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Y si no está satisfecho, le devolvemos el dinero - por Peter Walley

Entiendo que ahora no lo crean, pero hasta que sucedió ni siquiera sospeché que estuviese pasando nada raro. Al fin y al cabo, cuando volvemos de un viaje y nos reencontramos con nuestros seres queridos deseamos tener la sensación de haber llegado a casa, y creer que hay cosas que, por mucho que cambie lo demás, siempre van a estar ahí. Cosas con las que podemos contar, especialmente en una vida tan acelerada como la nuestra. Y qué más inmutable que la familia, ¿no?

Teresa tenía una obsesión absurda por no hacer sentirse mal a ninguna persona que estuviese a su alrededor: así, si sospechaba que a alguien del grupo tenía problemas en su relación y que iba a resultarse doloroso el vernos felices (y seamos francos, ¿qué probabilidad hay de que nadie tenga problemas en su relación?) entonces no dejaba que le diera un beso, y parecíamos más una pareja de amigos que lo que en realidad éramos. Y es que no quería darse cuenta de que el resentimiento de las personas crece precisamente cuando saben que no tienen verdaderos motivos para sentirse resentidas.

Fuera como fuese, las primeras semanas me dediqué a disfrutar de la vuelta (cinco meses en esa plataforma pueden hacer que te vuelvas loco, ya sabes), a encontrarme con los amigos que estaban aquí y a jugar con Hugo, que en mi ausencia había empezado a caminar.

Un día iba con él por el parque cuando vi un póster anunciando la próxima llegada del increíble circo Popov: con leones, tigres, los mejores payasos y las más bellas trapecistas. A Hugo no pareció llamarle demasiado la atención, pero yo aún recordaba mi excitación cuando un circo llegó al pueblo de niño y la tristeza cuando mi padre no quiso llevarme, y me quedé embobado delante del cartel. Ojalá en unos pocos años pueda llevarle, pensé, y ojalá que vayamos los tres.

Fue como si el destino estuviese esperando por un momento de máxima felicidad para hacerme pasar por la mayor de las agonías. Sólo habían pasado unos segundos cuando me giré para señalarle a Hugo la foto de los leones, y me encontré con…nada. Hugo ya no estaba.

Me quedé paralizado por el terror, y al cabo de un instante empecé a correr y a gritar como un loco. Miré junto al estanque, detrás de los árboles, tras la estatua del ángel; cada minuto que pasaba sentía cómo mi vida se me escapaba un poco más. La gente empezó a arremolinarse a mi alrededor, y una persona (sólo una, malditos sean el resto) me intentó tranquilizar y me ayudó a buscarle.

No consigo entender cómo no le vimos antes: estaba tendido en el suelo a unos pocos metros del cartel, junto a un banco. El corazón me dio un vuelco, y el tiempo pareció quedarse en suspenso, sin saber si caer hacia el lado del alivio o al del horror. Y finalmente se inclinó por lo segundo.

Le abracé llorando, murmurando su nombre. La persona que me había ayudado se echó hacia atrás, el resto se acercaron al olor de la carroña. Pero yo ya no oía, no veía, solamente quería fundirme con él.

Noté que estaba frío, y recuerdo que pensé que era imposible que estuviese sucediendo tan rápido. Me eché un momento hacia atrás para mirarle, y lo que vi me heló la sangre: Hugo había cambiado de color. En serio. No estaba pálido, sino de un color negruzco, como si se hubiese quemado por dentro. Y sus ojos…creí que me estaba volviendo loco. Sus ojos ya no eran azules, se habían vuelto negros.

Entonces llegó la ambulancia, y Teresa con ellos. Luego me contó que se imaginó lo peor al oir el aviso y quiso venir personalmente. Me levantó del suelo y cogió a Hugo con delicadeza. “Ya no está”, me susurró al oído, “nunca estuvo, murió cuando estabas fuera”. “No sabía cómo decírtelo, estabas tan solo en la plataforma…y entonces me hablaron de estas réplicas, les meten un chip con el tejido cerebral del niño y sus habilidades se van desarrollando de forma normal, según un programa informático”.

