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Acrofobia - por Julieta Ortiz

Acrofobia

En la resistencia de las mentes se pierden los cuerpos.
Atravesando la penumbra hacia el lado que la luna pinta, se encuentra Rafael, su corazón apunto de sucumbir, cuando el café hierve entre sus manos, pozos de fuego le llenan las pupilas. De pronto, una mirada le hace darse cuenta que es observado. Desaparece en un parpadeo. Mientras tanto, Luis esta sentado, permanece cautivo del cuerpo de Andrómeda, la joven qué enfrenta su vértigo. A cada lanzamiento siente la turbación en su cuerpo, y al sostenerse de la barra aprecia la vuelta del alma a su materia, son las horas invertidas en la proeza, sus brazos ante la altitud.
La cabeza del mozuelo gira en virtud del movimiento, en tanto su sílfide oscila ante la contingencia del vacío. —Preparen la taquilla, ¿está Sergio ahí?… vaya qué es tarde ya— grita un hombre, haciendo ademanes en la pista, mirando a la doncella y al encontrarse con la figura de Luis le cambia el semblante —¡Tú!, muévete esto no se limpiará solo… anda…— expulsado se yergue el muchacho, evaporándose tras una nube de polvo, efecto de su cepillo.

Desciende cual piel de ganso Andrómeda, aún conservan sus pies el bamboleo. Deteniéndose bajo el mástil, donde cuelgan los trapecios se estremece. El pensamiento se le hace nudos entre las ensoñaciones de su madre, impresas en la pequeña artista, —es un don, una herencia— en las expectativas de su padre y sus ojos—serás mejor que tu madre y yo, te convertirás en la estrella de este circo— . Un vértigo la eleva hasta las nubes y “Andro” se desploma sobre la arena de la pista, bajo la carpa se arma el alboroto, el debut… Violetas se desvanecen sobre sus párpados, el aroma de las sales penetra en sus narinas haciéndola toser, intentando abrir los ojos la luz frustra la acción, las miradas la asaltan, las voces parecen ecos provenientes de otro mundo y ella simplemente no desea despertar, menos saberse parte de la gala… Atrás, se encuentra Luis observando por entre las cortinas, se tapa la boca para no dejar ir ningún impulso. Sus ojos se descuelgan de las orbitas intentando encontrar la mirada de ella, saber que está bien y se volverá a levantar, volviendo a subir al columpio para alimentar sus ideas, moviéndolas de un lado a otro, hasta que suelten el hervor, dejándolas al fuego durante minutos ó hasta que espesen, para que al bajar la espuma sea espolvoreada con millares de aplausos. Pero nada sucede, la joven es llevada en brazos de los malabaristas que, a pesar de sus cuesta, la depositan en su lecho. El clamor de voces rodean su perdición; —es necesario que despierte comenzamos en media hora, no aceptaré este tipo de excusa—, —eres un insensato Rafael, mírala nada más, esta inconciente, tanto esfuerzo le ha causado desvanecerse— dice la contorsionista, llevándose las manos a la cabeza, —es solo una niña—, arremete en contra del director y su egoísmo, —si fueras tú el que sube, dime sí tendrías la entereza ante tu fobia—, parado frente de él, Damián hijo de Falgor, el equilibrista, defiende a la mozuela, su hermano Luis siempre a su espalda, quién detesta el arte, hace escuchar su voz, —ella lo odia, déjenla—, sin ser oído y abusando de su transparencia, se escapa hacia el remolque, donde habita la familia y a hurtadillas, cobijado del manto, se infiltra para encontrar a Andrómeda, bajo el resguardo de frazadas, quien solloza la ira, se acerca él y ella levanta su rostro, intentando secar sus lágrimas, —tranquila, yo sé lo que sientes… ven, la camioneta de mi hermano nos llevará de aquí— al estirar sus manos, ambos convierten el lazo en acto propio, él la toma contra su pecho y deposita un beso en su mejilla, los ojos de la chica se iluminan hallando la fuente hacia un fluir de agua , llamada destino.
El motor del auto corta la contienda verbal detrás de la carpa, todos los partícipes quieren averiguar que pasa, mientras la madre, pierde su tranquilidad:
—¿dónde esta Andrómeda?—.

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3 comentarios

  1. 1. Ana Vera dice:

    Andrómeda se fue. Y muy bien que hizo!!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 17:19
  2. 2. José Torma dice:

    Hola Julieta.

    Debo de admitir, con mucha verguenza, que no entendi tu relato. Lo lei 3 veces y no me hice una idea clara.

    Siento que hay algo ahi que me atrae pero me elude.

    Creo que una revision de los parrafos para darle aire. Separar dialogos.

    **************

    Mira que lo volvi a leer y ya me voy haciendo la idea. Creo que el sentimiento que me da a mi es mas de clautrofobia que a acrofobia.

    Saludos y felicidades.

    Escrito el 4 junio 2014 a las 00:03
  3. 3. Julieta Ortiz dice:

    Si, lo se, eso de la omisión de adjetivos me fue complicado, tanto que el texto no se lee bien y no salió como quería. Gracias por tu comentario. Volver a escribirlo será la solución. Saludos, nos leemos.

    Escrito el 6 junio 2014 a las 20:19

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