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Deja de hacer el ridículo - por David M. Sobrino Platas

El autor/a de este texto es menor de edad

Sentado en el banco del parque estaba don Jaime, aprovechando (o eso quería hacernos creer) su rato de descanso. Don Jaime era un hombre alto, rubio y bastante atractivo. Vestía siempre muy elegante, con su camisa de cuello de pico y su corbata negra a rayas grises. Pero él era una persona algo diferente al resto, a simple vista no lo parecía, pues él lo disimulaba muy bien, pero don Jaime no sabía leer ni escribir.
No había ido a la escuela como la mayoría de los otros niños a su edad, pues toda su familia lo había pasado muy mal durante su infancia y don Jaime se había visto obligado a trabajar en casa en lugar de ir al colegio. Mientras su padre y su madre intentaban ganarse la vida fuera él se quedaba solo en casa limpiando, haciendo la comida y cuidando de su abuela enferma. Así sucedió hasta que cumplió los quince años, cuando sus padres lo echaron de casa, sin cultura ni experiencia en la vida, para que buscase un empleo. Y lo encontró, don Jaime trabaja ahora en un restaurante en la ciudad.
Dicho esto, don Jaime estaba sentado en el bando del parque, haciendo que leía un periódico, le gustaba hacer eso, fingir que leía; para que la gente que pasase cerca de él lo mirase y pensase:
"¡Qué hombre tan inteligente!"
Pero aquel día tuvo tan mala suerte que la gente lo miraba por otra cosa. No porque estuviese mal vestido, o despeinado; eso jamás, a pesar de que don Jaime era un hombre con bajo capital, vestía, dentro de lo posible, siempre muy elegante. Se dio cuenta cuando pasó un amigo suyo por su lado, se paró y se sentó junto a él en el banco.
—Don Jaime, amigo, deja de hacer el ridículo —le dijo— ¿De dónde has sacado ese periódico?
—Lo he comprado.
—Ya, ya…
—Y no estoy haciendo el ridículo, estoy intentando hacer ver que tengo unos estudios y una cultura.
—No me hagas reír —le contestó su amigo con una sonrisa— Si no sabes leer, asúmelo o intenta aprender, pero no mires las letras de un periódico sin saber lo que pone, no ganarás nada con eso. Además, ¿tienes idea de por qué la gente te mira con esas caras extrañas?
—No.
—Lo primero, el periódico lo estás sujetando al revés, y lo segundo, fíjate en la portada. ¿Qué ves?
—Un hombre.
—¿Y quién es ese hombre?
—No lo sé.
—Ese hombre es el rey de España, don Juan Carlos I —le explicó—, parece mentira que no lo sepas ni te hayas preocupado por saberlo. ¿Sabes lo que pone debajo de su foto?
—No.
—Pone: "Dos años después de la muerte del militar Francisco Franco se incorpora a la corona española Juan Carlos I"
—¿Y?
—Que estás "leyendo" un periódico de hace más de treinta años. Devuelve el periódico a la hemeroteca de donde lo hayas tomado y vuelve al trabajo— dijo su amigo dándole unas palmaditas en la espalda—. Por cierto, gracias a Franco y su política tú ahora estás pasando por esta situación.
El amigo de don Jaime se levantó y se fue pero don Jaime gritó lleno de orgullo:
—¡No estoy leyendo el periódico al revés porque no sepa leer, sino porque al derecho lo lee cualquiera!

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2 comentarios

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Primero te diré que la frase final es DESTERNILLANTE y un broche perfecto para un relato interesante.
    Por otro lado, ten mucho cuidado con los cambios de tiempo verbal, hay alguno en el párrafo en el que cuentas la historia de la infancia de Don Jaime.
    Podías haber jugado un poco más con la situación, acortar un poco el diálogo con el amigo y retratar mejor la escena de cómo le mira la gente y demás.
    Pero la idea está bien, me gusta que hayas escogido reflejar una realidad para los hombres y mujeres de aquella época, la de no tener acceso a los estudios por las circunstancias, y su vergüenza ante esa situación, tratando siempre de esconder su analfabetismo, aunque eso desemboque en situaciones más vergonzantes, como la que le sucede a tu protagonista.
    Te animo a que sigas escribiendo y a que mantengas ese sentido del humor y esa forma de retratar a tus personajes.

    Escrito el 3 abril 2014 a las 09:11
  2. 2. tarodsim dice:

    Hola David. Soy uno de los que comentó tu relato. Sólo quería felicitarte de nuevo, tanto por la calidad del texto como por la temática.

    Un saludo!

    Escrito el 4 abril 2014 a las 19:52

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