Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El Dossier - por M. H. Heels

Web: http://mhheels.wordpress.com

Cruzó la entrada suroeste del parque cuando su reloj de muñeca marcaba las 12:45. Tenía tiempo de sobra para llegar a la caseta del lago así que aflojó el paso. Un golpe de aire frío levantó la falda de Irina por encima de sus botas. No es que hiciera una bonita mañana para pasear, precisamente.

Al llegar a la caseta del lago, un nuevo golpe de aire se enredó en su pelo moviendo peligrosamente su peluca rubia. Irina sacó un pequeño espejo de mano, comprobó que el pelo estaba en su sitio y cogió la barra de labios del fondo de su bolso.

**

Fyodor Lébedev salió por la puerta de la embajada exactamente a las 13:10 y se dirigió a su casa, como cada día. En su mano derecha llevaba el maletín de cuero desgastado que le había regalado su mujer el primer día de trabajo. Era el mismo maletín de siempre, pero hoy lo notaba extraño. “Es por el peso” se repetía mentalmente para tranquilizarse, aunque en realidad sabía que no era por eso. Aquella carpeta no pesaba tanto como para haber notado la diferencia, pero era una gran carga para
él.

Caminaba deprisa, más que de costumbre, tanto que notaba el sudor pegarse a su piel incluso con aquel viento. “Sólo tengo que llegar a casa y entregarles el dossier” pensaba mientras cruzaba la entrada sur. Su casa estaba al otro lado del parque, de hecho, podía ver la ventana de su salón desde donde estaba. Respiró hondo intentando relajarse, sólo le separaban unos metros de su nueva vida.

**

Irina le pudo ver entrar a través del espejo. Incluso desde ese ángulo se notaba que estaba nervioso. Lo llevaba. No había duda.

– No, Fyodor, no…. ¿Por qué? ¿Por qué tú? – murmuró.

Incluso en ese momento, Irina no podía terminar de creer que Fyodor fuese el topo. Le conocía desde que eran niños, habían sido vecinos en la Madre Patria. Siempre tuvo muy claras sus ideas y siempre supo quién era el enemigo. ¡Incluso había sido Fyodor quien reclutó a Irina! No podía ser él quien entregase el dossier con los nombres y posiciones de todos los agentes a la
CIA… Simplemente, no podía creerlo.

Irina sacudió la cabeza intentando deshacer el nudo que se empezaba a formar en su garganta. Por mucho que quisiera negarlo, las pruebas decían lo contrario: Fyodor les había traicionado. “Será mejor que lo haga yo a que le vuelvan a enviar a Rusia. Al menos yo le mataré rápido” pensó mientras abría la barra de labios y comenzaba a pintárselos de rojo intenso. Era la señal.

– ¿Giselle Robinson? – susurró el vagabundo, que se había acercado a ella.

Irina sonrió con desgana. Nunca le gustó el nombre de su tapadera porque le sonaba a ama de casa de pasteles de manzana y reuniones de tupperware, aunque se suponía que eso es lo que debía ser.

El vagabundo sacó de su carrito un periódico doblado y se lo entregó. Dentro debería estar el arma que acabase con Fyodor. Al cogerlo, notó algo extraño en su peso. No era la primera vez que Irina hacía aquello ni era la primera vez que le entregaban un arma de aquella manera. Únicamente con el peso podía saber qué arma era, si tenía o no silenciador y saber, casi con exactitud, el número de balas de las que disponía porque había sido parte de su entrenamiento. Y esa no era un arma de las suyas.

Los ojos del vagabundo no le decían nada. Tampoco reconocía a aquel hombre, pero eso era lo normal, no se podían conocer entre ellos y todos cambiaban de apariencia en cada encuentro por su propia protección. No notaba nada raro. Bajó la mirada al paquete por puro instinto y lo vio al instante: la fecha del periódico era de tres días antes.

– Disculpe señor, no tengo una moneda para darle – dijo Irina sonriendo amablemente mientras le devolvía su periódico.

