Percance en el guateque - por Rafael F. Lozano

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La noche no fue tan mal. Aunque empezó un tanto desastrosa, los suplementos de consumo y los sucesos inesperados animaron el guateque. Tengo que confesarte, mi estimado amigo, que te perdiste una movida muy gorda, parecida a aquellas que nos pegábamos durante los primeros años de carrera. Por supuesto, vinieron los colegas de la oposición; no podemos montar un jaleo de los nuestros sin su presencia, todo sea dicho. Las discusiones entre oposición y gobernantes, como bien sabes, quedan para el pueblo.

Bien, como te he dicho, fue animándose el evento conforme avanzaba la noche. Al principio, el servicio se había retrasado en un atasco; tuvimos que empezar la velada sirviéndonos nosotros las consumiciones, sin poder alegrarnos la vista. Ya conoces el contrato que firma el servicio, que se refiere a todo tipo de servicios, de hombres y mujeres para hombres y mujeres. Me dijeron que la caravana del circo de Manolita Chang había volcado en plena M30 y no podían pasar, así que tomamos los entrantes mientras llegaban.

No te perdiste gran cosa hasta que llegaron, pues nos pusimos a planear las próximas líneas de preocupación del pueblo español, para lo que queda de año. Ah, Chemita se apostó cien de los grandes a que no teníamos cojones de volver a prohibir el aborto. ¿Qué te parece? Sí, Chemita, el de la perilla ridícula, que se pilla unas mierdas gordísimas con lo que incautan de Ceuta. Sabes quién te digo, ¿no? Pues el muy idiota no sabe que perdió el dinero directamente, pues ya llevábamos días redactando una resolución con la cuestión del aborto.

Un poco antes de que llegara el autobús del servicio –no te lo vas a creer-, María La Ubres, que se va a divorciar, me metió mano delante de todos. El presi nos vio, pero suerte que estaba entretenido en otros asuntos. Ya ves, no me pude resistir; La Ubres me ofrecía dos buenas razones para convencerme de que la dejara hacer.

Después de esto, llegó el autobús. Ya te puedes imaginar la alegría de todos los participantes y participantas cuando apareció la carne fresca, más líquido fermentado y nieve para todos. Sobre todo, tengo que destacarte las nuevas adquisiciones del servicio, pues no merecen tenerlas desatendidas: cinco rusas, tres vietnamitas y dos kenianas. Sí, aquel acuerdo comercial con Kenia incluía dos agentes de servicio. Habrá que catarlas en el próximo encuentro. También contrataron a hombres, claro, pero ahora mismo no es un tema de nuestro interés.

El colofón final de una noche en el paraíso fue la china del beso tatuado en el culo –muy bien puestos, por cierto, el beso y el culo-. No sabías que yo lo sabía, pero yo sí sabía que te la habías ligado en un par de conferencias. Por cierto, en la de Múnich también estuvo conmigo una noche. Una pena perderla, pues su trabajo como agente de servicio era impecable. Verás, la muy guarra pilló una sobredosis de caballo e intentó apuñalar al presi con un tenedor antes de desmayarse. ¿Qué podíamos hacer? Alguien tenía que defenderle. Juanito rompió una botella de bourbon en su cara. La verdad es que no sabría decirte qué fue lo que la mató, si la botella, la sobredosis o los agujeros que le salieron cuando la usaron de diana los de seguridad. Es una pena, sí. Pobre chica. Puede que los chinos se enfaden por esto, pero ellos también han tenido accidentes con el servicio de nuestro país, ¿no es así?

Total, que vinieron los señores de la limpieza. Sí, Eusebio y Mariano, y se reportó a China la pérdida de contacto con su agente. Digamos que fue la contrapartida de lo que te hicieron a ti allí. Por cierto, ¿qué tal tienes el miembro? Bueno,lo poco que queda de él ¿Puedes ya ir al aseo sin mucho dolor, aunque sea con una sonda? Nos acordamos de ti todos los del partido, y esperamos que vuelvas pronto a la escena pública, aunque en el privado estés un poco incapacitado. Es que… ¿a quién se le ocurre acostarse con la mujer del presidente? A ver, que yo también la caté, pero ningún chino se enteró. No sé cómo te lo montaste, pero salisteis en directo en todas las cadenas de Asia, en plena faena…