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Juegos malabares - por marisa cuñat mafe

Cuando Gregorio atravesó el cruce de la calle Játiva hacia la calle Ribera, se percató de que algo no había funcionado. Su instinto le llevó a seguir caminando en medio de un grupo que se dirigía a la estación. Se detuvo ante un cartel donde una domadora que sostenía un aro en llamas atraía la atención de unos tigres. Desvió su mirada y reconoció la figura de dos policías de la brigada político social. Ambos vestían gabardina y se protegían del frío de Diciembre con una bufanda. Era Navidad y la carpa del Circo Mundial se había instalado en la plaza de toros. Carromatos y caravanas habían ocupado los aledaños. Olía a animales, a suciedad y a orines.
Siguió caminando sin atreverse a acudir al punto de encuentro pactado con Elías, su contacto del comando de estudiantes. Pero algo había sucedido. Estaba seguro. Él era perro viejo en la oposición a la dictadura y podía percibir el aumento de vigilancia y de detenciones en los últimos días. Desde la muerte inexplicable de Ruano, en una comisaría de Madrid y la manipulación de los informes sobre sus causas para evidenciar un suicidio, cualquier nimiedad se convertía en sospecha de militancia, en obstrucción a los principios del régimen y llevaba al Tribunal de Orden Público, una jurisdicción creada para sustituir los Consejos de guerra que hasta entonces habían juzgado los delitos políticos. La proclamación del estado de excepción había perpetuado el miedo y sembrado la zozobra en la convivencia ciudadana.
Gregorio ya no tuvo ninguna duda al distinguir en la acera del City Bar dos hombres con aspecto de pertenecer a la brigada. Sin embargo, el lugar fijado le había parecido idóneo para sus objetivos. Estaba en el corazón de la ciudad y era frecuentado por huertanos, tratantes de ganado, gerifaltes del mundo del toreo y estraperlistas. En el sótano se apostaba fuerte a las cartas, al póker o al chamelo y en el piso superior se celebraban actuaciones de varietés. En torno a un piano de cola, cantaores y vicetiples entonaban coplas y humoristas desgranaban chistes. Flotaba un aroma de caliqueños y puros habanos. Nadie podía sospechar que la barra escondía panfletos que iban a ser lanzados esa tarde por las calles colindantes.
Apenas hubo atravesado la calzada para iniciar un regreso hacia no sabía dónde cuando una mujerona de las de rompe y rasga le saludó y le susurró:
-Camarada, ha habido un soplo. Pero hemos hecho el primer salto y la plaza está alfombrada de octavillas. La pasma lo sabía y hay grises por todas partes. Varios detenidos. Hay que largarse.
Le tendió la mano y le pasó una nota que él guardó de inmediato.
En ese preciso instante, sobre un ulular de sirenas, se oyó música de fanfarria y un altavoz chirrió:
-Señoras y caballeros, no se pierdan la oportunidad de ver el mayor espectáculo del mundo, gratis para sus niños, en esta función de tarde, a punto de comenzar.
Iniciaba la cabalgata un grupo de zíngaros que bailaba al son de panderetas y violines, los payasos repartían globos, sonrisas y entradas con descuento, los volatineros, acróbatas, contorsionistas y malabaristas hacían alarde de destreza .En torno a un faquir que escupía fuego, desfilaba una muestra del exotismo de la plantilla: hombres negros, bellezas chinas, enanos saltimbanquis, la mujer forzuda. Un elefante cerraba el cortejo para asombro de grandes y chicos.
Las arrugas del papel no le impidieron a Gregorio leer el mensaje:
ROULOT DE LOS TRAPECISTAS DELANTE DEL MUSEO TAURINO
Sin pensarlo siquiera se encaminó a un pasaje cercano donde acampaban los artistas ambulantes. Allí reinaba una gran actividad, entre cables de luz, tomas de agua y tenderetes de ropa, las estrellas se acicalaban, se maquillaban, hacían flexiones o masajeaban las contusiones de sus músculos. No tuvo que hablar. Una pareja, ya lista para salir a escena, le introdujo en su camerino- vivienda y le puso al corriente:
-Las gradas están tomadas por la secreta. Pero ya han pasado a identificarnos. Serás nuestro ayudante, por supuesto a pie de pista.
Bajo los focos, con mallas, lentejuelas y capa de terciopelo, al compás de un redoble de tambor y entre los aplausos del público, Gregorio tomó la mano de la equilibrista y la mostró al público tras darle un beso de gratitud.
-Señoras y caballeros, guarden silencio… Los hermanos Rinaldi efectuarán un número con dificultades añadidas, un doble salto mortal, sin red y con los ojos vendados.
Apenas cubierto por una cortina en el graderío el inspector Benítez observaba.

