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¿Matarías por mí? - por @Aida_Lafuga

Web: http://alasdekristal.wordpress.com/

– ¿Matarías por mí?- Preguntó Ariadna al notar que Álvaro abría los ojos- Dime que matarías por mí, necesito escucharlo.

– Sin dudar- Contestó Álvaro, pero su voz entrecortada indicaba que mentía.

Al llegar a Fistelas, Ariadna pretendía poner fin a su vida anterior. Pero hay finales que duran demasiado. No se puede borrar lo que ha pasado, nada ni nadie puede hacer desaparecer los recuerdos. Y hay secretos que siempre acaban saliendo.

Álvaro siempre había estado enamorado de Ariadna. Se habían criado en el mismo edificio, sus madres eran amigas. Él tenía cuatro años menos que ella y la veía como inaccesible, era su amor platónico. Ella era una de esas personas que creen que no necesitan a nadie en su vida. Hasta que le necesitó.

En su cabeza no podía dejar de revivir aquella noche. Ariadna volvía de la primera fiesta a la que iba desde que su madre falleció. Al llegar a casa se metió en la ducha. El agua caliente caía sobre su cuerpo. No hay mayor placer que una ducha caliente después de una fiesta en una noche invernal. De repente escuchó que la puerta del baño se abría. Cerró el grifo y abrió la mampara, era su padrastro. Nunca le había gustado aquel hombre, siempre distante, de pocas palabras. Ariadna se tapó con una toalla y le pidió que se marchara del baño.

– Mantén la boquita cerrada. Tú tienes tu secreto, yo también quiero tener el mío.- Le susurró antes de abalanzarse sobre ella.

Ariadna intentó arañarle la cara, pero él sujetó con fuerza rápidamente sus manos. La tiró al suelo- ese suelo que siempre estaba frío, fuera invierno o verano-. Empezó a mover las piernas tratando de impedir que se le acercara. Él le dio la vuelta y se puso encima de ella bloqueando cualquier movimiento. Ariadna lloraba y gritaba, pero nadie parecía escuchar sus súplicas. Miró a su alrededor y vio una cuchilla de afeitar cerca, si estiraba el brazo podría alcanzarla. Lo estiró todo lo que pudo, pero él le dio la vuelta mientras le estiraba del pelo antes de que lograra cogerla. Se estaba quedando sin fuerzas, comenzaba a rendirse. Entonces apareció. Álvaro había escuchado sus gritos. Ella estaba mirando hacia la puerta del baño cuando él entró y golpeó a su padrastro. La cogió en brazos y salieron del baño. Ariadna le pidió que le ayudara a huir. Él lo dejó todo por ella, sin preguntas. La subió en la moto y buscaron un nuevo destino. Una nueva vida.

Las fiestas de Fistelas se acercaban, quedaba menos de una semana y tenían que tenerlo todo preparado. Pero siempre hay algo que se escapa de nuestro control.

Habían colocado carteles por todos los pueblos de alrededor. El padrastro de Ariadna tenía una conferencia en un pueblo cercano y pensó en acudir, pues tenía dos días libres.

Ariadna subió al escenario para dar comienzo a la velada. De repente lo vio. Estaba riendo con dos amigos, ni siquiera miraban hacia el escenario. Ariadna apresuró el paso y bajo rápidamente las escaleras del escenario, intentó esconderse entre la multitud. Envió un mensaje a Álvaro para decirle que se tenían que ir, que le esperaba en el coche. Empezó a andar rápido y terminó corriendo. De repente notó que alguien le cogía del brazo parándola.

– Qué sorpresa encontrarte por aquí.- Dijo su padrastro.

– ¿Qué quieres?- Preguntó Ariadna.

– ¿Le has contado a Álvaro tu secreto?- Su padrastro desvió la mirada hacia Álvaro, que se encontraba detrás de Ariadna- ¿Le has contado ya que antes de víctima fuiste asesina?

– ¿De qué está hablando, Ariadna?- Preguntó Álvaro con voz temblorosa.

– No le hagas caso. Tú me quieres, ¿verdad?

– Cuéntale cómo murió tu madre. Dile que estar en casa con una depresiva es muy duro, ¿no, Ariadna? Es muy fácil deshacerte de ella, unas dosis de más de Diazepam y se acabó el problema, ¿quién iba a dudar del suicidio de una depresiva?

– Álvaro no le escuches, tú viste lo que me hizo. Álvaro… ¿matarías por mí?- Le dijo mientras con sus ojos señalaba un tronco a escasos centímetros de él.

– No puedo, Ariadna. No puedo.

Álvaro cogió el tronco y golpeó con fuerza el coche que tenía al lado haciendo sonar la alarma. La policía que se encontraba en el recinto ferial no tardó en llegar. Tras explicarle lo sucedido, se llevaron a los dos detenidos. Ambos iban a pasar muchos años entre rejas. Hay amores que es mejor que se queden en platónicos.

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2 comentarios

  1. 1. Anna Lopez dice:

    Pues a mi me gusta Aida (vengo de leer tu twitt). Las escenas de acción están bien resueltas y son creíbles (que es de lo que trataba el ejercicio). En un relato corto no necesito saberlo todo para seguir la historia y ver que es buena y funciona, sobretodo gracias al secreto de Aida.
    Si aceptas una sugerencia, prueba con un final abierto, (quizás con la duda reflejada en el rosto de Álvaro habría bastado), y que sea el lector el que complete la historia.
    Mi opinión es que escribes muy bien. Sigue escribiendo.
    Abrazos

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 21:01
  2. 2. @Aida_Lafuga dice:

    ¡Muchísimas gracias Anna! No sabes la ilusión que me hace recibir tu comentario 🙂 y más en este relato con el que no quedé satisfecha… supongo que porque no es el estilo que suelo hacer. Apunto tus consejos, y nuevamente ¡gracias!

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 23:46

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