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Mañanas en el parque - por Trescatorce

Web: http://www.trescatorcedreams.blogspot.com

Llegó al parque con paso tranquilo, el periódico arrugado cogido bajo el brazo. En el otro el bastón, que le ayudaba a caminar. Divisó el banco, bajo la arboleda, donde siempre se sentaba, su banco, y sonrió al encontrarlo vacío. Hoy no tendría que discutir con nadie.
Se sentó pesadamente, con un quejido escapando de sus labios. Una vez se acomodó, suspiró. Parece que no te puedes hacer mayor sin ruidos, pensaba. Era duro, con lo que él había sido, y ahora verse impedido en los movimientos. La agilidad se escapa con los años, se escurre, se pierde. Se siente atrapado, él sigue siendo un joven de 40, pero el espejo le devuelve la imagen de un viejo de 70 años, y sus extremidades ya no le obedecen como antes. Quién tuviera 20 años menos, sabiendo lo que sé, rumiaba.
Estiró el periódico encima de sus piernas, le quitó amorosamente las arrugas y lo acarició hasta que quedó tan liso como a él le gustaba. Y con el periódico reposando en su regazo, se dedicó a observar, como todas las mañanas.
Hoy el día estaba fresco, se agradecía después de tantos días de calor. Pero él, hombre previsor, llevaba una rebeca con la que combatir el frío. Con el inicio del día la vida hacía acto de presencia en el parque. La primera en llegar fue la barrendera, una chica joven que siempre llevaba unos cascos por los que atronaba una música estridente.
– ¿Qué, abuelo, estrenando el día?
Él sonrió, indulgente. Le gustaba la chica, pese a sus modales toscos.
– Alguien tiene que poner las calles.
– ¿Todo en su sitio, entonces? ¿Puedo empezar la tarea?
– Todo en orden. Proceda, grumete.
La chica saludó llevándose la mano abierta a la frente, al modo militar. Se rió y continuó con su ruta.
Mientras veía alejarse a la joven, bailando al ritmo de una música insonora para él, jugaba con las esquinas del diario. Aún no lo iba a abrir, ahora llegaba otro incondicional de las mañanas, como él, un corredor. Todas las mañanas, hiciera frío, lloviera o hubiera sol, salía con su ropa de deporte a trotar. Debía empezar lejos, porque cuando pasaba por delante del abuelo, y le saludaba con la mano, el sudor ya caía por su frente y en su cara se veía una mueca de dolor. No creía que le doliera, pero el esfuerzo hace sufrir y aquel hombre, de unos 35 años, se esforzaba mucho. Le siguió con la mirada, consciente del ritmo de sus zancadas, casi hipnótico, hasta que dobló la esquina. Otro día más. Mañana le vería de nuevo, tan seguro como que saldría el sol.
Después del primero, pasaron otros cinco deportistas en dos grupos distintos. Las mujeres, tres, trotaban suaves mientras hablaban. Los hombres, dos, iban en silencio marcando un ritmo más alegre. Todos levantaron la mano al pasar junto a él. Su viejo corazón agradeció la sonrisa de la más joven.
A la hora de todos los días llegó su amiga. Ella siempre llegaba a media mañana, con el paso lento, como el suyo, pero sin bastón. Se sentó junto a él, y le sonrió. Sin ni siquiera mover un dedo desprendía energía, mucha energía para la edad que tenía. Era algo más joven que él, pero, coqueta, no quiso nunca decirle su edad.
– El periódico es de ayer. – Señaló al regazo y sonrió.
– Sabes que sólo lo compro los domingos y lo voy leyendo durante la semana.
Ella sonrió de nuevo. Miró hacia arriba, hacia el cielo cubierto de nubes. Él la miraba a ella, bella en su vejez, la última llama que había iluminado su corazón, cuando ya creía que había pasado su tiempo.
– Hoy se va a estar bien en la calle, no va a hacer mucho calor. – Le miró – ¿Vamos?
– Claro.
Se levantó con dificultad. Le ofreció el brazo a su acompañante y con paso lento, pero seguro, se alejaron del banco. Comenzaba su parte favorita del día.

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4 comentarios

  1. 1. Abbey dice:

    Muy tierno.
    Consigues que se empatize con el protagonista y las descripciones son precisas. Sin necesidad de largas parrafadas nos sitúas en el lugar y en tiempo con claridad.
    Me ha gustado tu forma de narrar.
    Bien hecho

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 19:10
  2. 2. lunaclara dice:

    Hola! A mi también me ha gustado. Describes muy bien, casi estaba ahí sentada al lado del viejete.
    Es difícil transmitir sentimientos. Quizás este sea uno de los mejores relatos q he leído x aquí, en ese sentido.
    Felicidades!

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 21:20
  3. 3. Shylbia dice:

    ¡Hola!
    Soy una de las personas que comentó tu relato. Simplemente quería volverte a dar la enhorabuena. Y decirte que me avises si vas a seguir contando algo de mi amigo el viejete :p
    Coincido con Abbey, es un relato pero que muy tierno. Me encanta.

    Escrito el 1 abril 2014 a las 00:53
  4. 4. Aurora Losa dice:

    Deliciosa historia y muy bien aderezada. Sé que la escena final es muy bonita y conmovedora, pero la que más me gusta es cuando pasa la barrendera, es de esas situaciones cotidianas que arrancan una sonrisilla.
    Depués de destacar esto en particular te diré que me parece una ejercicio impecable y muy bonito, sin caer en tópicos, al contrario crea unos personajes más humanos. Y el mensaje que transmite es aún mejor.
    Enhorabuena.

    Escrito el 2 abril 2014 a las 11:24

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