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El periódico de ayer - por M.A.S

Holly Black disfrutaba de un maravilloso día primaveral en su parque favorito, apenas un escondite verde en medio del caos de la gran ciudad aprovechado, en su mayoría, para construir un parque infantil y con un pequeño sendero de tierra salpicado de algunos bancos. Ella se encontraba sentada en uno, ajena a los gritos estridentes de las voces de los niños, que ese día parecían sonar más lejanas que de costumbre. Aunque quizá fuese por el hecho de estar absorta en una vieja antología de su autor favorito, Franz Kafka.

Mientras contemplaba la llegada del campesino ante el guardián de la ley, notó que algo se interponía entre ella y la luz. Alzó la vista y se encontró ante un hombre de mediana edad. Unos grandes ojos negros aportaban luz a un rostro oscurecido por el Sol. Aunque la brisa primaveral aun no había dado paso al calor, llevaba los tres primeros botones de la camisa negra desabrochados y la prenda, en lugar de caer suelta, entraba por dentro de unos vaqueros desgastados de tanto uso. Llevaba un periódico doblado bajo el brazo. Cuando vio que tenía la atención de Holly sonrió y dijo:

– Perdone, señorita ¿Le importaría que me sentase? El resto de sitios están ocupados y el resto del parque no parece hecho para mí – Cruzó su boca una mueca de ironía – Los niños son niños, ya sabe

– Claro, como no – Contestó Holly, absorta de nuevo en las andanzas del viejo campesino.
Apenas se enteró de que el hombre tomó asiento a su lado. Pero él, que debía estar intentado ligar con ella, tardó poco en romper de nuevo el silencio

– ¿Ha visto esta noticia? – Preguntó mientras señalaba su diario abierto – Los hutus están cobrándose bien el atentado de hace dos días

– Sí, es una tragedia lo de Rwanda. Conocí a mi marido el mismo día del atentado – replicó distraídamente Holly

– Vaya, menudo flechazo. Bueno, al menos el amor no entiende de malas noticias en el mundo

Mientras volvía a Kafka, pensó vagamente en que su matrimonio no había sido ningún flechazo. Roderick había tardado casi cuatro meses en conseguir que saliese con él.

– Mire – insistió el hombre poco después – Parece que el Papa Juan Pablo II visitará España por quinta vez en Mayo ¿Irá a verlo? – Señaló el crucifijo que ella llevaba a todas partes.

– No puedo – Replicó ella llevándose la mano al colgante en un gesto automático – Y mire que me gustaría darle gracias. Mi hijo nació hace pocos días y no puedo dejarle… – Holly se interrumpió. ¿Juan Pablo II no estaba muerto? Miró por encima del hombro del caballero, pero efectivamente el Pontífice polaco estaba en las páginas impresas.

Su inesperado acompañante pasó la hoja, ajeno a sus meditaciones y llegó a la sección de Deportes.

– ¡Qué barbaro! No solo pasó de cuartos. España ganó la Eurocopa ayer. Que fantástica noticia para todo el país ¿Verdad?
Los ojos de Holly se anegaron de lágrimas. El caballero la miró con pasmo y le tendió un pañuelo que sacó del bolsillo de su camisa.

– Disculpe ¿He dicho algo inconveniente?

– No, no, no se preocupe – Holly se enjugaba las lágrimas – Es solo que justo ese día me diagnosticaron el cáncer y mi vida ha sido una lucha constante desde entonces. Cuando eres joven nunca piensas que te vaya a fallar el cuerpo, pero luego llega el dolor, y la quimio y…

Se interrumpió a mitad de frase y tanteó su cabeza. El pelo ¿Cómo era posible qué…? Hacía ya meses que no … Y el dolor. Se dio cuenta de que no tenía dolor precisamente porque se había acostumbrado al mismo.

Con un movimiento abrupto cogió el periódico de su acompañante. Miro la portada. 12 de mayo de 1979. Su nacimiento. La cabecera rezaba ‘Holly Black’ Pegó un grito de puro pánico y saltó tratando de alejarse de aquel hombre, que permanecía tranquilo. Empezó a pasar las hojas del periódico. Aunque el grosor de este no era nada especial, las páginas parecían infinitas. Holly lloraba y optó por cerrarla, darle la vuelta y abrirla por el final.

La última página contenía un único titular: ‘Holly Black perdió finalmente anoche su lucha contra el cáncer’ Y una foto suya en el hospital rodeada por los suyos, llorosos. Una voz llegó desde el banco.

– No hay nada más viejo que el periódico de ayer

Se levantó y le tendió la mano.

– Vamos a tu entrada

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1 comentario

  1. 1. Chiripa dice:

    Hola MAS,
    Me ha gustado mucho la forma en que estructuraste tu relato. Y la forma como poco a poco vas dando inormación de la vida y muerte de Holly
    De lectura fácil, solo me he quedado sin entender lo del campesino
    Que la musa siga acompañandote este mes!
    Saludos,

    Escrito el 12 abril 2014 a las 01:36

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