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El viaje soñado. - por Adella Brac
Web: http://www.adellabrac.com
María se sentó frente al portátil. Abrió el navegador y casi al instante apareció la página del buscador. Empezó a escribir con emoción. Sus dedos eran algo torpes sobre las teclas, pero se manejaba lo suficiente como para poder organizarlo todo a través de internet.
En cuanto completó “viajar a” la página le ofreció varias opciones apetecibles, pero ella tenía claro cuál sería su destino: “Roma”.
No era el sitio más de moda en ese momento para una luna de miel, pero para ellos tenía un significado especial: Había sido su primer viaje como novios y ahora sería el primero como casados.
Llevó el ratón a la pestaña de “imágenes”. Ya habría tiempo más tarde para reservar hoteles y vuelos, primero quería volver a vivir aquella aventura tantas veces recordada.
Una a una, comenzaron a aparecer instantáneas de la ciudad. Fue abriendo ventanas nuevas, con los paisajes que más le interesaban, hasta que las barras de título empezaron a comprimirse.
Recorrió visualmente aquellos lugares, animando las fotografías con sus recuerdos.
Las catacumbas de San Sebastián, a las que había hecho el intento de bajar hasta que su claustrofobia se lo impidió.
La explanada del Circo Máximo, lo único que quedaba del esplendor de aquellas antiguas celebraciones.
El Panteón, frente al cual habían tenido la cena más romántica de su vida. Comiendo pizza calzone y bebiendo vino de la casa hasta que empezaron a sentir que flotaban.
En el Coliseo, cuando supieron que tendrían que esperar durante varias horas al sol para poder entrar, decidieron que se conformarían en admirarlo desde el exterior.
En las Termas de Caracalla, él convirtió muros y bóvedas desplomadas en una lección de historia.
Buscó entre varias fotografías aquella heladería tan vieja del barrio del Trastévere, donde él, presumiendo de saber hablar italiano y ante el estupor de la empleada, había pedido un “helado con sabor a sello”.
La Fontana di Trevi, donde había pedido el deseo que se cumpliría cuando él deslizase la alianza en su dedo anular.
El ruido de la puerta de la calle rompió el hilo de sus pensamientos.
–¡Ya estoy aquí! –Su hermano entró sonriendo y dejó con dificultad una gran bolsa de plástico sobre la mesa del salón–. Te he traído manzanas de mi huerta.
–Manuel va a llevarme a Roma de luna de miel.
La sonrisa de él tembló en la comisura de sus labios. Se acercó y posó una mano con ternura sobre su hombro derecho.
–¿Te has tomado las pastillas hoy?
–¡Te estoy hablando de mi luna de miel y me sales con esas!
–María… Manuel murió.
Llevó su mirada hasta el cuadro que había estado presidiendo su salón desde la primavera del año mil novecientos ochenta y la realidad regresó a su mente como un viejo enemigo.
Allí estaba el amor de su vida. Eternamente joven, con el Foro Romano a su espalda. Congelado en el gesto de lanzarle un beso.
Hola Adella,
Me ha gustado. Es muy bonito y muy triste a la vez… Te va sumergiendo en un viaje muy romantico, para luego, darte el bofeton… Ahi creo que tienes el principal error, yo lo habria hecho mas sutil,de otra forma, no se, no decir directamente que murio, si no que fuera, por ejemplo, una enfermera la que saludara y luego se viera en una conversacion con otra… No se, el caso es que el cuento esta muy bien y el unico defecto me ha ocupado casi todo el comentario…
Sigue asi!!! Nos leemos
Hola Diego 🙂
Gracias por tu comentario. Tendré en cuenta tus palabras.
¡Un saludo!
¡¡Precioso!! Muy bien escrito y muy bien narrado. Enhorabuena.
Adella
Me has puesto la piel de gallina. Paseo por Roma, donde estuve hace 2 años. Y le das un final tan duro. La historia me gustó, pero el final demasiado brusco. Pero bien escrito.
Es un buen relato.
Que triste la historia. A veces sólo el recuerdo te mantiene vivo.
Coincido en que el final debió ser más gradual, pero está bien escrita la historia.
Has hecho que vuelva a revivir mis días en Roma, un texto muy elaborado, que decae un poco en su parte final, como bien apunta Diego, creo que debería de ser más sutil, dándole más harmonía al texto.
Creo que la una “pega” es esta, por lo demás un relato perfecto.
¡Felicidades y un placer leerte!
Está muy bien: recuerdos bonitos con un presente triste.
La pega cómo ya te han dicho es ese bofetón de realidad; aunque a mí me parece que tampoco es tan brusco, ya que se empieza a ver venir algo chungo cuando el que llega a casa es el hermano y no el marido.
