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Las Grumelias y Los Tolofanes - por chemanuel

Las Grumelias y Los Tolofanes

Sebastián estaba en el parque Giraldo, sentado en un banco de tablas verdes y bases de metal negro, cuya pintura había menguado ante el inclemente paso del tiempo. Con la fidelidad de siempre, esperaba una visita que añoraba desde meses atrás. Sus pensamientos rondaban en torno a una sola idea. Espero que hoy sea el día en que logre verla, tengo tanto que agradecerle…

Su estado reflexivo fue interrumpido por la llegada de una mujer, que se sentó a su lado; una trigueña de ojos claros y pelo liso. Una de esas gemas cuya belleza se nota desde la lejanía. Al voltear pensó que aquel monumento era digno de una admiración infinita.

– ¡hola! – Dijo la mujer con una voz que parecía el susurro de un ángel- ¿Esperas a alguien?, se te ve inquieto.
– Sí, creo que te estaba esperando a ti- respondió Sebastián- habías tardado en llegar.
– Me estabas esperando y ni me conoces.- dijo sonreída- Soy Solymar, por cierto.
– Sebastián, un placer- dijo, mientras extendía su mano- Créeme que si te digo a quien espero, seguro pensaras que estoy loco.
– Tranquilo, todos tenemos un poco de loco. A ver, cuéntame.

No podía negarse ante semejante mujerón, así que accedió.

Hace alrededor de un año, una tarde estaba en este mismo banco. Lo recuerdo claramente. Sobre él había un periódico que tomé y al ver la fecha me enteré que era de hace dos días; igual decidí dejarlo cerca para que absorbiera los orines de mi perro pinky cuando lo llevará a casa. Maldecía a mi jefe de aquel entonces, no me daba ni un respiro en la oficina, quería que programáramos hasta en la hora del almuerzo. En ese momento arribo una niña algo pálida, y se colocó justo donde estás tú. Ves las grumelias me preguntó, mientas señalaba hacia la grama. No veía nada ahí, pero fui incapaz de ir contra su imaginación y le dije que sí. Ella me dijo que existían unos seres pequeños llamados tolofanes, que eran los que limpiaban y cuidaban las hojas y flores de aquellas plantas. En qué momento aparecen, y porque no los vemos le pregunté. Ellos son esponjosos y se expanden y contraen muy rápido, y cuando vienen las personas ellos se integran a la mata tomando el color de sus partes. Ya hasta podía oler la frescura de la primavera envuelta en esa grumelias. Caí en cuenta que había pasado mucho tiempo e intente indagar para saber con quién la pequeña había ido al parque.

Sebastián hizo una pausa larga para saber si el silencio de Solymar era derivativo de un aburrimiento crónico perfilándose hacia una muerte lenta. Hubo señales de vida. Que paso con la niña preguntó ella.

La chiquilla me dijo, que debía esperar a su mami allá, y señalo en dirección al lago. Vi que alguien se acercaba, al volver la vista hacía ella me encontré solo, confundido y para que te voy a mentir, bastante asustado. No entendía a donde había ido la pequeña. No existía ningún lugar para esconderse, ni tiempo para que lo pudiera hacer; créeme que igual gire buscando en todas partes. Será posible que el estrés haya atentado contra mí de esa manera, o son filamentos de una demencia prematura. No tenía la respuesta, solo incógnitas y suposiciones. Estuve unos diez minutos detenido ahí, en cuerpo, solo en cuerpo. Agarre el periódico para cambiar de aires antes de irme, al pasar la página un impacto fulminante socavo mi endereza aún más. Vi la foto de ella y arriba un titular: “Niña de 11 años encontrada muerta en el lago del parque Giraldo”.

Solymar estaba triste, enmudecida y expectante.

«No te voy contar detalles sobre cómo murió. Solo te voy decir que gracias a ella deje el trabajo que tenia y me dedique a escribir; sin duda mi verdadera vocación. Mi primer relato se llamó Las Grumelias y Los Tolofanes. Publique un libro con el nombre de Los Siete Soles, y de vez en cuando le llevo dinero a la familia de Rosalinda, así se llamaba, Rosalinda. Les digo que son aportes de personas que habían reunido plata para colocarle una estatua en el parque, pero como la alcaldía no dio el permiso yo se lo entregaba directamente a ellos».

Colocó una mano sobre el hombro de Solymar para reconfortarla y le dijo, es a ella a quien siempre espero, es a ella.

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1 comentario

  1. 1. Chiripa dice:

    Hola Chemanuel, llego tarde a comentar tu relato y los siento!

    Pienso que hay un par de cosas que podrias corregir. En el 5o. párrafo “Hace alrededor de un año, una tarde estaba en este mismo banco. Lo recuerdo claramente. Sobre él había un periódico que tomé y al ver la fecha me enteré que era de hace dos días” como estás hablando en pasado creo que deberías poner ….de hacía dos días. Segundo, revisa de nuevo y coloca las tildes que olvidaste

    Me parece muy bonito tu relato y muy bien narrado. Tiene una buena estructura y se lee con facilidad
    Los nombres que escogiste para las féminas me parecen hasta poeticos y el que escogiste para el relato me llamó la atención y por eso me detuve a leerlo.
    Si de verdad este es tu primer relato, te felicito sinceramente y deseo que pronto publiques Los Siete Soles
    Espero seguir leyéndote

    Si deseas contestar esta observaciones, por favor date una vuelta por mi relato (“Mi nombre es Yainer Peña y tengo 16”, etc etc) y hazlas alli, porque probablementa no me de tiempo de volver aquí

    Escrito el 14 abril 2014 a las 02:30

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