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Metamorfosis - por Sofía

Todos hemos observado desde abajo cómo uno de esos globos de helio, con figuras de dibujos animados, ascendía por encima de nosotros perdiéndose en el cielo a pesar de los llantos del niño que torpemente soltó la cuerdecita. La pregunta es, ¿a dónde van esos globos?.
Akrit era un chico hindú, inteligente, observador y con demasiadas inquietudes impropias de su edad, tenía 8 años y ésta era una de sus preguntas desde más joven, ¿qué pasa con los globos?
Una mañana paseando por las calles de Nupur uno de estos vendedores de globos le llamó la atención, había algo especial en su rostro, y corrió sin duda a preguntarle. El hombre de aspecto delgado y bigote francés, con un hoyuelo en el centro de la barbilla respondía al nombre de Demi. Sin cruzar ni una sola palabra comenzó a jugar con el helio haciendo una bola enorme, la cual atrajo a Akrit como si de un imán con el polo contrario al suyo se tratara.
Al principio quedó cegado por la claridad con la que todo se veía allí. Después de un tiempo la vista se le aclaró y pudo observar lo que le rodeaba.
Ante sus ojos tenía una larga escalera de caracol, pero al pisarla descubrió que toda la escalera estaba formada por un enjambre de esos globos, que habían ido metamorfoseándose. Cada uno de esos globos tenía fórmulas matemáticas, geometría, algebra, cálculo, Pitágoras reinaba entre ellas.
Akrit impresionado no dudó en que esa realidad era infinitamente más clara que la que él conocía y echó a correr escaleras arriba sintiéndose más ligero que nunca.
Al llegar, un gran árbol y un castillo impedían a Akrit ver más allá. No cabía en su asombro, los frutos del árbol eran los propios globos de helio y ahora la gran pregunta era ¿cómo bajaban?, cada pregunta estaba llevándole a otra nueva.
Trás varios minutos de observación se dio cuenta de que los globos de su mundo eran un simple reflejo de aquellos, imitaban o participaban de ellos, su apariencia era mucho más nítida en este gran mundo que acababa de conocer, era el Mundo de las Ideas.
A la entrada del castillo había un gran cartel: “Bien, Verdad, Belleza, Justicia”. Akrit sin pensárselo abrió la puerta y se adentró. Echó un vistazo rápido pero descubrió que a su alrededor, la materia estaba deformándose, todos los cimientos del castillo se tambaleaban por la falta de pureza de Akrit, él era puro devenir y sin quererlo hizo que el globo que llevaba la Idea de Valentía escrita estallara como si una diferencia de presión enorme lo hubiera inundado y no le dejara estirarse más.
De repente, Akrit comenzó a oír una voz que le gritaba “se acabó el juego” y Demi trajo de vuelta al chico y se esfumó.
Cuando el muchacho le contó a sus padres que en ese Mundo todo se veía con mayor claridad pensaron que se habría golpeado la cabeza o que de nuevo estaba abusando de su imaginación. Ciertamente, era algo difícil de creer.
Aun así Akrit necesitaba volver a ese Mundo en el que todo se veía con más claridad y a pesar de que ya todos le tomaban por loco y sus recuerdos cada vez se hacían más vagos, le movía un sentimiento de desesperación, como si una fuerza mayor le impidiera no hacerlo.
Al amanecer, juntó todos los globos que pudo encontrar y dejó que estos tiraran de él como si de una pluma movida por el viento se tratara.
Demi consiguió pararle a mitad de camino:
– Lo siento chico tú no eres el elegido, le dijo.
Y de nuevo formó otra de esas bolas de helio pero esta vez creando una gran tormenta que le impidiera volver a aquel castillo en el que Akrit ya había realizado demasiados destrozos, más de los que Demi podía subsanar.
Dentro de su desesperación y guiado por sus propios pensamientos, por sus recuerdos y por la belleza que aquellos rayos desprendían comenzó sin saber cómo a levitar.
Y es que, al hacer frente a Demi, a sus padres y armarse de valor al comenzar su viaje, él mismo se había convertido en la nueva Idea de Valentía formando parte del castillo justo en el mismo hueco que él había provocado.
Y nada importaba ya, ahora por fin como por arte de magia conocía toda la verdad.

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3 comentarios

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Confieso que no soy nada fan de los relatos de tintes filosóficos, pero tú nos has presentado este con maestría. Si he de poner un pero, te diré que el paso de Akrit por primera vez del mundo real al lugar que le presenta Demi es confuso y su nexo podía ser un poco más claro. Por lo demás me ha parecido un ejercicio muy inteligente, con todos los ingredientes para un cuento de niños que van creciendo. Le encontré un toque de Disney pixar, un poco de Willy Wonka y de Kim de Rudyard Kipling. Me ha gustado mucho y te felicito, creo que es una idea que puedes explotar más, incluso desde diferentes puntos de vista, o que sea el primero de una serie de relatos sobre cómo el empeño puede llevarnos a sitios insospechados y convertirnos en alegorías de aquello que nos faltaba.
    Enhorabuena.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 12:00
  2. 2. Gabontza dice:

    Me ocurre igual que a Aurora. No se entiende bien cómo hace el primer cambio de realidad del niño. La idea es muy interesante pero yo habría intentado enriquecerla más con los sentimientos e impresiones del niño. Con 750 palabras es bastante complicado, pero así creo que se queda algo cojo.
    Te animaría a que hicieras el relato más amplio y largo para que nos metamos de lleno en ese mundo de fantasía.

    Escrito el 2 mayo 2014 a las 13:38
  3. 3. Kangreja dice:

    jajaja! Parece una mezcla interesante entre “El mundo de sofía” y la peli “Up”, muy original. Sin duda con un poco de edición aquí y allá, le podrías dar aun mas valor del que ya tiene, saludos y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 4 mayo 2014 a las 02:01

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