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Relato histórico (II) - por Cárlos

Víctor y Virginia habían hablado otra vez durante más de cuatro horas de sus proyectos, insensatos o no, de iniciar cada uno por su lado una nueva vida.
—Tonto —dijo Virginia que le besó con energía intentando animar la despedida—, ¿Te he contado alguna vez que tuve un novio que me robaba las bragas?
Los relatos de Virginia eran siempre vivos, se dejaba llevar por su instinto dramático, un talento natural que no la abandonaba nunca.
Víctor se dejó caer de espaldas sobre la cama y soltó una carcajada. El único sitio en el que Víctor se aventuraba a desconectar el teléfono móvil era en el apartamento de Virginia. De aquellas citas en secreto Víctor salía flexible, tolerante, rejuvenecido.
Virginia se había puesto un kimono de seda para despedir a Víctor que terminaba de vestirse.
—Te llamo —dijo Víctor.
Virginia abrazó a Víctor, apretó suavemente sus pechos contra él. Permanecieron así un instante de pie junto a la puerta. Muy lentamente Víctor elevó la mano hasta tocar la cabeza de Virginia, con un levísimo movimiento enfrentaron sus miradas. Se besaron y Víctor salió.
El asfalto, húmedo y resplandeciente, proyectaba en la noche una atmósfera inquietante. Los maniquíes de las tiendas de moda
perseguían con su mirada de ojos vacíos un destello frígido de neón.
Víctor saboreaba aquellos últimos instantes de libertad. Su mirada y sus pensamientos se perdieron por la fuga que marcaban una hilera de farolas encendidas y la verja de la Biblioteca Nacional. Virginia contemplaba desde un sillón el confortable desorden causado por la visita de su amante. En la penumbra del dormitorio, una lámpara de sobremesa proyectaba sobre la pared un arco de circunferencia.
Cerca ya de la plaza de Colón un latigazo de frío sacudió el rostro de Víctor. Un hombre protegido con un amplio abrigo cruzaba la calle, era Borja Villamediano el hermano de Claudia, su esposa.
—Claudia me ha dicho que estabas en Londres captando inversores. Qué sorpresa encontrarte por aquí tan cerca del apartamento de Virginia, tu compañera de los felices años de estudiante.
El velado chantaje provocó en Víctor una reacción que ni él mismo hubiera previsto. Soltó la bolsa de piel y con las dos manos empujó a Borja, que no reaccionó, contra la verja.
—Te voy a hundir, te voy a aplastar como a una cucaracha, me das asco. Eres un parásito de mierda que vives de las rentas. No me puedes ni ver porque me abro camino.
Víctor se dio cuenta de que acababa de decir lo que llevaba pensando durante años.
—Tú no eres nada sin los contactos que te ha proporcionado el matrimonio con mi hermana. Tú no eres un hombre con talento. Eres un intruso.
—El intruso estafador eres tú que no sabes ganarte la vida y tienes que dedicarte al saqueo al amparo de Iñaki y de la infanta. Que tu galería de arte es una tapadera lo sabe todo el mundo pero yo tengo datos. Ten cuidado conmigo que te hundo y me llevo por delante lo que tenga que llevarme.
—A mis amistades les va a encantar que les cuente esta conversación.
Víctor, que se había distanciado dos pasos de Borja, lanzó ahora su mano abierta contra la mandíbula de Borja. El golpe, certero y rotundo, hizo que la cabeza de Borja golpeara la verja de la Biblioteca.
Cuando llegó el coche de la policía los dos hombres se habían separado. Borja tuvo que dar pocos pasos para encerrarse en el despacho de su galería de arte. Víctor ordenó a un taxista que se dirigiera al aeropuerto, tenía el tiempo justo para tomar su vuelo a Londres. Faltaban minutos para la apertura de la bolsa de Tokyo pero Víctor no se conectó para seguirla. Su instinto de supervivencia le urgía a cambiar de planes. En el avión, la azafata le proporcionó unas cuartillas timbradas con la divisa de las líneas aéreas. Allí trazó la hoja de ruta que le llevaría a residir en Río de Janeiro hasta la extinción definitiva de la dinastía borbónica y de la monarquía española en la primavera de 2019. Otro español que emprendía el camino del exilio.

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2 comentarios

  1. 1. forvetor dice:

    me gusta el texto por lo poco habitual (en el ámbito literario) del trasfondo y las líneas de opinión que se traslucen. pero deberías echarle un ojo a la repetición de nombres, no sé si es intencionado, pero al principio es muchísimos “Victores y Virginias”, que encima comparten una primera sílaba casi idéntica. … ¿tendremos “Relato Histórico (III)”?

    un saludo,
    Sergio Mesa / Forvetor
    http://miesquinadelring.wordpress.com

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 14:40
  2. 2. Cárlos dice:

    Mi opinión, aunque la tengo y se trasluce, es lo de menos, te lo digo de verdad. Encuentro que la idea tiene muchos inconvenientes, uno de ellos es que se trata de una cuestión demasiado local, me gustaría haber encontrado algo que interesara por igual a los participantes americanos que son muchos en este taller. No es una gran idea, pero si tuviera grandes ideas no estaría aquí. Algún día, puede que me salga un relato redondo pero de momento me conformo con llegar a fin de mes.
    De alguna manera me gustaría propagar un eco galdosiano en mis relatos. Sí, habrá más relatos históricos con los mismos personajes, con los borbones, seguiré contando la historia del futuro del futuro de España.
    Agradezco mucho todos los comentarios que me habeis hecho este mes. Incluso me ha resultado divertido leerlos.

    Escrito el 1 marzo 2014 a las 21:37

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