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El secreto de Talima - por Aurea

La tarde se convertirá pronto en noche y Cristán cabalga hacía Talima, el último bosque virgen desde el inicio de los tiempos. Cuentan que en él habitan todos los seres existentes de la naturaleza: hadas, elfos, elementales, duendes… muchos perdieron su bosque y Talima los acogió.
El temeroso plan por destruir el bosque se ha iniciado. Agustín director de la misión ha reunido un ejército, con todo tipo de armamento para la demolición y se dirigen a la parte oeste de Talima.
Cristán, está unido al bosque, nació en él, los seres de la naturaleza ayudaron a su progenitora que se encontraba dentro del bosque en el momento del parto. Cristán se crió en él mágico bosque y se enamoró de Nayadeth, hada de las aguas del rio, ahora ella y todos los seres mortales e inmortales del bosque se encuentran en un inminente peligro.
Los hombres llegan a Talima con la intención de pulverizar los arboles. Agustín da la orden y las maquinas empiezan a funcionar provocando un sonido estridente; apocalíptico. Los destructores han empezado y una gran bruma se adentra entre los arboles mientras el cielo se ensombrece.
Cristán llega al lugar y de un gran salto se presenta ante los crueles devastadores y grita: -¡Deteneros! ¡Quiero hablar con el capataz! Entre risas maliciosas sale Agustín de entre los árboles, es un hombre corpulento con una barba oscura y espesa. -¿Acaso eres tú el dueño de este bosque? Cristán le mira fijamente, con la mirada de un hombre enfurecido, aunque su aspecto es bien diferente a un humano, su cuerpo es largo, su cara similar a un duende y sus ropas muy diferentes a los hombres de su época. – Soy amante de este bosque y mi familia vive en este lugar. ¡No voy a permitir que lo destruyas! Agustín acercándose desafiante le responde. – Vete por dónde has venido si no quieres que te convierta en leña. Cristán ya no resiste su ira y se abalanza sobre él, Agustín con sus fuertes brazos intenta estrangularle pero le resulta imposible. Empieza una pelea a golpe limpio. Pronto Agustín se da cuenta que no puede luchar solo contra el hombre extraño, había subestimado su fuerza. Pide ayuda a sus hombres, y grita: ¡Atraparle y atarle! Aparecen los hombres con una gran cuerda y le atan las piernas. Agustín aprovecha la ocasión para pegarle con más fuerza. Se da cuenta que no podrá acabar con él tan fácilmente, y se dirige en busca de una sierra eléctrica para cortarle la cabeza mientras ordena a sus fieles. -Agarrarle bien que no se escape. ¡Voy a acabar con esta criatura! Cuando Agustín se dirige a Cristán para matarle, este emite un silbido; un intenso sonido de otro mundo. Agustín acercándose a él dice: – ¿Crees que un silbido extraño te salvara?
Entre los árboles una luz diáfana, y una brisa fría y estremecedora se acerca al lugar. Todos los hombres salen despedidos por los aires, una gran fuerza les golpea. Ni Agustín ni sus hombres pueden ver nada, solo sienten una potente energía, también se oyen misteriosos sonidos y palabras de una lengua nunca oída.
Los seres desatan a Cristán, y este se dirige a acabar con el cruel hombre de la sierra. Le golpea fuerte en las piernas y cae tendido al suelo, sus ojos ahora muestran un profundo temor. Cristán salta encima de él, y Agustín grita: – No me mates, no volveré por aquí. Cristán responde: -Conozco a hombres como tú, volverás y pretenderás destruirnos. Agustín insiste. – Te prometo que será nuestro secreto, nadie sabrá lo sucedido. Es entonces cuando aparece Pristaly, una mujer medio hada, medio bruja, y le dice a Cristán: -Gracias por salvar el bosque y por tu nobleza, sé bien cierto que no deseas matar a este hombre pues esta no es tu naturaleza. Sé qué hacer con él. La hermosa hada se dirige al acobardado hombre, está en shock, no puede creer la escena presente. Pristally ante el hombre dice unas palabras suavemente, con una gran esfera de luz celeste en sus manos que coloca encima de su cabeza y Agustín desaparece.
Cristán le pregunta a Pristally que ha sido del hombre y ella responde: -Está acomodado en su cama, mañana despertara pensando que ha sido un sueño y sabiendo que no puede acercarse al bosque nunca más.
Los seres mágicos, que los humanos corrientes no podían ver, junto a Cristán se adentran entre la arboleda para seguir cuidando su preciado hogar, Talima.

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