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Cuando el juego acaba - por Gabontza

¡Se acabó el juego!- exclamó la reina levantándose de la silla situada frente al tablero de damas. Catalina pidió que le abrocharan el corpiño de tafetán negro y se dirigió hacia el despacho de audiencias.
Muy a su pesar, se había visto obligada a asumir las tareas del reinado en ausencia de su marido. El monarca había partido a la guerra hacía ya dos largos años. En un principio, varias de las familias más influyentes de la nobleza la habían criticado duramente, puesto que no consideraban capacitada a una mujer para la tarea de gobernar. Sin embargo, el rey supo calmarlos asegurando que él mismo se haría cargo de que Catalina acatara sus deseos, utilizando el correo real para darle instrucciones precisas.
Pero aquel aciago día, la reina no pudo llegar hasta el despacho situado en el ala norte del castillo, muy alejado de su sala de juegos particular. Un extraño temblor comenzó a atenazarla, más y más fuerte a cada paso que daba, subiendo poco a poco por sus piernas hasta llegar a su cabeza. Y, cuando apenas quedaban diez pasos para llegar a su destino, Catalina se desmayó. Dos de sus damas de compañía avisaron entre gritos a la guardia, que cogiendo su cuerpo en vilo lo depositaron suavemente en la gran cama real.
Los médicos no daban crédito. La reina, pálida entre las suaves sábanas de lino, parecía ir marchitándose día a día sin que nadie acertara a encontrar la razón. Los síntomas eran confusos y ninguna pócima ni ungüento conocido hacían el menor efecto. Catalina se moría, y en ausencia de su marido, la situación era crítica.
Uno de los galenos más ancianos decidió que la vida de la reina era mucho más importante que los pocos días que aún le quedaban a él y, contraviniendo los mandatos de la Santa Iglesia, le aconsejó en privado que hablara con una joven campesina cuya madre había sido sospechosa de brujería. Él mismo había acudido a ella en algunos casos difíciles, si bien se trataba de un secreto que, por supuesto, se llevaría a la tumba.
Confusa, cansada y sin ánimos para nada, la reina decidió tomar en cuenta el consejo por pura desesperación. Mandó llamar a la joven y pidió que todas las personas que la acompañaban salieran de sus aposentos. A solas con Sofía, que así se llamaba la muchacha, le rogó entre sollozos que le dijera la razón de su mal y cómo curarlo.
-Alteza- le contestó con la voz titilante- mi madre me ha enseñado bien y gracias a eso sé que su enfermedad no está en el cuerpo sino en el alma. Ese es el motivo por el que nadie puede sanarla. Solamente usted, Mi Señora, puede obrar ese milagro.
-¿Qué clase de diagnóstico es ese?-bramó Catalina, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban- ¿No crees niña, que si pudiera curarme ya lo habría hecho?
Los ojos de Sofía temblaban de terror, pero aún así fue capaz de musitar lo siguiente: -Perdone, mi Señora, lo que digo es cierto. Su alma es infeliz y llora esta infelicidad con el llanto de su cuerpo. El mal que le aqueja es muy profundo y lleva mucho tiempo fraguándose. Si no escucha a su alma, morirá.
Algo en las palabras de la niña resonó en el corazón de Catalina. A su memoria llegaron recuerdos de su juventud, que ahora parecía tan lejana. Las largas tardes al sol en los hermosos jardines del castillo de su familia, las pícaras conversaciones con las nobles cortesanas, su afición por el juego de las damas… Todo aquello ya nunca volvería, porque ahora era reina y debía dejar el juego a un lado para hacerse cargo de sus responsabilidades. Responsabilidades que le pesaban como una gran losa en el corazón. Odiaba las críticas que podía escuchar en los ojos de las familias aristocráticas, las mismas que se inclinaban ante ella con sarcasmo. Podía masticar aquel sarcasmo. Y odiaba no poder decidir por sí misma, no ser más que la voz de un hombre siempre ausente.
La mañana siguiente amaneció con Catalina muerta en su gran cama. Sofía a su lado lloraba en silencio, sabía que la quemarían por bruja en cuanto supieran que había pasado la noche allí. Mientras los guardias la arrastraban a las mazmorras del castillo, sus ojos se encontraron con los del viejo galeno y con voz tenue musitó: “la reina ha muerto porque ha decidido que el juego se ha acabado”.

