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Algo extraño estaba sucediendo - por fernando sanz félez

Web: http://dosmildiasconjulia.blogspot.com.es/

La manifestación estaba cerca del final. Pero había algo hoy que lo hacía especial. Una sensación, una intuición. La disposición de los agentes era la habitual, cerrando callejuelas y protegiendo centros financieros y ciudadanos. Los enfrentamientos iniciales se fueron sucedieron según un guión que empezaba a resultar rutinario. Unos encapuchados lanzan objetos a las fuerzas de seguridad y éstas responden. Que parte de esos exaltados cambien de bando minutos después y detengan a alguno de los que les siguieron en el ejercicio de arrojar piedras tampoco es novedoso. Forma parte del circo. Cualquier observador neutral lo confirmará. Para unos serán domadores disfrazados de fieras, para otros serán fieras disfrazadas entre corderos. Sin embargo había algo distinto en el aire. La liturgia se estaba rompiendo. Quizás las pelotas de goma salían con mayor rabia de sus bocachas de fuego, quizás las piedras que arrojaban los manifestantes fueran cargadas con mayor frustración, desamparo y, por qué no, aburrimiento. Sabido es que tras un despido, pasado un período de descanso que algunos llaman por error vacaciones, el desempleo genera un profundo hastío.
La vecina del tercero primera lo notó. Cogió la mano de su esposo y le susurró inquieta, vámonos a casa. Se despidió el marido de uno de sus antiguos alumnos del instituto. Así que estás en la universidad. Me alegro. No se te ocurra dejarlo. Y quítate ese pendiente, sonrió. El vecino del segundo primera, a doscientos metros de aquella escena, perdido entre le gentío, también presintió algo extraño. Quiso coger la mano de la muchacha de la bandera roja que caminaba a su lado y decirle, vámonos a casa, pero no lo hizo. No la conocía de nada. Así que se guardó sus palabras en el bolsillo y se alejó caminando de los tumultos que se estaban generando con una violencia extraordinaria. El servicio de megafonía, no debemos caer en provocaciones, llamaba a la calma una y otra vez. Entonces la muchacha de la bandera roja miró a derecha e izquierda y se sintió extraña. Algo faltaba. Un conocido de la universidad interrumpió sus meditaciones. Ella no pudo saber que lo que echaba de menos era a ese hombre que había estado caminando a su lado durante las últimas dos horas y que un par de veces le había sonreído tímidamente. Su presencia tranquila le transmitía una seguridad adulta que de repente había desaparecido. Pero ella no lo sabía. No lo podía saber. Solo era una intuición. Y ésta se perdió entre los gritos y los petardos. El muchacho de la universidad con pendiente había conseguido acercarse y saludar a la muchacha a la que conocía de las asambleas. Parecía inmune a la ansiedad que se paseaba por encima de todas las cabezas. Ya se sabe que hay una edad en que sólo la posibilidad de un beso es capaz de generar la mayor de las tensiones. El valor a un soldado se le supone, pero también a un pretendiente. Y si hay que demostrarlo, se demuestra. Y si hay que ir allí donde se producen los choques entre agentes y manifestantes se va. Espera, le detuvo ella, más sensata, mejor nos quedamos por aquí. Estoy con mi agrupación. El muchacho asintió. Intuimos que se alegró. Una vez demostrado el valor, no es necesario ponerlo a prueba. Guardémoslo mejor para otra ocasión.
El vecino del segundo segunda esperaba la orden de sus superiores para, como siempre, obedecerla sin contemplaciones. Estaba preparado. Su opinión se la guardaba para después en la cocina, sentado con su mujer. Lo mismo que la opinión que le merecieran algunos de sus compañeros. En todas las profesiones es igual: un compañero es un compañero siempre, pero sólo hasta que abrimos la puerta de casa, que ahí tú no entras porque no me da la gana. No sabremos qué opinión le merecerán en concreto las órdenes que va a recibir. No es importante para esta historia. Pero sí sabremos que esa tarde también notó que algo extraño estaba sucediendo. Lo notó él y también sus compañeros. Mascaban chicles y, salvo alguna frase suelta, guardaban silencio en tensión. Protegidos por las camionetas, formados en escuadra con sus escudos, esperaban la orden de cargar.
En cambio, el vecino del ático no intuyó nada. A esa hora saboreaba un agradable café mientras leía el periódico preocupado por el Mundial de fútbol. Y es que es bien sabido que aunque la procesión pase por delante de tu puerta no a todos afecta por igual.

