Encuentro - por Kate Lamore

El viento anunciaba lluvia. Comenzaba el otoño y las hojas de los árboles poco a poco empezaban a acumularse en el suelo. Los niños que se cruzó en el camino, saltaban sobre ellas haciendolas crujir.

La imagen le recordó aquellos años en que él era aquel muchacho que disfrutaba de una tarde fresca. Aquellos tiempos le sonaban tan lejanos, que casi lo había olvidado.

Llegó a un parque al cruzar en una esquina, y se dirigió directamente hacia una banca bajo un inmenso roble. Se sentó sobre la fría madera y abrió la bolsa donde guardaba su sandwich.
Le dio una mordida y el sabor del pollo le reconfortó. Había dedicado su vida al trabajo, a avanzar en su carrera, y conseguir nuevos negocios, que había olvidado detenerse y observar como había cambiado su alrededor.

La brisa revolvió su pelo, recordándole que debía pedir cita para la peluquería. Dejó por un momento que su mente se relajara y disfrutó de su improvisado almuerzo.

Una mujer de cabello tan corto como el de un hombre se sentó junto a él. Llevaba un vestido corto de algodón en tonalidades verdes. Sintió un escalofrío al ver que usaba sandalias y no pudo evitar mirar al cielo donde las nubes ennegrecidas amenazaban discretamente. No llevaba cartera, solo una manzana en la mano derecha y un diario local sobre el regazo.

La mujer mordía su manzana con pequeños mordizcos y empezó a leer el diario.

-¡Hermoso!, ¿no crees?- le preguntó la mujer girando hacia él con una sonrisa en el rostro.

La foto que le mostró era de una serie de arcoíris, sobre la ciudad. El cielo azul intenso y un sol radiante en lo alto.

Él volvió a mirar hacia lo alto y miró la página. Algo le llamó la atención.

-Ese diario es de hace diez años- dijo señalando la fecha en el borde superior de la página.

La mujer pareció no tomarle importancia.

-Te pregunté si es hermoso- corrigió ella, esperando atentamente la respuesta.

Él asintió- lo es. Pero no sirve de nada leer un diario de hace tanto tiempo.

Ella frunció el ceño- ¿por qué no?

-Porque son cosas que ya pasaron y que no te informan de nada útil-

Frunció aún más el ceño- ¿por qué tiene que ser útil?

La miró sorprendido- porque los diarios son para informarnos del clima, de las políticas del gobierno, de las fluctuaciones financieras y desgraciadamente de los crímenes.

La mujer miró su diario y luego a él.

-¿Solo lees lo que es útil?-

La pregunta le tomó por sorpresa.

Meditó un poco antes de contestar- si… se podría decir que sí…leo el diario para informarme, los libros para perfeccionarme, las cuentas para que no me estafen… ese es el patrón.

-¡Que triste tu vida!

-¿Perdón?-

Ella no pareció arrepentida- Si esa es tu forma de pensar, no disfrutas de la vida porque te pierdes de las cosas hermosas, ya que las cosas hermosas suelen ser las con menos utilidad ni sentido.

Él no supo que contestar. Sintió un extraño sentimiento recorrerle el cuerpo y sintió miedo ante lo desconocido. Nunca había pensado que había algo mal en su vida, pero esa desconocida le había abierto los ojos, dejando con ello un dolor que ninguna pomada podría curar. Quería preguntar, decir algo, pero las palabras no salían.

Bajó la cabeza para controlarse y evitar que su mundo se desmoronara. Había olvidado disfrutar la vida que con tanto esfuerzo había trabajado para conseguir. Logró controlarse y alzó la vista para averiguar más, pero la chica se había marchado y en su lugar estaba el diario con una nota sobre él.

\"Hace años me dieron un regalo que tardé en comprender. Perdí tiempo y oportunidad. Alguna vez fui como tú, triste y solitario, pero ahora tú puedes ser yo\".