– ¿Es usted Giselle Robinson? – preguntó de nuevo el vagabundo.

– Lo siento, creo que me confunde con otra persona – respondió Irina dando media vuelta y caminando tranquilamente hacia la salida del parque.

**

Cuando Fyodor la vio salir por el rabillo del ojo respiró hondo. Su plan había funcionado: Irina estaba a salvo. Ahora solo tenía que convencer a la CIA de que el dossier falso que les llevaba era el real, pero esa era la parte sencilla.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

9 comentarios

  1. 1. forvetor dice:

    buen relato M. precisamente mi primera opción para esta escena fue una historia de espías (gabardinas, periódicos, migas para los patos.. un poco en plan cómico) pero al final me fui por otro lado… je

    muy bien llevado a pesar de los saltos y sin objeción a nivel gramatical. salvo quizá los adverbios acabados en “-mente” que hay como ocho y llaman la atención.

    un saludo, nos leemos
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 17:34
  2. 2. M. H. Heels dice:

    Muchas gracias por tu comentario, no me había dado cuenta de los adverbios, lo tendré en cuenta para próximos textos.

    Respecto a la historia… Más que una historia de espías sin más mi idea era la guerra fría, los agentes del KGB, la CIA… Quizás ha sido demasiado sutil. Otra cosa a tener en cuenta para próximos relatos. De todo se aprende!!

    Muchas gracias. Nos leemos

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 18:22
  3. Heels, me he perdido un poco porque dice que va a matarlo, le entregan un arma, pero al final Irina se va sin matarle… Hay un punto ahí que no me ha quedado claro, pero el relato me ha gustado. ¡Felicidades!
    Nos leemos.

    Aina
    http://ainaponstriay.wordpress.com

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 19:44
  4. 4. lunaclara dice:

    M.H.Heels, vaya pedazo de relato. Salvo esa parte final de la trama en la q ella va a matarlo xo se va del parque… El resto necesita una continuación!!! Lo has dejado en lo mejor!!!

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 23:27
  5. 5. NHICAP dice:

    Hola H.H.,

    Me parece un gran relato, con una estructura muy buena y narrado con gran habilidad.Felicidades

    Se entiende que estamos en la Guerra Fría pero la segunda pista que Fyodor envia a Irina, la primera es un tipo de arma no usual, es la fecha del periódico que alerta a Irina. Aquí, el lector tiene que echarle mucha imaginación para entender porqué desconfía al ver el periódico atrasado.

    No obstante me ha gustado muchísimo tu texto.

    Felicidades

    Escrito el 29 marzo 2014 a las 09:07
  6. 6. fernando sanz félez dice:

    Me ha gustado. No soy de novela negra ni de espías, pero he de reconocer que esta me ha atrapado. Sobre todo, me ha gustado la agilidad mental con que dotas a Irina. Será porque yo no sabría reaccionar de una manera tan rápida a pistas tan confusas. También me gusta la astucia de Fyodor. El doble juego mortal. Quizás sea por haber visto tantas historias con espías rusos tan torpes, que siempre se equivocan o les engañan. De hecho estoy hablando de espías y guerra fría en lugar de literatura. Muy bueno.

    Escrito el 29 marzo 2014 a las 21:02
  7. 7. Cibeles dice:

    Muy bueno, quizás un poco sutil, pero excelente, y un final perfecto.

    Escrito el 30 marzo 2014 a las 04:45
  8. 8. Wolfdux dice:

    La KGB y la CIA es lo primero que me ha venido a la cabeza al leer el texto.

    Coincido con Aina sobre el cambio repentino de no matarlo y el dossier falso, he tenido que releerlo para comprenderlo bien, aún así un relato muy bueno, felicidades.

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 05:41
  9. 9. Borja dice:

    Hola!
    Me parece un relato muy bueno. Narras bien. Es fluido.
    Opino como Forvertor respecto de los adverbios.
    En lo tocante a la historia, me pareció fascinante.
    Un saludo!

    Escrito el 31 marzo 2014 a las 10:51

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.