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13 comentarios

  1. 1. fernando sanz dice:

    Quería saludar a mis “críticos”. Gracias por vuestras opiniones.
    Quería comentar, como curiosidad, que cuando digo vecino del segundo segunda no quiero decir veintidós. No sé de donde serás pero, y ese es mi error, di por sentado que todo el mundo entendería que es segundo piso, segunda puerta. Aquí en Madrid, donde vivo, creo que todo el mundo sabría entender eso. Ahora comprendo que puede que sea un localismo. Error mío.
    Poco a poco intentaremos mejorar.
    Un abrazo a todos.

    Escrito el 27 mayo 2014 a las 16:22
  2. 2. Maureen dice:

    Qué relato más difícil de escribir. Me encanta que no te centres en uno o dos personajes, sino que des las sensaciones de tantos de ellos sin que el texto quede cojo, sino todo lo contrario: consigues darle muchísima fuerza al caos de una manifestación.

    Yo soy de Madrid, y sí había entendido lo del segundo segunda 😉

    Enhorabuena.

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 09:55
  3. 3. Silvyt dice:

    Hola!
    Cómo ya sabes, también soy de Madrid y también he entendido lo del segundo segunda.
    Me he metido en tu blog y he visto que, al principio se te ha colado un “se fueron sucedieron”, igual que aquí.
    Aparte de eso, me ha encantado la forma de enlazar las historias de tantos personajes y de concentrarlos a todos en una manifestación, es una gran idea y no es tan fácil de llevar a cabo. Me imagino a Cela en sus inicios de “La colmena” de un modo muy similar. ENHORABUENA

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 12:54
  4. 4. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Fernando,
    Muy interesante el intento de hacer una historia coral tan corta y sin adjetivos, esta muy bien intentar reflejar tantos sentimientos distintos, pero ahi creo que esta la mayor debilidad del texto, por decirlo de alguna manera, “los arboles no le dejan ver el bosque” no se si me entiendes… Aun asi, me ha gustado y creo que escribes bien.
    P.D: Tambien de Madrid, y de hecho ni me habia fijado en lo de segundo segunda, de tan interiorizado que se tiene..

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 18:02
  5. 5. Peter Walley dice:

    Hola Fernando,

    Me ha gustado el relato, sobre todo por la forma de entrelazar todas las historias y la sensación que transmite de una tormenta cargándose antes de estallar.

    Lo de hacerlo todo en un párrafo no lo tengo claro, a ratos me ha agobiado un poco (igual era la idea). En cualquier caso bien hecho.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 06:22
  6. 6. fernando sanz dice:

    Hola, chicos. Buenos días.
    Peter, lo he puesto en pocos párrafos ya que apenas hay diálogos. En realidad son casi todo digresiones de un narrador que va más allá del conocimiento absoluto y compadrea con el lector.
    Diego, ni siquiera me fijé en los adjetivos. Las 750 palabritas ya me tienen suficientemente frito ( 🙂 )como para limitarme aún más quitando adjetivos, adverbios o lo que se les ocurra. Ni lo miré. En cambio sí sentí lo de los árboles y el bosque. Si es que nos referimos a lo mismo. En el sentido de que son siete personajes y una riada humana para contar y describir en solo 750. Se apuntan cosas pero todo es superficial. Sí te refieres a eso, entonces, estamos de acuerdo. Esa misma sensación tuve yo cuando puse el punto y final (bueno en ese momento no, más bien cuando lo releí)
    Silvyt, gracias por el apunte. LO corregiré en el Blog. Uno de mis críticos ya lo comentó y otro directamente propuso cambiar la expresión, quizás con acierto, de “se fueron sucediendo” por otra tipo “siguieron un guión”.
    En fin, gracias a todos por vuestros comentarios. Seguimos leyendo.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 06:57
  7. 7. Ana Vera dice:

    Consigues crear una atmósfera de tensión a la que finalmente no das rienda suelta y quizá por eso resulte aún más inquietante… está muy bien, un punto de vista muy novedoso.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 11:31
  8. 8. Emyl Bohin dice:

    Me ha recordado tu relato a “El cielo sobre Berlín” de Wenders, como si un ángel planeara sobre Madrid (dónde si no iban a llamar a las viviendas segundo segunda 😉 ) y con pequeñas pinceladas nos va descubriendo su alma.

    Hay algo que me queda como en el aire. Menos uno todos intuyen algo, ese algo hace como de nexo de las historias, pero no desvelas qué es. Me lo puedo imaginar, pero tal vez debería aparecer en la historia, sino parece que me falta algo.

    Enhorabuena, muy bien narrado.