!Buaaaa!me mataste. No soy un gran admirador de historias románticas,pero ya me tenías en roma de luna de miel y me estrellaste contra el mundo. Me tomaste por sorpresa con el final. Entonces María debe tener mas de 50 años y con alguna enfermedad mental, tal vez el hermano la visita en el sanatorio?.
Es bueno leerte, la historia se me paso volando.
¡Gracias a todos por pasaros y dedicar vuestro tiempo a mi relato!
Ana Vera, gracias por tus palabras 🙂
Miiranda, lo tengo en cuenta 🙂
Pato Menudencio, gracias, parece que varias personas opinan lo mismo. Reflexionaré sobre ello 🙂
Wolfdux, lo del final ya está apuntado. Me ha gustado traerte esos recuerdos a la memoria, la verdad es que nunca he estado en Roma 😀
Yiye, muy bien apuntado 😉
oskar, ¡exactamente! Gracias por tus palabras.
Abrazos para todos. ¡Nos leemos! 😉
Hola, Adella.
Un relato conmovedor, sin duda.
Me gusta especialmente cómo describes la navegación por internet entrelazada con sus recuerdos.
Lo que sí te advertiría es que tengas cuidado con tantas construcciones de “hasta que…” muy seguidas, roban protagonismo a las escenas y las convierten en “otra vez lo mismo” en vez de ser los momentos únicos que la protagonista revive.
El desenlace inesperado es como un mazazo, pero justificado y que da sentido al texto. No se ve venir ni de lejos y ahí reside su magia.
Enhorabuena.
Hola Adella Brac
Joder, con lo contento que estaba yo disfrutando de Roma y me dejaste de bajón. Muy buen relato. Me dio por pensar que ella estaba enferma tan solo un segundo antes de lo de las pastillas, con lo de la sonrisa temblona enlazándolo con lo de que los dedos eran torpes y que se manejaba lo justo con el ordenador. Y esas pistas al principio del relato me encantan. Muy bueno. Y bien escrito, no le veo nada mal.
Ahora, no se me olvida que me dejaste de bajona ; )
Saludos
¡Qué relato tan bonito y tan triste, Adella! He navegado con María por las páginas de Google, reviviendo con ella sus recuerdos. Muy bien logrado. A mí el final me ha gustado, aunque sea brusco. Puede que en lugar de “Manuel murió…” sería mejor “Manuel ya no está, se fue aquel verano. Se fue tranquilo, contento…” Algo así, más dulce, como todo el relato. El “bofetón” habría sido el mismo, pero tal vez más acorde con el resto del texto.
Pero a mi me ha encantado. Enhorabuena. 🙂
Aurora, gracias, lo repasaré 🙂
Lagarto, me alegra que hayas visto las pistas, siento lo del bajón 😉
Aina, reflexionaré sobre ello. Gracias 🙂
De nuevo, muchas gracias a todos por pasaros y dedicar algo de tiempo a leerme y comentar 🙂
¡Un saludo!
¡Hola Adella!
Un relato muy bonito, que describe el precioso viaje a Roma , para luego entrar en contraste con la triste realidad.
Me ha gustado mucho tu relato y espero poder seguir leyéndote en futuras ocasiones.
Enhorabuena y felices vacaciones 😉
¡Gracias por tus palabras Escarlata!
Felices vacaciones también para ti 😉
Un saludo.
Ajá Adella, ya veo por qué te gustó el diálogo en italiano que incluí en mi relato. jajaja
Gracias por pasarte por mi circo y comentar!!!!
Tu relato es precioso y los has escrito tan bien que lo he leído de un tirón.
Retratas muy bien la senilidad, a veces tan feliz, llena de recuerdos.
No me ha molestado el final, para nada. Sin embargo, si tienes planeado salir de las 750 palabras, podrás agregarle florituras.
Las metáforas que utilizaste le dieron el toque romántico, casi poético que a la mayoría de los lectores nos fascina.
Solo me han chirriado unos “hasta que…” , quizás muy cercanos unos a otros.
Me encantará volver a leer tus relatos y mientras tanto, te felicito por este.
¡Felices y productivas vacaciones!
(Si te apetece responder este comentario, porfa hazlo en mi relato , porque en el afán de leer y dar feedback a la mayor cantidad posible de textos, no creo poder volver aquí. Gracias)
Un relato muy tierno y muy triste. Y es triste no por la tragedia, sino porque nos vas metiendo en una historia hasta hacernos empatizar con la protagonista y cuando queremos conocer a Manuel descubrimos que ha muerto. Yo, quizá porque me gusta discrepar, no veo mal el final. Es un personaje el que lo dice. Uno que tiene huerta y sube cargado con una gran bolsa de manzanas y que lleva 34 años diciéndoselo cada vez que no se toma las pastillas. Y de esta manera manera el golpe es mayor. (IMHO)
Enhorabuena y saludos.
