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Queen Anne's Revenge - por Mina Ohara

Sara me miraba con la guardia alta, como nos habían enseñado. Su mirada había cambiado en los últimos meses; ahora era fría y desafiante, pero si te fijabas bien, podías ver un deje de miedo en el fondo de sus ojos, luchando por ocultarse debajo de cualquiera que tuviera delante. Ese día el cualquiera era yo, así que me convencí a mí mismo de que, pese a su historial y el mío, podría con ella. Empecé suavemente, esos combates tendían a aumentar la fiereza por sí solos, a medida que lo hacía la frustración de los oponentes. Intenté una combinación rápida: puño, puño, patada derecha, patada izquierda. Sara lo paró todo sin alterarse, y contraatacó con la rodilla. Me agaché y me giré un poco para evitar el golpe y entonces ella aprovechó para pegarme en la cabeza. Me dio de lleno, pero no muy fuerte. Me paré a mirarla fijamente, y luego miré al sensei. Eso había sido un golpe muy feo. El sensei no dijo nada, y con la mirada me hizo seguir. Me puse en serio a dar golpes, rápidos y fuertes, sin darle tiempo a contraatacar. Arriba, abajo, derecha, izquierda, izquierda, arriba. Daba igual si eran patadas o puños, Sara los paraba todos, pero no podía devolverlos. Aun así, su mirada seguía decidida. Estuvimos un rato así, y cuando ya pensaba que la tenía acorralada, Sara me cogió la muñeca al parar el golpe y, con una llave rápida, me derribó. Hizo el saludo correspondiente y se fue hacia el vestidor, sin mirar a nadie. Yo, aún perplejo, saludé al sensei y me fui también a los vestuarios.
Me metí en la ducha y estuve un buen rato dejando que el agua caliente relajara los músculos entumecidos. Al salir, el sensei me esperaba en la entrada del gimnasio, y me pidió si tenía cinco minutos para hablar. No tenía prisa para llegar a casa así que, intrigado, lo seguí.
― No se lo tengas en cuenta ―me dijo―, está enfadada con el mundo porque tiene problemas graves en casa. Su manera de canalizarlo es demostrarse a si misma y a los demás que es la mejor. Parece que por el momento lo ha conseguido, pero está sola. Me gustaría que miraras de ser su amigo otra vez.
― A mí también me gustaría, y lo intenté. Al principio, seguía hablando con ella, pero era como hablar con una pared, no decía nada. Se alejó de mí voluntariamente, y al final me cansé de perseguirla.
―Pero erais buenos amigos, ¿no? Recuerdo veros juntos, parecíais muy unidos.
― Y lo éramos, ha sido una persona muy importante para mí. Pero por eso mismo sé que cuando se le mete una cosa en la cabeza, se le clava en el cerebro y no hay quien se la saque.
― Inténtalo otra vez. Busca algo que tuvierais en común, puede que contigo rompa la muralla, lleva demasiado tiempo así. Me preocupa, es una buena chica, pero si sigue así acabará mal. Esta actitud que tiene es el precedente a la rabia, esa rabia contra todos que te destroza por dentro.
― Haré lo que pueda.
Al cabo de unos días, vi a Sara por la calle, de lejos. Me acordé de mi conversación con el sensei, y la vi diferente. Por primera vez, vi que era frágil. Me acerqué a ella y me puse a caminar a su lado.
― Hace tiempo que no hablamos y solo nos vemos en el gimnasio. ¿Cómo te va?
― Bien.
― ¿Y el trabajo?
― Bien. Estoy haciendo muchos progresos.
― Ya sé que nuestra relación no es lo que era… pero puedes hablar conmigo.
― Muy bien. Cuando tenga algo que decir, te avisaré.
Su mirada era seria, todo el rato. Miraba decididamente al frente, sin dejar de andar a su ritmo.
― ¿Sabes? Hace unas semanas finalmente conseguí una maqueta de barco. He empezado y parece realmente difícil. ¿No querrías venir un día a verla?
― Puede. Estoy muy ocupada.
― Si quieres, puedes venir el próximo fin de semana, y me ayudas un poquito. A ti se te daban bien esas cosas. Por los viejos tiempos.
Me miró directamente a los ojos, y por primera vez en un tiempo, una sonrisa afloró en sus ojos. Entonces pude ver que su orgullo le impedía pedir ayuda, o intentar retomar relaciones que ella misma condenó. No quería que renunciara a eso.
― Pero no se lo digas a nadie, ¿eh? Será nuestro secreto.

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1 comentario

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Un bonito relato, y muy bien estructurado, puede que el enlace entre el combate físico y la parte más íntima quede un poco flojo porque el principio y el final tienen mucha esencia propia. Me ha gustado mucho, enhorabuena.

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 13:33

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