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La maga del rey de oros - por Patricia López Garrido

Web: http://relatame.tumblr.com

Mientras Josep ordenaba el archivo, Tonio se había pasado la mañana montando un castillo de naipes que ocupaba gran parte de su mesa de trabajo. Quizá habría podido hacer algo más productivo aunque, al final del día, comprendería la importancia de esas cartas en el caso que Josep and To. Detectives estaban a punto de recibir.

Rozando la hora de comer, una elegante pareja de unos cuarenta años entró en el despacho. Él, con un marcado acento americano, respondía al nombre de Walter Smith. A su lado, protegida en un abrazo, se encontraba su mujer tras unas enormes gafas negras.

– Se acabó el juego – anunció Josep, derribando las cartas con un suave golpe de dedo.

Con cierto malestar, Tonio recogió rápidamente la baraja, ofreció asiento a los recién llegados y les cedió la palabra. Habló él, con voz autoritaria pero temblorosa.

– Señores, el asunto es delicado. No queremos nada de policía –comenzó–. Nuestra hija ha desaparecido sin dejar más rastro que un mensaje de los supuestos secuestradores en el que pedían un rescate de 50.000 euros en menos de 12 horas.

Un hilo de lágrimas brotó por detrás de los cristales oscuros de la señora Smith y se deslizó mejillas abajo.

– Dejé a Paula viendo un espectáculo de magia con algunos amiguitos en la fiesta de fin de curso del colegio –aclaró, con la voz entrecortada–. Fui a por un refresco y cuando volví a por ella, ya no estaba.

Con algunas preguntas más y teniendo claros los primeros datos, Tonio sabía que el siguiente paso era buscar pistas sobre el terreno. El señor Smith les dio total libertad para trabajar y solo les puso una norma: debían llevar el caso de manera muy discreta.

Pero Josep and To. Detectives eran expertos en pasar desapercibidos. Guardaban en los armarios una buena colección de disfraces entre los que se encontraban los atuendos de un par de payasos que habían utilizado en más de una ocasión. Los payasos y las cartas eran un binomio fácil para sacar información a los niños.

El colegio estaba repleto y fue tarea sencilla atraer la atención de un grupo de críos. Montaron su espectáculo cerca de la maga, el punto donde había desaparecido Paula y, entre bromas y gracias, hablaron con unos y con otros: les preguntaron sus nombres, su edad, por sus mejores amigos… En apenas diez minutos habían identificado a dos amiguitas de Paula.

Baraja en mano, Tonio realizó algunos de sus trucos más famosos hasta que la maga oficial de la fiesta se le acercó y, en un susurro, le indicó, con deje venezolano, que las cartas eran exclusivamente de su competencia. Entonces, Josep y él tenían suficiente información del terreno, así que recogieron sus cartas esparcidas por el césped, que había servido de mesa improvisada, y regresaron a la oficina.

Mientras Josep anotaba todos los datos y las percepciones, Tonio, como de costumbre, se concentró en su castillo de naipes. Mientras, daba vueltas a todo lo que había visto y oído y apuntaba en una libreta. Cuando le quedaban apenas unas cuantas cartas que colocar, reparó en que ¡tenía 41!

– ¡Josep, empieza el juego! –le dijo emocionado a su socio.

En esta ocasión fue Tonio el que derribó el castillo para organizar las cartas por palos. Fue casi al final cuando descubrió que tenía dos reyes de oros aparentemente iguales; debió de pertenecer a la maga y haberse mezclado con las suyas al recogerlas en el césped, pensó. Tras un rato dándoles vueltas percibió un doble fondo en una de ellas. Lo rasgó y sacó un papel menudo con un mensaje muy escueto: “Te espero a las ocho en el aeródromo”.

Por si era cierto lo que temía, Tonio localizó en el móvil a la señora Smith. Le envió una foto de la nota y no hizo falta más. ¡Era la letra de su marido!

Ahora sí, Josep avisó a la policía. Cuando llegaron al aeródromo, a las 7:55, dos coches patrulla ya estaban en el lugar. Tonio pudo ver la carita de una niña, que imaginó era Paula, a través de la ventanilla del avión, además de otro rostro conocido, el de la maga venezolana de la fiesta del colegio.

La estrategia del señor Smith había fallado gracias a la pericia de Josep and To: el padre había intentado escapar con la niña a Venezuela y dejar aquí a la señora Smith para poder vivir tranquilamente con su amante, la maga del rey de oros.

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2 comentarios

  1. 1. Diego dice:

    Hola Patricia,
    Me parece un relato bastante interesante, sobre todo por lo bien que has utilizado las condiciones previas,el castillo de cartas es una jugada arriesgada que funciona a la perfeccion. Sin embargo, no entiendo bien la trama, porque la maga le da (o pierde) el as de oros con la nota al detective… Me parece que el planteamiento es excelente pero no esta bien resuelto. Aun asi, me parece que esto se te va a dar bien!!! Un saludo

    Escrito el 28 abril 2014 a las 21:40
  2. 2. Lagarto dice:

    Me pasa lo mismo que a Diego, no entiendo muy bien la parte de la carta. Obviando eso todo me parece correcto. Una historia interesante bien contada.

    Saludos.

    Escrito el 29 abril 2014 a las 17:23

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