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EL CASTILLO INFLABLE - por Moria Puch

Web: http://www.soymoriapuch.wordpress.com

Para mi amigo Forvetor

El castillo estaba en mi patio. Era imposible no verlo si me asomaba a la ventana. Incluso lo veía ahora, cepillándome los dientes en el baño; su inmensidad apenas captada en el borde del espejo.
Cada dos segundos chequeaba mi reloj. La noche se haría interminable. Mamá me había prohibido meterme al castillo hasta la mañana siguiente a las cuatro de la tarde, cuando llegaran todos los invitados a mi fiesta de cumpleaños.
¿Me quería torturar o qué?
El castillo ahí, tan cerca, era como dejarle un plato de tacos a un gordo haciendo dieta. ¡No aguantaría más de doce horas! Apenas eran las nueve de la noche. ¿Para qué carajo lo inflaron tanto tiempo antes?
Ya había sufrido mi castigo, ¿por qué me lo prolongaban más?
Había pasado meses sin recreo por algo que yo no había empezado. En la escuela un bully de sexto grado había querido pegarme, y yo me defendí. ¿Acaso eso está mal? Le arranqué un mechón de su pelo largo, después lo tiré al piso dándole un rodillazo en las canicas, y por último me le senté en el estómago y le metí el mechón de pelo en la boca. Pero como suele pasar, las maestras que cuidaban el patio solo vieron mi agresión, la última parte, el desenlace. Entonces, ¿qué pasó? El bully se largó a llorar y dijo que yo lo había atacado sin razón.
Bien, no importa. No era la primera vez que me castigaban. La pared que me hacían mirar durante los castigos ya tenía mi nombre tallado con una navaja que le saqué a papá un día que fuimos a pescar. Él sigue creyendo que se la robaron. Pero no es robar si estamos en familia.
Si ya había cumplido mis condenas, no era justo que esperara tanto.
Me calcé las zapatillas y me paré en el alfeizar de la ventana. El viento del otoño me paspó los cachetes, me zarandeó la camisa del piyama como una bandera pirata…
Pirata.
Genial. A eso jugaría esta noche.
Me bajé del alfeizar y fui hasta el ropero. De la caja escondida debajo de unas frazadas de invierno, saqué los restos de pelo que le había cortado al bully. Sí, no le hice tragar todo. Me gustaba guardar trofeos de mis combates. Además de eso, tenía un diente roto que le había bajado de un golpe a un vecino que quiso tocarme; una uña entera de un dedo gordo del pie, y un par de cosas más sin importancia.
Como decía, agarré el mechón de pelo del bully y me lo pegué con cinta en la nuca. Me puse un parche en el ojo y agarré un gancho de metal que tenía escondido en una tabla floja del techo. El carnicero de la vuelta lo usaba para colgar los salames que vendía al público, y tenía muchos, no creo que extrañara este.
Volví a subirme a la ventana disfrazado de pirata. Salté hacia el árbol que tenía enfrente y bajé al patio, quedando a pocos metros del castillo. Entré. No tenía techo. La noche estaba tan clara y despejada que la luna se reflejaba en mi gancho de metal. Empecé a saltar y a divertirme.
Hasta que un perro salió de la nada y se me vino encima. Recién cuando tuve el hocico a dos centímetros de la cara, lo reconocí. Era el maldito perro del vecino. Un avejentado perro policía que debía mantenerse atado y con bozal. Ya había mordido a varios chicos del barrio, incluyendo a mi hermanita de seis años.
El desgraciado me tiró un tarascón y logré frenarlo con el gancho. Algunos colmillos le tronaron, partiéndose con un ¡track!. Un par de astillas me cayeron en la boca. Aproveché su leve momento de sorpresa en el que se echó para atrás y le ensarté el gancho debajo de la oreja izquierda.
—El juego se acabó, maldito perro —ejerciendo presión, bajé la mano y le abrí un tajo desde la mandíbula hasta el cuello.
Soltó un ladrido tan fuerte y alargado que logró despertar a mis padres.
Al salir a los apurones del castillo, rasgué el plástico con el gancho y toda la estructura empezó a desinflarse rápidamente, soltando un silbido ensordecedor.
Mis padres llegaron en el último segundo, justo para ver, como siempre, la escena final, el desenlace: un montón de plástico arrugado escondiendo el cadáver ensangrentado de un perro. Y a su hijo, con un gancho de carnicero en la mano, también cubierto en sangre.

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9 comentarios

  1. 1. Wolfdux dice:

    Lo último que hubiera pensado que pasaría en ese castillo inflable era lo que has narrado. Menudo pieza esta hecho el niño.

    Felicidades.

    PD: ¡Forvetor puedes estar contento por este pedazo de relato que han brindado!