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12 comentarios

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Interesante relato, Gabontza. Empieza como un cuento de reinas y princesas y termina con una lección moral. Voy a destacar la conversación entre Catalina y Sofía, muy creíble y con un vocabulario acorde a la situación y la época (no siempre es fácil).
    Lo cierto es que me quedo con ganas de saber algo más del pasado de la reina y cómo llegó a donde está, la relación con su marido… porque el texto en realidad parece sólo una parte de su interior y es fundamental cómo era para terminar de entender cómo es. Te animo a trabajar con ello y hacer algo más largo.
    Enhorabuena

    Escrito el 29 abril 2014 a las 07:22
  2. 2. Gabontza dice:

    Muchísimas gracias Aurora. Es la primera vez que participo en el taller y me estáis haciendo sentir muy bien y muy cómoda. La verdad que no tengo más que palabras de agradecimiento.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 13:48
  3. 3. Cris dice:

    Enhorabuena Gabontza. He empezado a leer la historia sin mucha convicción y cuando llevaba dos líneas leídas ya estaba totalemente enganchada a ella. Has conseguido captar la atención del lector con una lectura agradable, entendible y con una trama que invita a leer más y más. Pensaba que al final Catalina se curaría, así que la sorpresa final ha sido todavía mayor. Felicidades.

    Escrito el 30 abril 2014 a las 07:50
  4. 4. lunaclara dice:

    Hola Gabontza:

    Tu relato me ha transportado a ese castillo donde se desarrollan esas escenas. Estoy con Cris: la trama engancha y la lectura se hace fácil porque escribes bien, con soltura y arte.

    Me decepcionó que se muriera la Reina. Bueno, esconde una gran enseñanza detrás: nuestro destino depende de nosotros; o también: si queremos podemos evitar que la contrariedad que nos sucede no nos afecte…

    ¿Y por qué iban a quemar a Sofía? Pues vaya, parece una salida fácil…

    A parte de eso… genial!!!

    Felicidades!

    Escrito el 30 abril 2014 a las 12:38
  5. 5. Gabontza dice:

    Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Me ayudan mucho.
    Lunaclara, tal y como dices, la reina tenía que morir para que se pudiera entender que el juego es fundamental para la vida y que en nuestras manos está nuestra propia vida y lo que nos emociona, lo que nos hace vivir.
    A Sofía la queman porque era hija de una mujer sospechosa de brujería y en el castillo no se aceptaba ese tipo de “medicina”. Si la reina hubiera vivido, seguramente habrían procurado no hacer hincapié en el hecho de que lo hubiera conseguido gracias a la campesina. Pero al morir se la consideraba maligna y bruja y había que quemarla. Esta es la idea que tenía al ir escribiéndolo, pero parece que no se ha entendido muy bien, habrá que darle otra vuelta.
    Al tener que escribir solamente 750 palabras hay muchas cosas que se quedan un poco en el aire. La idea de Aurora Losa de escribir algo más largo añadiendo más información sobre la reina también me parece interesante.
    De nuevo, muchas gracias por vuestras críticas constructivas.

    Escrito el 1 mayo 2014 a las 15:22
  6. 6. Vicente Freire dice:

    Para mí el personaje más atractivo es la joven campesina. Seguro que se merece que cuentes su historia con más detalle. El relato me ha gustado mucho.

    Escrito el 2 mayo 2014 a las 15:19
  7. Mis más sinceras disculpas por no haber leído antes tu texto.
    Realmente me ha gustado mucho. Los diálogos eran creíbles y de gran potencia. La historia tenía elementos que podrían conducir a algo cursi (cosa que no fue así), pero tu la guiaste a un relato con una gran reflexión. Y eso se agradece un montón.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 2 mayo 2014 a las 16:44
  8. Olvidé agregar que la lectura se hizo ágil y amena.
    Un cuento realmente bueno.

    Escrito el 2 mayo 2014 a las 16:51
  9. 9. Maureen dice:

    Caray, qué buena sorpresa me he llevado con tu relato: me ha encantado, de verdad. Me da pena que la reina deba morir: yo prefiero los finales felices, aunque suene cursi, y creo que la habría liberado de sus cadenas y la habría hecho huir 🙂

    Escrito el 6 mayo 2014 a las 22:38
  10. 10. Gabontza dice:

    Muchas gracias Maureen. Creo que si la reina hubiera sido liberada el relato habría tenido que ser mucho más largo, para poder contar todas las cosas maravillosas que podría haber hecho el resto de su vida. Puede ser interesante para darle otra vuelta al relato.

    Escrito el 7 mayo 2014 a las 07:20
  11. 11. Ana Vera dice:

    Me ha gustado muchísimo este relato tan tan bien escrito, ¡felicitaciones!
    Qué pena lo del límite de las 700 palabras, porque me he quedado con las ganas de saber más.

    Escrito el 16 mayo 2014 a las 12:19
  12. 12. Gabontza dice:

    Muchísimas gracias Ana Vera. Me has alegrado el día.

    Escrito el 16 mayo 2014 a las 20:47

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