    Nos leemos.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 11:31
  9. 9. Chiripa dice:

    Hola Fernando, antes de comentar tu relato quiero agradecerte hayas pasado por Y SUCEDIO LO QUE…. y tu comentario.
    Para su escritura me basé en una historia de la vida real que vivió un tío directo de un gran amigo. Y pues si, al pobre hubieron de amputarle un testículo. En el relato lo asomo en las 4a.y 5a. líneas (operación, anestesia) y en la última.
    Sin embargo, aunque incompletas sus partes, casó, tuvo hijos, pero eso es parte del cuento largo que tuve que mochar para cumplir los requerimientos de la escena.
    Saludos y gracias, de nuevo.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 17:10
  10. 10. Chiripa dice:

    Sabes generar tensión al narrar los presentimientos e intuiciones de los personajes que de una u otra manera se ven afectados por la manifestación.
    No vivo en Madrid y ya me estaba preguntando qué significa esa numeración. Considero que no se deben reprimir esos localismos ya que restaría espontaneidad y simpleza a los textos. Lo interesante de la recopilación de los relatos, es que siempre descubres léxicos locales, significados nuevos y aprendes de ellos. Fíjate en el relato del José Torma, tan mexicano y tan entendible.
    Observo ausencia de algunas comas que pueden mejorar la comprensión del texto
    Enhorabuena, Fernando.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 17:51
  11. 11. José Torma dice:

    Que tal Fernando. Llego un poco tarde pero sin sueño.

    Tu relato engancha y para mi eso es un logro. El hecho de que en realidad no tienes un protagonista me parece osado y logrado. Como te comento Peter, a mi me agobio un mucho. Entiendo el formato y tal vez el proposito, pero aun asi pienso que se veria muy beneficiado por un punto y aparte aqui y alla.

    La conclusion, o falta de ella esta escondida entre tu ultimo parrafo. El bendito futbol que entretiene y enajena. Al pueblo pan y circo.

    Muchas felicidades por hacer el primer relato de este dia tan interesante.

    Saludos.

    Escrito el 9 junio 2014 a las 15:05
  12. 12. Aina Pons Triay dice:

    Hola Fernando. Un relato complicado, en el que consigues generar en el lector la sensación de agobio que puede llegar a sentirse en una situación de “gentío” como una manifestación.
    Tal vez soy yo, pero a mí me ha faltado saber que era eso extraño que estaba sucediendo. No sé si puede deducirse del texto, desde luego yo no he podido. Será que no soy de Madrid jejeje Lo que sí he entendido es lo del “segundo segunda”.
    Igualmente, la complejidad de llevar a cabo la historia de varios personajes a la vez me parece muy interesante.
    Felicidades.

    Escrito el 9 junio 2014 a las 19:10
  13. Gracias a todos los comentarios. Realmente ese algo extraño que habéis comentado algunos que os faltaba, ese algo que iba a suceder no es algo concreto. Se podría resumir en el miedo. Miedo a que en un momento algo se salga de madre, a alguien se le vaya su violencia de las manos y haga algo irreparable. Todos los que hemos estado en alguna manifestación hemos visto el desarrollo del viejo juego del gato y el ratón entre policías y manifestantes. Es un “juego” que tiene sus reglas no escritas y que podrían resumirse con el viejo proverbio “a enemigo que huye puente de plata”. ¿Pero qué ocurre cuando esa regla no se aplica? ¿Qué ocurre cuando un policía asustado tira de pistola? ¿Qué ocurre cuando un manifestante enajenado tira un coctel molotov y apalea a un agente hasta matarle? ¿Ese momento previo a la catástrofe se puede intuir? Esa es la premisa del texto: la intuición de la catástrofe como la tormenta a menudo va precedida por una calma previa. Es el instante anterior de la explosión, ese momento en el que parece que el mundo se detiene para ver el segundero de la bomba alcanzar su objetivo. Pues eso es lo “extraño que estaba sucediendo”. Pero, y sé que me vais a disculpar por ello, no supe cómo escribirlo sin desarrollarlo. Las famosas 750. Me matan. Van a acabar conmigo.
    En fin, compañeros, un abrazo a todos. De nuevo gracias por comentar el texto… Y ahora pienso que algún día habrá que reflejar cómo se siente ese cuento abandonado que ve cómo van pasando los días y no recibe ningún comentario. Cuento triste y vacío que, sin embargo, sabe en su interior que es una obra de arte digna del mejor Shakespeare. Aunque sea lo peor que nadie ha sido capaz de plasmar en un papel sueña con tener, y de hecho a lo mejor tiene, alma de gigante. Pero, bueno, todo eso será en septiembre…
    Saludos

    Escrito el 10 junio 2014 a las 23:39

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