zona segura, me pareció escuchar un correteo y ver como algo se movía entre los matorrales. Pude distinguir un conejo y eso me animó a seguirle.
-Menudo festín nos íbamos a dar si le pudiera echar el guante…! pensé.
-jajajajaja…¿y le trincaste abuelo?
-Me temo que no Lucas, ese día no comimos conejo. Ocurrió algo muy diferente.
Agazapado entre los matorrales, en cuclillas y muy sigiloso para no ahuyentar al conejo me topé de frente con la cara de otro soldado; éste llevaba un uniforme diferente al mío, pero casualmente había tenido la misma idea que yo.
Mi instinto me llevó a echar mano del fusil, y rápidamente me di cuenta de que no estaba a mi alcance. Él tuvo la misma reacción pero fue más ágil derribándome de un golpe fuerte y certero. Fui a dar de bruces con la cara en la tierra. De una enérgica patada pude apartarle haciendo que su casco saltara por los aires. Entonces pude ver sus ojos muy abiertos y asustados fijos en mi. Era tan joven como yo, pero de más corta estatura y algo mofletudo. En sus manos el brillo de la hoja de un cuchillo, aquel con el que pretendía cazar al conejo, mientras que todo mi armamento consistía en un trozo de red destinada a la misma misión.
Ninguno de los dos dijo nada, ni un grito, ni una palabra, sólo se escuchaba el jadeo de nuestras respiraciones, los golpes secos; sólo se olía el aliento, se mezclaba el sudor.
Me lancé como un loco sobre su brazo derecho consiguiendo que soltara el arma, y entonces nos fundimos en un cuerpo a cuerpo rodando por el suelo. Cuando le tuve bajo mi dominio rodee su cuello con la malla y apreté, apreté con tanta violencia que casi me rompo las manos. Con los ojos cerrados para no verle la cara esperé hasta que dejó de patalear, se escuchó un último resoplido y luego el silencio total.
-Ganaste tú abuelo…ganaste la pelea…! gritaba el niño en su excitación.
Tomás ahora no sonríe, en su rostro hay una mezcla de sinsabor y pesadumbre.
Cuando se levanta en busca de su secreto, al rato regresa con el andar lento y una pequeña caja de madera entre sus manos. Su nieto, Lucas, duerme ya plácidamente.

Quizás sea mejor así, se dice, relegar esas pequeñas piezas metálicas con telas de diferentes colores, que un día prendieron en su pecho, al olvido.

Arrinconar recuerdos, desterrar odios y discordias.

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12 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Que bonito, Marazul! Has plasmado muy bien ambas personalidades, la adulta del abuelo y la inocente del nieto. Elegante lenguaje. Felicidades!!

    Escrito el 1 marzo 2014 a las 01:55
  2. 2. Peter Walley dice:

    Muy bien contado, da gusto leerte.

    Escrito el 1 marzo 2014 a las 08:14
  3. Hola marazul. Muy buen relato. Es una historia que encierra mucha tristeza y probablemente arrepentimiento. Con el paso del tiempo, los puntos de vista cambian y hay cosas que es mejor olvidar. La escena del enfrentamiento, no obstante, me ha sabido a poco. Me hubiera gustado leer algo más extenso. 🙂
    Un saludo.

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 00:03
  4. 4. Kangreja dice:

    Se lee de una forma fluida, y a pesar de ser un tema delicado, esta muy bien narrado. Felicitaciones, saludos.

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 04:45
  5. 5. Aurora Losa dice:

    Realmente conmovedor, precioso y no podría estar mejor relatado, redondo de principio a fin, y fantástica la forma en que contrastas las emociones de abuelo y nieto ante la misma historia. Enhorabuena.

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 13:47
  6. 6. Marazul dice:

    Muchas gracias a todos por leerme. Ahora os cuento un secreto: no me gusta nada escribir escenas de peleas. Tiene razón Virginia. El tema del enfrentamiento lo he pasado muy por encima……se nota que no me gustan las guerras ¿verdad?
    Un saludo amigos

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 19:17
  7. 7. carlones dice:

    A mi el cuento me gustó. Tuve la suerte de tener que comentarlo y me resultó muy fácil, ya que, excepto un par de detalles, esta bien relatado y los cambios del presente al pasado estan muy bien expuestos. Felicidades

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 22:09
  8. 8. Sandra dice:

    Hola Marazul,
    Me ha gustado mucho tu relado. Está muy bien narrado, y has conseguido que vea con claridad tanto al abuelo como al niño.
    Felicidades!

    Escrito el 5 marzo 2014 a las 16:55
  9. 9. Servio Flores dice:

    Vaya cuentazo, toca ud un tema espinozo y sale bien librada. Felicidades, un verdadero gusto leerle.
    Saludos

    Escrito el 6 marzo 2014 a las 05:25
  10. 10. Ada Lena G. P. dice:

    ¡Hola, Marazul!
    Me ha sorprendido gratamente cómo le has quitado importancia a la contienda de la Batalla del Ebro, episodio muy triste y serio acaecido durante la Guerra Civil Española y, sin embargo cómo haces recaer la verdadera intencionalidad de la pelea en una pujanza por el hambre sin mediar de pleno las ideologías de ambos bandos. Solo dos hombres y el hambre enmarcados en un conflicto mucho más amplio y complicado. El juego de lo inverosímil como golpe de efecto.
    Te felicito por tu buen trabajo.
    Saludos de Ada.

    Escrito el 7 marzo 2014 a las 21:16
  11. 11. Marazul dice:

    Hola a todos. Muchas gracias por los comentarios, por los buenos y por los menos buenos. Creo que en esta bonita tarea de escribir hay que ser modesto y no creernos nada. Siempre estamos aprendiendo y yo disfruto mucho imaginando y contando historias. Es verdad que esta última la situé en la famosa Batalla del Ebro y Ada Lena lo ha hecho notar. Prefiero tratar estos asuntos tan espinosos e importantes en su cotidianidad, en el día a día, lo que no viene en los libros, lo que nos cuentan nuestros mayores. Un abrazo

    Escrito el 8 marzo 2014 a las 18:16
  12. 12. José Torma dice:

    Hola Marazul.

    Me ha gustado mucho. Me hizo recordar a mi abuelo que ya a edad grande mia, logre que me contara en un viaje en carretera, parte de su vida y sus aventuras. Me platico como el recordaba de niño la revolucion mexicana y como su padre (español) lo saco de su cama con 2 años para llevarlo a salvo porque venian los revolucionarios.

    En fin, gracias porque tu relato me trajo una agradable sensacion de calor en mi corazon, recordando a mi pelon adorado.

    Muy bien escrito, felicidades.

    Escrito el 10 marzo 2014 a las 15:53

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