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El beso del elefante - por DieCrish

El sol se escondía poco a poco, trayendo recuerdos y memorias futuras. Una ola le mojó los pies y le llevó lejos…A un tiempo en donde era feliz y una mañana, de repente, encontró una parte de su alma.

– No entiendo – le dije al mahout, el domador de elefantes, que me gritaba y hacía aspavientos, y yo seguía sin comprender.

En mi viaje a oriente, hice una escala inesperada en Bangkok, seguí los impulsos de mi corazón y mochila al hombro me adentré en un mundo que no conocía. Así llegué al norte, a la frontera con Myanmar, en donde quedé varada en un campamento de elefantes.

Hacía calor y el miedo al tamaño de esas bestias no me dejaba dormir. Al alba, no pude más y caminé hacia la jungla. Unos crujidos a mi espalda me hicieron voltear, lentamente me volví para encontrarme cara a cara con un elefante de tres metros y cuatro toneladas.

A punto de gritar y correr por mi vida, algo en sus ojos me hicieron cerrar la boca. Me acerque lentamente olvidando mi miedo y extendí mi mano para tocarlo. Él también tenía dudas, levantaba su trompa poco a poco para unirla a mi mano.
Noté como sus colmillos estaban mutilados y recordé las historias contadas por los locales. Sentí la hiel en mi boca y la frustración en las entrañas.

Un pajarraco cantó, el sol salió, la bruma se dispersó y sosteniéndonos la mirada hicimos contacto, fue como un beso entre dos amigos. Finalmente lo pude ver, oír y sentir en un lenguaje que solo el corazón entiende. Por fin alguien en el mundo sabrá su historia.

– Me llamo Puan. Era un crío cuando me llevaron, había una cadena grande y muchos golpes. Mae (mamá) lloraba mientras le quitaron sus colmillos, su valor la llevó a la muerte. Quise hacer algo, pero tuve miedo. Y ese miedo me encadenó.
Fui obligado a cargar troncos, a ser esclavo, a pasar sobre fuego y a cargar con un mono.

Esa vida no era mala, había comida, otros animales, niños que corrían a abrazarme y las estrellas, podía ver las estrellas. Conocí tierras lejanas hasta que por alguna razón tuve que ir a otro lugar. Un gorila me contó que era un circo, un lugar mágico en donde los niños conocían a los animales de otras tierras. A mí me gustaban los niños, aunque la comida era menos y las pulgas molestaban a todas horas.

El mahout era cruel, con un gancho sangraba mi cuerpo y poco a poco desaparecía mis orejas, era mi culpa, no había escapado cuando pude. Hasta un día una mujer me dijo que fuera con ella, puso algo en la banana que me dio y las tinieblas cayeron a mis ojos. Desperté aquí, en un lugar que parece mi hogar.

Poco a poco aprendí a andar sin las cadenas y conocí a todos los elefantes del lugar. No me gusta la compañía, así que siempre estoy en aquel rincón. Hasta que te vi llegar y mis orejas se levantaron, como si aún pudiera sentir el viento en ellas.

Tienes miedo en tu mirada, lo sé porque he vivido toda mi vida con esa mirada, hasta que te vi. Tu mano despertó una parte de mi corazón, como si lo llenara de pronto-.

Entendí lo que Puan quiso decir, a mi corazón no le hacía falta ninguna parte ya. Mis miedos de vivir, a fracasar, a morir y a reír se habían ido al tocar a Puan.

Sube – me dijo. Se agachó y subí por su lomo. Me agarré con todo mi ser a su cuello y de pronto, levantándose en dos patas, barritó con todo su ser y yo grité con él.

Después de recorrer el río y pasar una semana llena de aventuras, volvimos al campamento. Puan se acostó a dormir y nunca más despertó.

Aquella mujer que lo rescató, Lek, era la directora del refugio para elefantes. Me dijo que “mi elefante” jamás se había levantado en dos patas, hasta que llegué. Cuando lo quemaron según las costumbres, Lek me entregó lo que quedaba del cuerno del elefante.
– Gracias, haré algo con él para recordar a Puan, para tener siempre en la memoria a mi amigo elefante.
– ¿Puan haz dicho? – Sí, así me dijo que se llamaba.
Riendo, Lek me abrazó y me dijo: – En Thai, Puan significa amigo. Encontraste a un amigo para todas las vidas.

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7 comentarios

  1. 1. hupacal dice:

    ¡Hola!

    Me ha gustado tu relato, sobretodo porque retratas el sufrimiento de los elefantes asiáticos. Además es una historia diferente y bonita…

    ¡Buen trabajo!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 14:18
  2. 2. Chiripa dice:

    DieCrish,
    Con el tema del maltrato animal y el aislarlos de su medio ambiente, has construido un lindo relato.
    Tienes buena ortografía, gramática y buen manejo del castellano, lo cual ayuda a
    que la lectura sea fluida y agradable.

    Enhorabuena!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 23:00
  3. 3. chiripa dice:

    Hola de nuevo, olvidé anotarte que en la frase: ” ¿Puan haz dicho?” debes corregir un pequeño error que probablemente se lo debas al typeo.
    Saludos.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 23:05
  4. 4. José Torma dice:

    Que bueno! me gusto como el elefante tiene voz y no es una voz quejica ni de amargura. Platica su desgracia como una cronica.

    Un bello ejercicio.

    Felicidades.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 23:19
  5. 5. Adella Brac dice:

    Creo que esta historia, sin la limitación que el taller impone, podría dar mucho más de sí . Espero que algún día la desarrolles.
    Los elefantes siempre me han parecido unos animales increíbles, así que me ha encantado conocer a Puan 🙂
    Un saludo.

    Escrito el 30 mayo 2014 a las 07:56
  6. 6. Ana Vera dice:

    Un bello despliegue de colores orientales. Estoy de acuerdo con Adella Brac cuando te dice que bien valdría un desarrollo más amplio.

    Escrito el 30 mayo 2014 a las 23:28
  7. Un relato muy lindo. Enhorabuena. Me ha encantado, pero me gustaría seguir leyendo más jajaja.

    Si tienes tiempo, pásate por mi relato, el número 22 del taller, y me dices lo que te parece.

    Un saludo.

    Escrito el 8 junio 2014 a las 18:03

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