Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

El estío y el sueño - por Saray Pérez

Web: http://quelocuenterita.com/

Desde siempre he temido la llegada del estío aunque soy consciente de que su nacimiento es recibido con anhelo y cierta precipitación. La nueva estación significa el adiós al invierno y a las sacudidas imprevistas de la primavera; sin embargo, yo lo siento como algo tan estremecedor como inevitable. Pero no piense mal, le aseguro que no se trata del capricho de un loco. Tengo mis razones. En cuanto irrumpe la primera noche templada y serena, un mismo sueño me visita una y otra vez sin que pueda evitarlo.

Es mi obsesión y mi personal extravío. En el sueño aparece una mujer joven, con cabellos de un rubio tostado que acarician sus hombros, que se estremece porque apenas está cubierta por un camisón; o quizás sea un vestido, no lo sé con certeza. Ella me da la espalda porque mira por una ventana. Supongo que esta oquedad es el único espacio abierto de aquella estancia, construida con piedra viva y suelo de tierra apelmazada. Descubro en ese momento que se trata de la atalaya de un castillo.

Entonces ella se gira y solo en aquel momento me mira.

– Se acabó el juego – dice, y de nuevo se vuelve para apoyarse en la ventana -.

Yo apenas respondo a esa sentencia y permanezco inmóvil mirándola, observando su espalda. Una suave brisa entra por la ventana y balancea su pelo, aunque yo no siento ninguna sensación en mi piel. Ella comienza a temblar. Me impacta notar su rabia y su dolor.

Desde hace décadas está encerrada en aquella atalaya sin que nadie le haya explicado los motivos. No puede salir, no puede hablar con nadie, ni tan siquiera le permiten recibir a los huéspedes del castillo. Desde su ventana apenas vislumbra el reflejo de las antorchas que custodian la entrada. Solo en contadas ocasiones adivina la llegada de alguien por lo que parece el castañeo de los caballos al trotar a través del puente levadizo. Es entonces cuando en la distancia afina su oído, creyendo oír conversaciones exiguas, pisadas de soldados y sonidos metálicos provenientes de las cocinas.

– Son las doncellas que se preparan para el recién llegado – asegura-. Todo debe estar a punto para recibirle en el Gran Salón.

Me doy cuenta de que la joven me observa ahora de una forma extraña. Se retira de la ventana y avanza hacia mí. Ya no hay marcha atrás, ha tomado la decisión. En seguida entiendo el sentido de su primera frase: ha decidido huir de su cautiverio. Ella sigue avanzando hacia el lugar que ocupo, que no sé muy bien cuál es, porque a veces estoy allí y a veces allá, a veces arriba y a veces abajo; pero en la misma estancia, en aquella misma atalaya.

– Se acabó el juego – repite-.

Sé que la joven tiene miedo. Sus dedos acarician los fríos muros como si los palpara en la oscuridad. Quizás no exista ninguna luz – pienso – quizás estemos en medio de la nada, no estoy seguro. Yo la veo en todo su ser. Veo el reflejo de su cuerpo en la noche sombría.

Ahora me encuentro fuera del castillo, y la veo descender por las escaleras hacia el Gran Salón. Parece que nadie se ha dado cuenta de aquella evasión prohibida ¿Qué ocurrirá si la descubren? ¿Qué horrible castigo le aplicarán los soldados? Ahora soy yo el que sufre un estremecimiento que paraliza mis músculos y me impide ayudarla. La joven avanza rápido entre todos los crujidos, sonidos y vaivenes cotidianos que consiguen proteger sus vedados movimientos.

Por fin logra salir del castillo, extrañamente la puerta está abierta. La joven descubre que no hay ningún enrejado ni ninguna antorcha que ilumine el puente levadizo. Levanta su cabeza y el aire gélido del exterior araña su rostro y ella se lo cubre con las manos. La atalaya está derruida, descabezada y mordida por el tiempo. Tan solo las piedras erosionadas de su base permiten adivinar que allí hubo alguna vez una torre. Nadie sale en su busca, no hay vida, no hay gritos ni voces de alarma. Todo está en calma. Y yo junto a la joven que cae a mis pies con las manos cubriéndole la cara, me hundo en el silencio total.

Entonces me despierto envuelto en un sudor frío. Me imagino a la joven. Trato de comprender su desolación y como en un absceso de locura, toma conciencia que todo ese tiempo, todos esos años, toda su vida, ha estado eso mismo. Completamente sola.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Aldo Brov dice:

    Me gusto mucho. Muy bien contado, vivi el sueño como si fuese una realidad difusa casi en camara lenta, inmerso en un silencio fantasmal. Complejo de entender, lograste dejarme enganchado tratando de entender de que se trata todo esto, se me generaron varias ideas pero me cuesta decidir si estoy en lo correcto, al igual que cuando pienso de que se trata la vida misma. En algunas cosas senti, en esa joven, un reflejo de una parte de mi propio ser.
    Y gracias por tu comentario en mi cuento del mes anterior, fue el primero que recibi y me motivaste a dejar mi torre y ver que no hay enrejados ni guardias que me impidan huir de mi verdad.
    El de este mes lo hice pensando en tu y los tuyos, que me hicieron soñar sugiriendome que escriba.

    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-17/1572

    Saludos

    Escrito el 28 abril 2014 a las 20:02
  2. 2. Aurora Losa dice:

    Precioso, voy a destacar la forma en que nos llevas de su cautiverio exterior a ese interior que es el real, ese ser y no ser de su prisión. Y la introducción con la excusa de la llegada del verano crea curiosidad. Me ha gustado muchísimo.
    Enhorabuena.

    Escrito el 30 abril 2014 a las 07:03
  3. 3. Peter Walley dice:

    Me gustan los relatos que te llevan a otro lugar del que no quieres salir cuando se acaban, y éste es uno de ellos. Muy bien contado y una historia muy interesante, enhorabuena.

    Escrito el 1 mayo 2014 a las 17:17
  4. Hola Saray:
    Es una historia preciosa que engancha un montón. Tienes un estilo muy atractivo, nada recargado pero a la vez muy elegante.
    ¡Muchas felicidades!

    Escrito el 2 mayo 2014 a las 22:12
  5. 5. Saray dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios, son realmente motivadores!. Cada mes, aprendo de vuestras palabras y de vuestros relatos.

    Escrito el 6 mayo 2014 a las 12:57

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.