    Escrito el 28 abril 2014 a las 19:39
  2. 2. forvetor dice:

    woooooooo .. un cuento dedicado!!! gracias Moria ^^ ¡¡espectacular la escena final!!
    tienes facilidad (o predilección) para las narraciones “infantilesperono”
    un abrazo, nos leemos!
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/
    pd. como ya habrás leído por ahí mi relato de este mes no fue aceptado, pásate por el blog y échale un vistazo 😉

    Escrito el 28 abril 2014 a las 20:24
  3. 3. forvetor dice:

    yeah Wolfdux!!! encantado me hallo 😛

    Escrito el 28 abril 2014 a las 20:25
  4. Hola Moria. La sangre y el sadismo son lo tuyo, sin duda. Utilizar a un niño y darle ese aspecto de “yo no he empezado, pero ni de “coña” me quedo atrás”, me encanta. Enhorabuena.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 06:57
  5. ¿Que te puedo decir?
    Me ha encantado el relato. No sólo por la dosis de sangre que tanto me gusta, sino que estaba tan bien narrado que se me hizo corto el tiempo de lectura. hasta me imaginé al protagonista en todas sus aventuras.
    Saludos.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 13:38
  6. 6. NHICAP dice:

    Hola Moría,

    Maravillosa tu forma de narrar la historia, no sobra ni falta nada. El pibe un fenómeno, siempre lo cazan al final pero la culpa nunca es suya. Igual que los políticos.

    Felicidades por tu estupendo relato, ingenioso y de excelente desarrollo.

    Un abrazo

    Escrito el 29 abril 2014 a las 18:18
  7. 7. José Torma dice:

    Pues yo al igual que el protagonista, pase gran parte de mi pre escolar y kinder en la oficina de la madre superiora. El detalle de la navaja me trajo una sonrisa porque mi arma fue una pluma (en mis tiempos los niños usabamos lapiz del numero 2 jaja) y con sendos trazos y caligrafia infantil escribi mi nombre en el pizarron. Que alguien me explique porque demonios yo no sabia que la pluma no se borra jaja.

    Todo el relato me ha gustado a excepcion del asunto con el perro. Que te digo, ese tipo de comportamiento no le veo buen futuro al muchachito este. Me pierdo el porque de la dedicatoria a Forvetor pero ya la platicaras luego.

    Tecnicamente un excelente relato, solo el final que a mi no me gusto, pero es personal no un reflejo de tu trabajo.

    Felicidades.

    Escrito el 30 abril 2014 a las 21:31
  8. 8. Aurora Losa dice:

    Juraría que es uno de los textos que me tocó comentar. (digo que juraría porque en la cabeza se me agolpan los comentados con los leídos)
    Primero me encanta la dedicatoria ;P
    Y es impresionante cómo desarrollas el texto, llevándonos de un niño que tiene la mala suerte de que le metan en problemas en el cole a una visión más terrible de ese mismo niño, creando una confusión sobre si realmente tiene mala pata y la casualidad se alía con la oportunidad en su contra, o es un psicópata en ciernes.
    Sin presiones pero, cuando veo tu nombre en la lista, espero un buen relato y juro que no me has defraudado en absoluto.
    Enhorabuena.

    Escrito el 1 mayo 2014 a las 19:02
  9. 9. Moria Puch dice:

    Wolfdux: ¡muchas gracias! Me alegro que te haya gustado (: y sí, la idea era que se notara que el niño iba para psicópata jaja (he leído mucho sobre que todos los asesinos empiezan matando animales, que no es cosa de las películas, es un factor real. Como todo, deben empezar desde abajo).

    Forvetor: ¡de nada, amigo! El cuento es para vos porque me hiciste volver a mis raíces. El terror y el gore jaja. Como que para Literautas he escrito cositas más suaves XD
    Es más, a los tres críticos que me tocaron, no les gusta el género ni la sangre XD pero les encantó el relato.
    Ya me pasaré por tu blog 😀
    Estoy tan ocupado que recién ahora pude entrar a comentar por aquí u.u

    Aina: ¡Gracias! 😀 sí, la sangre siempre fue lo mío, aunque lo he dejado un poco de lado, porque… no sé jaja. Como que me sentía estancado en lo mismo. Pero cada vez que vuelvo, la adrenalina se apodera de mí. Siempre uso personajes infantiles en situaciones oscuras porque me divierte más el hecho de saber o contar cómo empieza un asesino más que su presente.

    NHICAP: jaja igual que los políticos, sin duda XD ¡me alegro que te haya gustado! 😀

    José Torma: el hecho de que mate al perro es justamente lo que apunta a que será un asesino (o al menos, va queriendo). El final es precipitado por el tema de las 750 palabras. Imáginate que la primera versión tenía 1500 palabras jaja. Muchas gracias por las felicitaciones 😀

    Aurora: gracias 😀 Sí, me gusta la idea de confundir a la gente jaja. Un niño tiene eso de hacer cosas malas creyendo que el mundo está en su contra y que su accionar es correcto. Este personaje en particular, no distingue entre el bien y el mal, y el sadismo que aporta el culpa de algún abuso anterior, pero como dije, el tema de las 750 palabras me limitó demasiado XD
    Tu último párrafo me dejó con la boca abierta. Es lindo saber que tengo un “fan” que espera ver mi nombre y leer algo grandioso. Más que presión, es un halago. Te lo agradezco de todo corazón (: espero no defraudarte con el próximo relato. ¡Abrazos!

    Pato: ¡gracias! Ya verás las piscina de sangre que habrá en el circo y el beso jaja.

    Prometo leer sus relatos en lo que va del mes ): no tengo tiempo ni para comer en estos días ):

    Escrito el 5 mayo 2014 a las 23:11

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