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la increíble historia de la niña que finalmente tuvo su castillo - por maude

En los cuentos de hadas empezaba todo con el “habíaunavez”, siempre ocurría esa vez y la vuelta de todo. Todo era posible: caminos oscuros y floreados, lobos sonrientes, casas y dulces, ancianos, ancianas, brujas y elfos. Príncipes, princesas. Pero esta vez, sólo tú.

Sí, tú, empezando el cuento desde el “habíaunaveztú”, y ¿qué deseaste con todas tus fuerzas? Es verdad, perdón empecemos de nuevo.

Había un vez tú, alguien pequeño, viviendo en el país de la nada, la tierra baldía de sueños. De las máquinas y los ruidos de los coches, los portazos y las voces a lo lejos. En ese lugar extraño, de cuento mediocre y urbano naciste tú. En la ciudad de los príncipes ya cansados y princesas que empujan cestas de ropa sucia. Donde las ranas se convierten en sapos y las hadas fuman después de sus servicios, con el rímel pegado a los párpados. Naciste fruto de una maldición. Como en todas las maldiciones existe el bardo que canta tristemente la historia de una niña nacida de un engaño, de una treta a una bruja. Eres la bella durmiente siempre despierta y a veces siempre hilando te duermes. La bruja se olvidó de tu padre y tus siete hermanos y de las migas de pan que dejaste pensando en volar.

Hay cuentos maravillosos que siempre acaban bien, comen perdices y la historia siempre es un comienzo. En este había una vez tú que desesperadamente se apaga en su comienzo, y el cuento se escribe con manos cansadas en un teclado.

Sí, deseaste con todas tus fuerzas cuando tuviste ya una edad de mirarse al espejo y sopesar un castillo, de piedra gris y musgo. Una fortaleza impenetrable. Con una torre a lo alto y solo una ventana por si te daba ese día mirar al mundo, al exterior o el sol. Y rechazaste las comodidades de la modernidad y prescindiste de la energía. Escogiste lo incómodo del fuego, su olor de garganta de dragón a través de los pasillos en curva. Deseaste el silencio y la melodía de las cosas, de las paredes y la madera gruesa.

Y empezaste a escribir cuentos y aventuras a la luz de las velas, con el pulso muchas de las veces tembloroso. Y entendiste tras noches en vela de la importancia de tus raíces, de tus idas y venidas. De tu reino, pero sobre todo de tu castillo sombrío. De lo impenetrable de la piedra y del musgo. Y hubo noches que salías a la ventana a aullar y a mirar a la luna ebria.

De princesa a loca hay poco espacio, o demasiado. Un castillo.

Y los años pasaron y el boca a boca, y los rumores, y el miedo y seguramente la envidia hicieron de ti una damisela en apuros.
Caballeros enfundados en armadura, príncipes en seda fueron en tu busca y también captura. Algunos pensaban en lo importante del cuidado, del salvar. Otros en los pasillos tortuosos y las maldiciones. Todos, todos y cada uno de ellos no te pensaron ni una sola vez. No contemplaron tu posible “había una vez tú”. Y se acabó el juego. Tu cuento.

De ti no se te sabe el nombre, se te ha leído en muchas tertulias, a veces en clases en la universidad. Nadie sabe tu nombre, solo que fuiste una vez y que el castillo ardió durante días y noches alumbrando caminos y oscuridades varias.

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3 comentarios

  1. 1. Carlos Dauro dice:

    Hola, me tocó comentar tu maravillosos texto. He vuelto a releerlo y me ha gustado más si cabe. Enhorabuena.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 13:00
  2. 2. Aurora Losa dice:

    Sólo espero que muchos no se pierdan este relato tan hermosamente escrito, tan precioso en fondo y forma. Me quito el sombrero ante tu dominio de un lenguaje tan poético para reflejarnos esta historia que, como bien dice el final: “De ti no se te sabe el nombre, se te ha leído en muchas tertulias, a veces en clases en la universidad. Nadie sabe tu nombre, solo que fuiste una vez y que el castillo ardió durante días y noches alumbrando caminos y oscuridades varias.”
    Lindísimo, no me salen las palabras. Puedes estar orgullosa de tu ejercicio de este mes.

    Escrito el 30 abril 2014 a las 11:27
  3. 3. maude dice:

    ¡Vaya! Muchas gracias…y yo contenta de que os haya gustado. Saludos y hasta la próxima.

    Escrito el 30 abril 2014 a las 17:43

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