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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Olor a castañas asadas - por Aurora Losa

Después de años, meses, días cruzando aquel parque en modo autómata, con los ojos siempre fijos en la pantalla de su smartphone que la conectaba con el trabajo incluso antes de llegar a él, aquel día todo cambió.
El paseo central del Campo Grande servía, cual ruta hacia el hormiguero, a todos aquellos que por allí acortaban el camino a sus quehaceres cotidianos.
Siempre las mismas caras ajenas a las otras caras, incapaces de darse cuenta de que se cruzaron ayer y se cruzarían mañana.
Pero algo la sacó de aquel sopor; como una llamada sutil y a un tiempo firme, el olor a castañas asadas logró penetrar en su cerebro.
De pronto se paró en seco y se quedó mirando al pavo que se cruzaba en el camino, un pavo de aquellos que esquivaba hábilmente en su rutina como si fueran simples borrones cercanos, y que hoy tenía color y esencia propios; sus ojos redondos se clavaron en ella y un recuerdo lejano la absorbió del todo, trasladándola a su infancia, a los días de colegio cuando el humo de las primeras calderas encendidas formaba pinceladas blancas elevándose hacia el cielo azul, visible entre las ramas peladas de los árboles.
Sonrió, la imagen de su abuelo tirando de la mochila que ella había abandonado al entrar en el parque de vuelta a casa le recordó un tiempo en que su mayor obligación consistía en hacer los deberes del día siguiente y, para su sorpresa, se descubrió ante la castañera, que le tendía aquel cucurucho caliente a cambio de unos euros que ella depositó en la mano enguantada de la anciana.
El banco que se atisbaba en uno de los senderos laterales la llamó entre susurros, al tiempo que su móvil delataba un nuevo mensaje.
Por un segundo se debatió entre seguir su primer impulso o responder a la demanda de su jefa. Optó por ignorar el pitido artificial y sentarse en el banco mientras desenvolvía el papel de periódico viejo y ahumado para, pelando la primera castaña, volver a respirar.
El sabor del fruto la envolvió como un abrazo de los que su abuelo le daba al despedirse, y todo lo que la rodeaba se tornó diferente.
Las últimas hojas pendían, amarillentas y marrones, de las ramas quebradizas y la llamada estridente de los pavos resonaba por todo el jardín. Tantos años, meses, días cruzando aquel parque en modo autómata, y no se había dado cuenta del paso de las estaciones; de cómo, en primavera, las yemas incipientes asomaban verdosas donde ahora sólo se intuían nudos leñosos y yermos.
-Corre, abuelo, se ha ido por aquí- la niña urgía a un hombre de unos sesenta años, que arrastraba la mochila infantil con una palabra de precaución en la boca y un brillo de felicidad en la mirada.
Ante el reflejo de su propia historia, decidió que bien valía aprovechar aquel tramo de su trayecto diario para sentarse a contemplar una vida que su trabajo le arrebataba sin escrúpulos.
Miró el reloj mientras pelaba la última castaña, llegaría un poco tarde a la reunión.
Con las risas de la niña todavía a su alrededor, leyó el titular que había dado cobijo a su paquete de recuerdos; la frase que introducía la entrevista al ganador de no sé qué premio la semana anterior: “Nunca deberíamos dejar de ser niños”.
“Tomo nota” pensó, antes de arrugar la hoja para tirarla a la papelera.
Y se alejó canturreando algo que hacía años se había escondido en lo más profundo de su memoria: “Al corro de las patatas, comeremos…”

A mi abuelo, que vuelve a mí cada otoño con el olor de las chimeneas de leña y las castañas asadas.

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28 comentarios

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Quiero agradecer a mis comentaristas de este mes porque sus críticas (así como las recibidas en trabajos anteriores) me van ayudando a mejorar los textos. Procuraré teneros en cuenta en futuras escenas, vuestras anotaciones me están siendo de mucha ayuda, es increíble cómo una opinión nos hace darnos cuentas de nuestras debilidades y puntos fuertes, pero sobre todo quiero agradeceros que sugiráis formas de mejorar, sin limitaros a decir lo que está bien y lo que está mal, es lo más valioso de todo, junto con poder disfrutar de vuestros trabajos también.

