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FENÓMENO - por Brillo De Luna
―¡El muchacho se va para el circo! ―anunció mi padre mientras entraba a la casa y azotaba la puerta detrás suyo.
―¡Anselmo, pero si todavía es un niño! ―abogó mi madre con tono de angustia.
―¿Otra vez con lo mismo mujer? ― reclamó papá―, el compadre Ramón ha vuelto a la ciudad; ha viajado por casi toda la región montando espectáculos en cada ciudad y en cada pueblo. ¡Dice que el negocio del circo da buenos frutos!
Desde que tengo memoria, mi padre ha querido deshacerse de mi a como dé lugar. Maldijo el día en que nací; hasta llegó a pensar que yo no era suyo y que por el pecado de mi madre Dios la había castigado. Lo cierto es que, por mi condición, no puedo hacer cosas que los demás chicos de mi edad las hacen. Tengo una piel en forma de escamas, se me reseca constantemente y el sol me la irrita casi al instante; tampoco tengo cejas, ni pestañas y casi ya no hay cabello en mi cabeza. La única vez que me llevaron donde un médico, mi mamá gastó todos sus ahorros en ello; le dijeron que lo mío era incurable, que así nací y así moriré. Mi madre guarda unas cuantas monedas al mes para comprarme un pomo de crema para el cuerpo; me la coloca cada noche para poder dormir ya que el roce de las sábanas agrieta aún más mi piel.
Todos en el barrio incluidos mis hermanos me conocen como “el pez”. Mi padre dice que más gasta en mí que en todos mis hermanos juntos; que no sirvo para trabajar y que no aporto con nada a la familia.
―Tu padrino Ramón ha prometido llevarte con él y te permitirá aparecer en una de sus funciones ―me dijo mi padre con entusiasmo.
―¿Y dejarás que lo expongan como un fenómeno? ―protestó mamá.
―¡El muchacho ganará dinero, será útil para algo!
―Pero él necesita cuidados, se enfermará ―suplicó mi madre.
―Déjalo que aprenda a cuidarse solo, no viviremos para siempre. ¡Y no se hable más! ―concluyó mi padre y fue a buscar una caja de cartón para empacar mis pertenencias.
Amaneció, pero yo ya me había levantado hace tres cantos de gallo; sentía miedo pero a la vez curiosidad. ¿Sería cierto eso de conocer otros pueblos y ser aplaudido por miles de espectadores? La idea empezaba a encontrar cabida en mi cabeza cuando, de pronto entró mi papá.
―Despídete de tu madre y vámonos.
Obedecí sin decir nada y salí del dormitorio intentando no hacer ruido para que mis hermanos no se despertaran. Miré por última vez el rostro de cada uno y me despedí en silencio.
Parada en el umbral de la puerta con torrentes de lágrimas fluyendo de sus ojos; mi madre me extendió los brazos.
―Cuídate hijo mío; no salgas al sol, toma mucha agua, colócate la crema a diario, no dejes que te maltraten y… no te olvides de tu madre.
Entonces tomó mi rostro entre sus manos y me dió un beso en los labios. Quise llorar, quise refugirme en su pecho, quise entrar de nuevo en su vientre para que me siguiera protegiendo; pero ya era tarde, mi padre había ensillado el caballo y gritaba para que me apurara. La abracé con fuerza, intenté fingir una sonrisa y le prometí que algún día regresaría…
Qué tristeza, Brillo de Luna, y pensar que en los circos antiguos pasaban estas cosas…!
Aún siguen pasando, solo que ahora los circos escacean…
Me ha gustado y conmovido tu bien narrado relato.
Buen recurso el de la incorporación de las reflexiones del pez, entre los diálogos paternos, que son los que nos van contando lo que sucederá.
¡Enhorabuena!, BrilloDeLuna
Hola Brillo de Luna.
Tu relato me gusto y me conmovio. No note para nada que el chico se sintiera deprimido o enojado con la vida por su condicion, la acepta y la vive y a pesar del rechazo de su obcecado padre el mira con animo la posibilidad de salir de ahi.
La despedida de la madre me mato!. Solo encontre un pequeño errorcillo y nomas por fijado que es uno…
“no puedo hacer cosas que los demás chicos de mi edad las hacen. ”
ese “las” me sobra, pero de ahi en fuera, me gusto, me senti identidicado con el “Pez”
Felicidades.
Muy bueno (y muy triste), sólo me han chirriado un par de frases al principio, la que dice José y la de ‘ha querido deshacerse de mí a como dé lugar’. En cualquier caso has contado bien la emoción del momento, enhorabuena.
Una historia conmovedora y con un toque de realidad. Lo de mandar al circo a los “freaks” no es nada nuevo.
Te puntaré un par de cosas que, en mi opinión, podrías mejorar: “ni pestañas y casi ya no hay cabello”, ese “ya” donde está colocado queda raro, mejor ponerlo antes del “casi”. Y en:”pero yo ya me había levantado hace tres cantos de gallo”, puede que cambiar “hace” por “hacía” concuerde más con el tiempo que vienes usando.
Por lo demás me encanta la historia y la denuncia que contiene, en vigor incluso hoy en día, aunque no sean las escamas lo que “avergüence” a algunos padres de forma incomprensible.
Enhorabuena.
Me ha gustado la historia, quiero saber en que terminará.
Saludos.
Al leerlo por primera vez me recordó a la peli de Tod Browning, “Freaks” en España “La parada de los monstruos”. Ahora, en la relectura y al repasar la película veo que el título en Hispanoamérica es “Fenómenos”. La vi en la tele hace ya mucho tiempo, pero es de las que impresionan, de las que no se olvidan. Creo que tu historia se ha convertido en la inolvidable de este mes.
Enhorabuena. Saludos.
Me acaba de venir el recuerdo de un corto precioso que vi hace algún tiempo ya, titulado “El circo de la mariposa” que encontrarás sin problema en YouTube. Tu relato me dejó conmocionada, pero ahora que recuerdo el argumento del corto, estoy pensando que este niño encontrará la felicidad en el circo.
Parece el comienzo de una historia, seguro que tienes algo más en mente 🙂
Un saludo.