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9 comentarios

  1. 1. Aurora Losa dice:

    Vaya, Marisa, me pones el comentario difícil.
    No sé por qué felicitarte primero, si por atreverte con una parte de nuestra historia tan complicada o tirarme directamente por tu estilo tan descriptivo y envolvente (me encanta, ya sabes que soy fan).
    He sentido la presión de la Brigada rondándome, el colorido de la comitiva del circo y te prometo que en algún momento he visto imágenes en blanco y negro (como si fuera un documental).
    Y ahora te voy a “reñir” por dejarme con la miel en los labios, espero que algún día recopiles todos los textos y nos los presentes juntos, como merecen.
    Enhorabuena por un trabajo pulcro y bien hecho.

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 07:26
  2. 2. Ana Vera dice:

    Esto, desde luego, merece una novela, que espero que estés escribiendo para deleite de tus lectores, entre los que no te quepa duda que me incluyo, porque escribes magníficamente bien.
    Ha sido un placer leer un texto tan tan tan bien escrito. ¡¡Muchas gracias por compartirlo!!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 21:24
  3. Pero… pero… pero… ¡Yo quiero más! Me has dejado a medias, ¡eso no vale! (ahora me enfado y no respiro, jajaja). ¡Por el amor, publica la historia entera en alguna parte y mándanos el enlace! ¡Esto no se puede quedar así!
    Ahora enserio, escribes realmente bien, muy bien, con una perfección impecable. No me he dado ni cuenta de que pasaban 750 palabras. Me ha encantado, es un relato perfecto… pero ¡quiero saber más!¡Porfa, porfa, porfa! Enhorabuena (¡pero quiero el resto!) 😉

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 22:39
  4. 4. marisa cuñat mafé dice:

    Uffff.Muchas gracias. A causa de este texto llevo un trasiego mental.Muchas ideas y poco orden.Sobre todo me cuesta hacer avanzar la historia a una conclusión.Veremos qué sale pq. Vivo con Gregorio y el inspector en la cabeza.Y cada vez tienen más amigos y enemigos pero no se adonde van.Feliz verano.Espero cumplir con vuestras expectativas,me habeis mimado demasiado con vuestras palabras.

    Escrito el 30 mayo 2014 a las 00:16
  5. 5. Emyl Bohin dice:

    Esta historia me suena. No me parece original. Tengo la sensación de haberla leído antes. Estoy tratando de recordar…
    Ah, sí… Es verdad. Es uno de esos tres relatos que me enviaron para comentar. Yo soy el que no te ayudó en nada, el que no encontró nada que cambiar, al que todo le parecia bien. Y lo siento, pero no puedo cambiar de opinión. Tengo que repetirme. ¡Quiero la historia completa!

    Saludos.

    Escrito el 31 mayo 2014 a las 02:56
  6. 6. marisa cuñat mafé dice:

    Gracias Emyl.Tendré que ponerme las pilas para seguir la historia
    Me da miedo pq. El personaje ha cogido fuerza con vuestra palabras.

    Escrito el 31 mayo 2014 a las 22:59
  7. 7. kelly Hernández dice:

    Esto grita novela. Interesante como planteas la historia, se deja leer y quedas con ganas de saber que pasará.

    Un abrazo

    Escrito el 3 junio 2014 a las 21:53
  8. 8. Chiripa dice:

    Marisa, tan bien narrado que me sentí ahí! Enhorabuena!!!
    Me dejaste en ascuas.. quiero más!!!!

    Escrito el 4 junio 2014 a las 00:20
  9. 9. José Torma dice:

    Hola Marisa.

    Acabo de leer un relato de Pato Menudencio, acerca de la dictadura en Chile y su conocido personaje Cienfuegos. Le comentaba ahi que al no tener yo conciencia de lo que es una dictadura militar, me sentia en desventaja de opinar por temor a trivializar la situacion. (en Mexico vivimos una dictadura que llamaron perfecta, 70 años de un mismo partido politico y la alternacia no dio los resultados que esperabamos)

    Tu relato me hipnotizo, no podia parar de leer y mi mente intentaba a cien por hora no perder detalle.

    Como te dicen, ojala lo extiendas, yo me apunto a ser tu lector.

    Saludos y felicidades.

    Escrito el 9 junio 2014 a las 19:58

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