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 19:46
  2. 2. marazul dice:

    Hola Aurora, el tema de tu relato me ha encantado. Que un olor, una canción en otros casos……te haga recordar algo del pasado me parece fantástico y si además olvidas por un rato tus obligaciones y te dispones a disfrutar de ese momento…….un acierto.
    A mi me ha pasado muchas veces. Merece la pena dejarse llevar y parar el tiempo. Un saludo

    Escrito el 29 marzo 2014 a las 20:57
  3. 3. Constanza dice:

    Hola Aurora. ¡Qué bonitooooooo…! Así, sin más. Un cordial saludo.

    Escrito el 29 marzo 2014 a las 23:38
  4. 4. Emyl Bohin dice:

    Hola
    Me ha gustado la forma de contar “años, meses, días cruzando aquel parque” rompiendo así el tópico de días, meses, años y lo haces por dos veces, dando interés al relato para que su lectura no sea de la forma autómata como hasta ahora ha vivido la protagonista.
    Me he despistado un poco cuando “se quedó mirando al pavo que se cruzaba en el camino” por un momento he pensado que era algún joven que paseaba por ahí, pero no, en Campo Grande debe haber pavos sueltos, tendré que ir algún día ya que por aquí solo se ven estorninos.
    Una historia muy bonita y llena de nostalgia.

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 10:09
  5. 5. fernando sanz dice:

    Bueno, me he quedado sin palabras, ya que los comentarios anteriores me han robado una tras otra las palabras. Sobre todo el comentario de Emyl Bohin, que suscribo letra por letra. De hecho el episodio de los pavos, no sólo me ha despistado sino que me ha chirriado, ya que rompía el tono al usar un vocablo coloquial en un texto que rezuma poesía y nostalgia. ¡¡¡Pero resulta que el susodicho tenía plumas!!! Entonces he pensado en El Retiro, que también hay pavos reales y lo he podido ver mejor. Muy bonito.

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 14:38
  6. 6. Peter Walley dice:

    Hola Aurora,

    Me uno a las felicitaciones, hace falta mucha habilidad para que el estilo de escritura sea tan bello como la historia que se quiere contar, y tú lo has conseguido con este relato. Felicidades.

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 16:15
  7. 7. Abbey dice:

    Muy bonito Aurora.
    Que gran homenaje a esas personas que son tan importantes, los abuelos/as.
    Me ha encantado como has hecho que el olor de las castañas asadas sea el hilo conductor de la historia.
    A mi también me ha despistado lo del pavo, je, je.
    Gracias por recordarnos lo que de verdad es importante en medio de esta locura de vida que llevamos.
    Gran trabajo.

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 19:34
  8. 8. Carlos Dauro dice:

    Enhorabuena, de un olor aun recuerdo, de un recuerdo a una pequeña historia. Ha sido muy agradable leerte.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 09:44
  9. 9. NHICAP dice:

    Entrañable historia que has narrado con muy buena técnica y habilidad. Me gustó mucho el relato, el estilo tan descriptivo y la sutileza para denunciar un hecho cierto en nuestra sociedad. Damos prioridad a aparentes urgencias y renunciamos a disfrutar de otros aspectos importantes que nos ofrece la vida.
    “Nunca deberíamos dejar de ser niños” Yo añado: “Y realizar los sueños de nuestra niñez”
    Felicidades Aurora.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 12:46
  10. 10. José Torma dice:

    A mi me a parecido muy bonito. Pintas y transmites tantos sentimientos y nostalgia que hacen que aunque sea un poco triste, al menos en mi caso, termines con una sonrisa en los labios.

    Me gusto mucho. Felicidades.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 19:58
  11. 11. Aurora Losa dice:

    Muchísimas gracias a todos, valoro cada palabra que me prestáis y me alegro de que, a algunos, os haya hecho sonreír o recordar algo. Para mi estuvo claro, en cuanto leí las condiciones del relato, que podía saldar una deuda con alguien a quien quiero mucho y que ya no está pero que tengo presente todos los días, especialmente cuando huelo las castañas asadas.
    NHICAP, suscribo tu puntualización final, y creo que en este taller todos intentamos, mes a mes, realizar esos sueños. Dicen que “un adulto creativo es el niño que sobrevivió” y lo justo es poder sentirnos así todos los días, no sólo cuando algo nos devuelve a un pasado perdido.

