En el parque - por Isabel Ramírez

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En el parque

En cinco minutos comienza mi hora de descanso en la oficina. Y hoy, en vez de quedarme en el salón comedor de la empresa, me voy al parque.
Nunca lo hago, pero la tarde está soleada, quiero respirar un poco de aire y estirar las piernas.
El clima es agradable pero el parque está desierto. Los árboles empiezan a mostrar los colores naranjo, rojo y amarillo del otoño que ya se está instalando. Seguramente más tarde empezarán a llegar los niños, sus madres y mascotas.
Pienso que fue una buena idea salir un poco, se siente bien aquí.
Elijo un banco para sentarme, saco la vianda del bolso, una gaseosa y empiezo a devorar mi sándwich.
Desde la otra punta del camino, a mi derecha, veo a una muchacha de unos veinte años aproximarse. Lleva unos Jeans azules y un buzo rojo. Y me sorprende su largo pelo, le llega a la cintura, castaño y lacio. Se sienta en otro banco no muy cercano al mío.
Luce muy delgada, noto que no lleva bolso, ni cartera o libros. Se queda mirando el piso, absorta.
Decido seguir con mi almuerzo y no prestarle más atención, cuando me parece escuchar sollozos, ¿será mi imaginación?
Miro otra vez y veo que la chica está llorando amargamente, las manos cubriéndose el rostro y el viento empujando su pelo sobre las manos.
Veo su espalda sacudirse con el intenso llanto y me pregunto ¿Qué hago? ¿Me acerco a preguntarle si puedo hacer algo por ella? ¿Pensará que me meto en lo que no es asunto mío?
Como el llanto parece arreciar, me decido.
Dejo mi almuerzo y me dirijo a su banco.
_Señorita, ¿puedo ayudarla en algo?
¿Se siente mal?
Si algo puedo hacer por usted…
Levanta el rostro de las manos y me mira. Sus ojos celestes, muy claros, cargados de lágrimas. Sacude la cabeza como negando sin decir palabra.
Insisto.
¿Quiere que le pida un taxi?
¿Quiere que llame a alguien para que venga a buscarla?
Niega con la cabeza otra vez, se levanta mirándome y empieza a alejarse por el mismo lugar por donde vino.
Me quedo parado ahí mientras la veo marcharse y pienso seguramente tuvo algún problema con un novio, una pena de amor o algo así.
No tengo por que meterme.
Vuelvo a mi banco a seguir con mi almuerzo y veo debajo del mismo un periódico que no había visto antes.
Parecía viejo, sus páginas un poco amarillentas.
Lo levanto, por puro aburrimiento, y veo la fecha: 20 de agosto de 2010.
Voy mirando distraídamente los titulares de la primera página y casi al pie de la misma veo la noticia: María García de 22 años asesinada de una puñalada por su celoso novio, en este mismo parque.
Sus padres habían publicado un pedido de ayuda para encontrarla, el día anterior a su muerte y aportaban su foto.
Reconocí sus grandes ojos celestes y su largísimo pelo castaño.
La noticia continuaba informando que unas personas paseando por el parque ese día vieron, entre unos matorrales altos, un cuerpo vistiendo Jean azul y buzo rojo. Dieron aviso a la policía enseguida.
La cabeza empieza a darme vueltas, me siento mareado y con náuseas. Me agarro de un árbol para vomitar. Luego recojo todas las cosas, las pongo en el bolso y sin poder encontrar una explicación lógica de que fue lo que pasó, empiezo a caminar, las piernas temblando, de vuelta a la oficina.