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Un pueblo con una misteriosa historia - por Maria Martinez

El autor/a de este texto es menor de edad

En un pueblo pequeñito de Burgos, donde las noches en verano son muy frías y los días calurosos, había un pequeño grupo de chavales a los que les gustaba jugar a fútbol y pasar el día en la plaza del pueblo. Era una plaza corriente, con su fuente y sus bancos, de los cuales la mayoría estaban rotos. La fuente era muy curiosa, era alta y octogonal, no estaba al ras del suelo, estaba a una altura de un metro más o menos y tenía una escultura, por la que salían 5 chorros de agua, un tanto peculiar, parecía una torre con un foco, o quizá era una farola, y estaba rodeada de matorrales y de rosas. Se asemejaba a los matorrales con rosas que rodeaban la plaza en su parte superior.
Esta plaza le daba vida a todo el pueblo. Por las mañanas, las madres con los bebés iban a sentarse y a contarse los cotilleos de la semana anterior; al mediodía, los ancianos salían a tomar el sol y a dar de comer a las palomas; por la tarde, los gritos de los niños inundaban la plaza de alegría.
Al ser un pueblo pequeño, en el grupo de niños había mucha variedad de edades, desde los 7 años del más pequeño hasta los 19 del más mayor. Como en todos los grupos así los mayores tratan de jugársela a los más pequeños. Muchas noches se sentaban en la plaza y les contaban historias de miedo, la niña de la silla de ruedas, el niño sin brazos, el loco del manicomio… Los más pequeños ya estaban acostumbrados, asique cuando se lo propusieron otra vez mas, accedieron sin rechistar.
Esa noche, tan puntuales como siempre, ahí estaban los pequeños, y los mayores, que llegaron un poco más tarde, una vez terminaron de preparar las historias que en esa noche fría, de luna llena, deberían de contar.
Como cada noche de terror empezaron con historias suaves, algunas repetidas, para que si alguno de los niños tuviera miedo se pudiera ir. Casi a la media noche llegó el momento de contar la historia fuerte, o de más miedo a los que aguantaron las anteriores. El encargado fue el más mayor, Víctor:
Víctor: "¿Seguro que estáis todos preparados para escuchar la última historia?-preguntó- Bueno, en ese caso empiezo. Esta historia se sitúa en un pueblo grande, repleto de gente, en el que vivían mil personas por lo menos. Era un pueblo muy rico gracias a sus cultivos, y era muy reconocido por su plaza y su iglesia, ya que la plaza estaba delante de la iglesia, tenía una torre muy alta, y la plaza tenía una fuente preciosa. Toda la plaza estaba rodeada de rosales, setos y flores de muchos colores. Todo era perfecto en el pueblo, hasta que un año todo cambió. Las flores de la plaza empezaron a marchitarse sin ninguna razón. Los pueblerinos ya querían estar en la plaza, porque si se encontraban en ella se volvían antipáticos y ariscos. La cosa no quedó ahí, cada mes, en luna llena, una niebla terrible cubría la plaza, y todo su alrededor. Y quien estuviera cerca desaparecía en ella."
En ese momento las campanas de la torre sonaron, anunciando la media noche. Los niños estaban asustados, ya que en ese pueblo no había ni torre ni iglesia. ¿De dónde sonarían?
Víctor: "¡Tranquilos chicos! No pasa nada, serán las campanadas del pueblo de al lado. ¿Queréis que siga con la historia? En ese caso, prestarme atención. Bueno como os iba diciendo, todo el que estuviera cerca de la niebla desaparecía. Durante el día, todo aquel que pisara la plaza moría por alguna epidemia, nadie se atrevía a pisar la plaza. "
En ese momento una niebla empezó a cubrir la plaza, y las campanadas sonaron otra vez pero mucho más de cerca. Los niños gritaron y desaparecieron entre la niebla y los mayores corrieron confundidos y aturdidos intentando tranquilizar a los pequeños. Por la niebla empezaron a aparecer pisadas, de alguien al que no se le veía, y dejó un periódico de 1557 en el que aparecía el titular de: "Pueblo fantasma: Ochate" contaba las desapariciones misteriosas por la niebla y las epidemias que tuvieron lugar hasta dejar el pueblo desierto por cientos de años.
Aquella noche significó un antes y un después para el pueblo, ninguno de los niños aparecieron y todos los habitantes se trasladaron tras la tragedia, que una vez más, se vivió en el pueblo.

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3 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Que tal Maria?

    Un texto con una gran idea, pero creo que quedo corto en la ejecucion. La manera como vas llevando la historia parece muy prometedora, pero le das mucha pausa al suspenso.

    Cuando presentas a Victor como el narrador y unico personaje con dialogo, no requieres nombrarlo cada vez.

    Noto algunas faltas leves pero insignificantes. Cuando vas a tratar de asustarnos no nos sueltes, creo que hubiera sido mejor dejar las primeras campanadas fuera. Darle mas fuerza a la descripcion de la historia y solo al final con las campanadas llegara la niebla.

    Espero que mis comentarios te sean de utilidad ya que el texto me gusto pero me dejo un poco insatisfecho.

    Felicidades y seguimos caminando.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 17:37
  2. 2. José Torma dice:

    Que bruto soy! no me percate de que eras menor de edad al leer tu relato.

    Te reitero, es una buena idea que se requiere trabajar un poco mas para lograr que sea mas impactante. Y te felicito por animarte a mostrar tu trabajo… yo nunca lo hice hasta que ya fui mayor.

    Saludos otra vez.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 17:39
  3. 3. Aurora Losa dice:

    Hola, María.
    Siempre me alegra ver escritores tan jóvenes, como José, yo no tuve valor de mostrar mis escritos hasta ahora, y ya hace rato que me dejan votar. En fin, que me voy por las ramas.
    Estoy convencida de que con el tiempo tu estilo va a ir mejorando, la idea es buena y debes aprovechar la oportunidad que nos brinda Literautas para hacerlo mejor y mejor. Estoy segura de que vas a conseguirlo. Ten cuidado con las faltas de ortografía, hay alguna, y mucho ánimo.

    Escrito el 1 abril 2014 a las 08:00

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