    Escrito el 1 abril 2014 a las 09:01
  12. 12. marisa cuñat mafé dice:

    Me ha pasado lo mismo con el pavo…Muy bien narrado .No citas expresamente periódico atrasado pero muy logrado el titular en el envoltorio..Suscribo los comentarios anteriores.

    Escrito el 1 abril 2014 a las 15:28
  13. 13. Emmeline Punkhurst dice:

    Hola Aurora:
    Creo que no soy la única que he tenido una experiencia sensorial y emotiva leyendo tu relato. Ese olor y sabor a castaña, ese abuelo que tan cercano nos era… Has recreado una atmósfera perfecta y esa visión tan providencial de la frase clave es mágica.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 1 abril 2014 a las 19:46
  14. 14. forvetor dice:

    con doce comentarios de retraso ya poco me queda por decir. suscribo el tema del pavo y como otros compañeros me maravillo con esta fábula sobre la infancia, las cosas cotidianas a las que no le damos suficiente importancia y el olor a castañas asadas, en mi ciudad es señal de que llega la Navidad. porque le ayuntamiento autoriza las casetas a finales de Noviembre 😉
    gracias por hacerme olerlas tan pronto este año.
    un saludo, nos leemos!
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/

    Escrito el 1 abril 2014 a las 22:35
  15. 15. lunaclara dice:

    Qué guay, Aurora!
    Me encantan las castañas asadas y ese aire que le das a tu relato, entrañable, y que nos llama a todos a desear volver al mundo de la niñez.
    Tu abuelo tiene que estar muy contento.

    PD:
    1). El pavo está soberbio, jaja…
    2). Echo de menos conflicto, o nudo, y desenlace.

    Felicidades! Te seguiré leyendo.

    LunaClara.

    Escrito el 2 abril 2014 a las 12:20
  16. 16. Vicente Pacheco Gallego dice:

    Escribes de una manera fantástica Aurora. Uno llega tarde después de tantos comentarios para felicitarte por tu texto tan logrado y que nos ha conquistado a todos y cada uno de nosotros. Gracias por hacernos recordar el otoño y ese olor a castañas asadas inconfundible.

    Quizá podrías poner la frase “aquel día todo cambió.” sin una coma antes y cambiarlo por un punto y seguido para darle más énfasis a la frase. Es algo que he pensado muchas veces al leer tu texto y no se si podría ayudarte. Escribes tan bien que lo mismo lo que te comento no sirve para nada.

    Un saludo

    Escrito el 2 abril 2014 a las 14:10
  17. 17. Aina Pons Triay dice:

    Precioso Aurora, me he imaginado a la protagonista mirando el movil y pensando “bueno, ya llegaré”. ¡Qué falta me hacía leer algo como tu relato precisamente hoy! Así que ¡gracias! Hay días terribles en los que encontrar un texto como el tuyo puede hacer que te replantees la necesidad de ir corriendo arriba y abajo todo el día ¿para qué? Para al final hacer lo mismo pero seguramente peor.
    Quiero destacar la frase “leyó el titular que había dado cobijo a su paquete de recuerdos”. Qué bonita.
    Enhorabuena.

    Escrito el 2 abril 2014 a las 18:21
  18. 18. Servio Flores dice:

    Me ha encantado su relato.
    Hace unas tres semanas a sus 93 años, mi abuelo murió, un hombre de campo que nos dejó muchas enseñanzas. El olor a tabaco me lo recuerda siempre. Además dejó un árbolito de pistachos que deseo ver crecer y dar fruto.
    He sentido muy cercano su relato, gracias por compartirlo.

    Escrito el 3 abril 2014 a las 05:27
  19. 19. Aurora Losa dice:

    De nuevo: mil gracias a todos. Es alentador saber que gusta lo que hacemos, aunque a veces no estemos muy seguros de ello.

    Vicente, apunto tu sugerencia y te “riño” por el cumplido, siempre es de ayuda un consejo y aquí estamos para aprender. No creo, por otro lado, que yo escriba tan bien como dices, aquí hay grandísimos escritores, este taller tiene un nivelazo y da gusto leer lo que vais dejando, además solemos apreciar más lo que hacen otros que lo que hacemos nosotros mismos, tu texto me gustó muchisimo así que estate orgulloso.