PS Me ha parecido muy interesante tu blog, con dominio personalizado y todo.
Hola Adella: me ha gustado mucho tu relato, salvo el final, que arrampla con todo y te sacude. Quizás lo hubiera dado a entender de otra manera, y no a traves del hermano, que lo dice de sopeton…
El recorrido por Roma es fantástico.
Felicidades!!
Chiripa, gracias igualmente, aunque no llegues a leerlo 🙂
Emyl, muchas gracias por tus palabras, has enriquecido mi relato con tu forma de leerlo 🙂
(El dominio está solo apuntando al blog, en espera del proyecto de página web que nunca acaba de materializarse. Muchos proyectos y poco tiempo, mala combinación 🙂
lunaclara, gracias por tus palabras. Respecto al final, hay división de opiniones, todas muy valiosas para mí 🙂
¡De nuevo gracias a todos y un saludo!
Hola.
¡Qué disgusto me has dado!
Para mí Roma es muy especial y me has transportado hasta allí con todas esas imágenes de los lugares que tan bien conozco, pero me has matado con ese final. ¡Qué pena!
Ahora en serio, el final es de los que me gustan: te deja descolocado en el sitio y preguntándote por donde ha venido porque no lo has visto llegar. Estupendo. Coincido con un comentario anterior (creo que el de Aina) en la forma en que podría haber ganado más fuerza pero ya sería para matrícula.
Enhorabuena
Perdona el lenguaje pero soy Mexicano!!
Que poca madre!!!!!
Viaje con Maria por todos esos lugares, yo soltero claro, todas y cada una de tus palabras me hicieron recordar lo bello que es Roma, como avente como 5 dolares en la Fontana de Trevi y aun no regreso, como igual por el calor decidi no entrar al Coliseo, el panteon, todo muy bonito con un ritmo excelente, saboreando cada una de tus palabras y al final…?
NO SE VALE!!! jaja a mi el final tambien me parecio abrupto si, pero no por eso desmerece. Una historia muy bonita con un final muy triste. Si lo alargas, tal vez manejar mas cadencioso, como el resto del relato y poco a poco y con sutiles pistas dejarnos saber que todo esta en su mente….
Ah que la fregada, como la vida misma, del gusto al disgusto jaja.
Gracias por todas las memorias que me hiciste revivir.
Felicidades.
Abbey, gracias. Me encanta haberte transportado hasta Roma, la verdad es que yo nunca he estado allí 🙂
José, los mexicanos teneís una forma de hablar muy bonita, no te disculpes, por favor. Y muchas gracias a tí por tus palabras 🙂
¡De nuevo, gracias por la visita y el tiempo que os habeís tomado en leer y comentar!
Un saludo.
Hola Adella! No puedo registrarme como seguidora tuya en tu blog!!! Sabes qué puede ocurrir??
lunaclara, a veces Blogger falla. Se me ocurre que lo intentes un poco más tarde o pruebes a suscribirte mediante correo electrónico.
Siento no ser de gran ayuda 🙁
¡Un saludo!
Hola Adella,
perdona el retraso! Qué magnífico golpe de timón das a tu historia! Bien escrita e interesante. Me ha gustado mucho.
Un abrazo y continuamos leyéndonos 🙂
Hola Eva, gracias 🙂
¡Nos leemos! Un saludo.
Un giro de la historia increíble, Adella.
Me ha encantado, porque me has enganchado y no me esperaba el final. Ha sido muy tierno. Un relato muy bien construido. Haces uso de la pluma de forma magistral :P.
Seguimos en contacto. Un saludo.
¡Hola Luis!
Muchas gracias por tus palabras pero todavía me queda mucho por aprender 🙂
Nos leemos. Un saludo.
Hola Adella,
Otra vez Roma. Observo que a varias escritoras de Literautas, la palabra circo os ha llevado hasta Roma. No me extraña, Roma es una maravilla
Buen relato, comienzas mostrando a una mujer mayor, o con problemas, “sus dedos eran algo torpes sobre las teclas…”; nos embarcas en una unos paseos románticos por la Roma imperial; nos adviertes que algo le pasa a María, “¿…tomaste las pastillas? y, finalmente, nos despiertas con “…Manuel murió”. Fantástico.
Muy oportunas las metáforas como ” la realidad regresó a su mente como un viejo enemigo”
Enhorabuena Adella y hasta la proxima ocasión.
Un abrazo
¡Hola NHICAP!
Me alegra que tú también hayas reparado en esas pequeñas pistas 😉
Pensar en Roma como opción alternativa para usar la palabra circo no ha resultado tan original como esperaba 😀
Te agradezco mucho que hayas dedicado tiempo a leer y comentar mi relato 🙂
Nos leemos. Un saludo.