Despues de la funcion. - por Celeste Sjostand

Eloize bostezaba mientras miraba la luna a través del cristal de la ventana del tren rumbo al centro de Europa, al llegar, sus ojos se abrieron como luna llena al ver el gran castillo donde viviría con su abuela.

Por la mañana se descubrió distraída caminando por el polvoriento camino, pronto, un fuerte sonido la saco de sus pensamientos, un enorme carruaje alado por seis caballos negros remontaba el camino, en la parte posterior llevaba un letrero que señalaba “Circo Imagine” en grandes y pintorescas letras doradas.

Caminó hasta el lugar donde se había asentado el circo Imagine, al ver a los artistas, junto a la gran carpa, se acercó a un joven, el viento jugaba con su largo cabello castaño, se movía de una manera natural en sus acrobacias, hasta percatarse que una chica de cabellera azul le observaba.

-Una dama tan hermosa no debería andar por aquí.

Eloize se sonrojo mirando fijamente al caballero quien poseía un curioso tatuaje en el brazo derecho.

-Mi nombre es Geoff, ofreciéndole la mano de manera amigable.

-Soy Eloize.

-¡Pero qué nombre más hermoso!, le queda perfecto a su rostro.
Eloize no hizo más que sonreír.

-Ven a vernos esta noche Eloize.

Salió pronto a casa, pensando en él, volvió al atardecer para ver la función, al final salió en busca de Geoff al cual encontró en el mismo lugar de antes.

-Me alegra verla de nuevo.

Geoff acerco una silla a Eloize; unos metros más allá se encontraba una mujer morena, quien observaba a esa extraña señorita, no pudiendo soportarlo más, se apresuró a abrazar a Geoff y estamparle un beso en la mejilla.

-Claudia deja de hacer eso cada vez que te provoca, reclamo mientras se libraba de los brazos de la joven.

-Geoff querido, ven a mi remolque pronto.

Eloize hizo un intento por irse, sintiéndose incomodada por Claudia, una contorsionista de habilidades indescriptibles, Geoff la detuvo asegurando que solo jugaba.

-Ya es hora de que me marche.

-deje que la acompañe.

Remontaron por el viejo camino, charlando entre mejillas sonrojadas y sonrisas llegaron al castillo.

-Mañana volveré.
-La estaré esperando Eloize.

Eloize asistió a cada una de las presentaciones, quedándose a ver a Geoff.

-Esta noche estas aún más hermosa.

Eloize sonrojada oculto su rostro, Geoff la beso dulcemente; mirando la romántica escena se encontraba una furiosa dama.

A la siguiente función Claudia aprisiono a Geoff en su remolque, en un intento desesperado por alejarlo de Eloize.

-¿no te das cuenta que Geoff solo juega contigo?

-¡Mientes!

-Geoff está destinado a casarse conmigo, ¿Crees que el abandonara su vida aquí por ti?

Eloize corrió con el corazón roto, Claudia tenía razón.
Geoff al ver entrar a Claudia con una pícara sonrisa supo que había hecho algo contra Eloize.

-¿Qué le has hecho?

-¿Yo? Nada por supuesto, solo le dije la verdad.

Geoff salió a prisa mientras Claudia reía, iría en busca de Eloize, al entrar en el gran salón allí estaba Eloize hundida en llanto, se acercó en silencio y se arrodillo a sus pies.

-Mi dulce Eloize, todo lo que has escuchado de la boca de Claudia son patrañas.

-Ella no dijo más que la verdad.

-No acepta la idea de que pueda amar a otra mujer.
-Tú te marcharas, y me dejaras.

-¡Ven conmigo!

-Te has vuelto loco.

-Me acompañaras como mi esposa, eres tú el amor de mi alma.
Eloize, estaba enamorada, esa noche salió a escondidas del castillo.

Por la mañana Claudia noto la presencia de Eloize, su corazón se llenaba de odio.

-¡No puede estar aquí Geoff, rompes las reglas!

-¡Ella se convertirá en mi esposa y no podrás impedirlo!

Mientras el espectáculo se llevaba a cado Claudia sorprendió a Eloize mientras dormía, cello su boca y paso una afilada navaja por su cuello, Eloize se desangro hasta morir.

-Se acabó el juego, exclamó Claudia sonriente.

Geoff, al pasar por el umbral del remolque se encontró con la horrorosa escena, donde aún se encontraba Claudia.

-Pude impedirlo, ahora serás solo mío.

Lleno de ira arrojo a Claudia contra la pared de latón y tomo en brazos a su amada Eloize, lloro amargamente hasta que no le quedó una sola lágrima por derramar.
Geoff exigió justicia a la matriarca del circo quien expulso inmediatamente a Claudia dejándola a su suerte en aquel lejano lugar.

La caravana se preparó esa misma noche y sigilosos se marcharon, Geoff dejo el cuerpo de Eloize frente a su castillo jurando amarla hasta el fin de sus días.