    Aina, me alegro mucho, mucho, mucho de que mi relato te haya alegrado el día, a veces el karma tiene estas cosas, pero es genial que eso te haya ayudado a valorarlo con más predisposición.

    Servio, te estoy echando de menos este mes. Siento mucho tu pérdida y espero que esos pistachos los disfrutéis por muchos años; como sugerencia: déjale alguno a tu abuelo, seguro que te lo agradece.

    Besos a todos y muchas ideas para el reto de este mes.

    PD: veo que tendré que revisar lo del pavo, que parece que es motivo de confusión ;P

    Escrito el 3 abril 2014 a las 07:28
  20. 20. Moria Puch dice:

    Hermoso, Aurora. Me remite a mi propia infancia, solo que en lugar de castañas asadas (cosa que no tengo muy claro qué es, porque soy de Argentina XD) eran garrapiñadas.
    Muy bien narrado y no hay adjetivo que no cumpla un fin concreto y específico. Me las connotaciones con la tecnología, de las que nadie escapa hoy en día.
    Buen desarrollo, para nada forzado (:

    ¡Mi más sincero abrazo!

    Escrito el 3 abril 2014 a las 23:04
  21. 21. Maureen dice:

    Precioso el homenaje a esos abuelos que nos cuidaron de niños y que ya no están. Me has hecho pensar en mi abuelo.

    Escrito el 5 abril 2014 a las 17:42
  22. 22. onirico dice:

    Argentino como Moria y con la edad del abuelo me permito felicitarte.Poder rescatar los perfumes, los sabores y colores de nuestra propia esencia a través de una lectura extraña en la pluma y el territorio,es una experiencia muy particular.Disfrute del lector, merito de la autora.

    Escrito el 7 abril 2014 a las 14:55
  23. 23. Kangreja dice:

    Aurora felicidades! parece que este mes el olor nos inspiró a las dos. Una gran historia y un gran tributo a la sencillez de los pequeños placeres, felicidades.

    Escrito el 7 abril 2014 a las 21:33
  24. 24. Aurora Losa dice:

    Otra vez gracias a todos, a Moria y onírico os aclararé, que en España es bastante común que, llegando el final del otoño, en las plazas de pueblos y ciudades aparezca un pequeño kiosko en el que, sobre unas brasas de carbón, se asan las castañas. Es un olor tan peculiar, que se reconoce desde muuuuuy lejos; en Andalucía y Portugal lo hacen de otra forma, en unas ollas impregnadas de no sé qué blanco, pero no huele tan bien, aunque sepan más o menos igual.
    Kangreja, cierto que los olores nos inspiraron bastante, parece que las premisas nos llevaron a casi todos por derroteros nostálgicos.

    Escrito el 8 abril 2014 a las 19:58
  25. 25. Wolfdux dice:

    Poca cosa puedo decir pasándome tan tarde, e estado liado los últimos días. Así que nada más puedo felicitarte por tu relato.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 10 abril 2014 a las 12:21
  26. Aurora, acabo de leerlo (bueno, al menos veo que no soy la única que va un pelín tarde, jeje)

    Me ha gustado mucho tu idea y ese título tan sugerente. A mí también me encanta ese olor y ese sabor, mmmm!
    La frase: “Con las risas de la niña todavía a su alrededor, leyó el titular que había dado cobijo a su paquete de recuerdos; ” me ha llamado la atención especialmente.
    Enhorabuena.
    Un besote!

    Escrito el 10 abril 2014 a las 16:10
  27. 27. Chiripa dice:

    Aurora, un bello homenaje a tu abuelo!
    Llevada por el olor de las castañas asadas, vuelves a la infancia, época de la que siempre debemos guardar un pedazo bajo la manga.
    Muy bien narrado, con hermosas metáforas.
    Felicitaciones y éxito este mes

    Escrito el 10 abril 2014 a las 22:01
  28. 28. Jose Antonio dice:

    Este texto tiene algo para mi fundamental en todo relato y es que a tí te produjo emoción prepararlo y eso se traslada. Si lo que escribes no te provoca nada dentro entonces hay que volver a empezar. En tu caso surge de vivencias muy hondas que empujan tus palabras. Un bello relato.

    Escrito el 13 abril 2014 a las 19:32

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