-¿Me estás diciendo que nuestro hijo era un robot?-le pregunté, horrorizado.

Teresa bajó la vista, entristecida.

-No era un robot, en cierta forma seguía siendo él-alzó la cabeza para mirarme a los ojos-. Y si quieres, puede volver a serlo, podemos hacer que este día nunca haya ocurrido.

-¿Qué quieres decir?-pregunté, temiendo la respuesta que empezaba a adivinar.

-Aún…aún está en período de garantía.

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15 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Jolines, Peter, me has dejado helada, y es que el tema ese de que una maquina pueda sustituir a un ser humano, no es para menos…
    Está muy bien escrito! Manteniendo la intriga hasta ese final sorprendente…
    Felicidades!!

    Escrito el 27 mayo 2014 a las 15:52
  2. ENHORABUENA!!
    Me ha encantado tu imprevisibilidad, lo que más, el suspense hasta el momento final… Uau!
    De diez!
    Buenas noches!

    Escrito el 27 mayo 2014 a las 21:44
  3. 3. Aurora Losa dice:

    No me esperaba el desenlace, la verdad. Me gusta cómo has transmitido la angustia de él buscando al niño, pero la historia del robot me ha dejado como fría, muchas veces digo que no soy nada fan de la ciencia ficción y puede que sea por eso, pero todo sucede demasiado rápido y no da tiempo a asimilar la muerte antes de que nos desveles la naturaleza del niño. Puede que sea por falta de espacio y que en una versión más larga puedas recrearte en ello para hacerlo más “creíble”.
    Aún así, me ha gustado el final, esa desmaternización de Teresa, contrasta con los sentimientos de él. Ella ya ha asumido la pérdida y refleja un espíritu práctico. Ahí lo has bordado.
    En general me gusta el texto y me gusta la idea, así que, enhorabuena.

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 09:34
  4. 4. fernando sanz dice:

    Peter, me ha gustado mucho. Sin embargo, estoy de acuerdo con Aurora. El final me ha sorprendido, pero dejándome frío. Por un lado supongo que la plataforma no es una plataforma petrolífera como había supuesto al principio. Será espacial.
    Sin embargo, hay un elemento que asumiendo la historia tal cual, no encaja. ¿Por qué aparece Teresa con una ambulancia? ¿Por qué una ambulancia? ¿No debería ser una grúa o algo parecido como un coche técnico o así?
    Me gusta más el horror de una muerte absurda, silenciosa y traicionera que un niño robot tan perfecto que ni su padre ha apreciado el cambio (o deberíamos decir cambiazo). Cuando el padre busca desesperadamente a Hugo es un momento mucho más creíble y visualmente más impactante por desesperante y desolador que cuando descubre que en realidad es un niño robot en período de garantía. Probablemente es que ese momento te salió especialmente brillante y el resto queda oscurecido.
    Eso sí, en cualquier caso, un cuento brillante.
    Un saludo

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 17:28
  5. 5. José Torma dice:

    …………………………………………………..

    Me quede sin palabras!!! algo atipico en mi que soy mas parlanchin que Maflada. Virgen Santa, empece a leer aca casual, luego llego a esta frase…

    “Y es que no quería darse cuenta de que el resentimiento de las personas crece precisamente cuando saben que no tienen verdaderos motivos para sentirse resentidas. ”

    E imagine un mundo raro. Luego, conforme avanzaba la historia me fui metiendo en un mundo bizarro donde mi mente vaticinaba una tragedia pero mi corazon se negaba a dejar de ir la sensacion de paz y felicidad del reencuentro.

    En Mexico decimos “No manches!” que relatototote!!

    Estoy impactado, mas por la actitud aca casual, como si fuera cualquier cosa de la esposa al decirle que esta en garantia.

    Excelente, todavia estoy procesando lo que acabo de releer!!

    Felicidades. Ojala mas gente se pase por aca y lea esto.

    Saludos

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 21:51
  6. 6. NHICAP dice:

    ¡Sorprendente Peter!
    Dos tercios del relato pensando en un problema de pareja que el niño ayudarìa a solucionar y… ¡ZÁS!, me sacudes con un robot.
    Tienes mucho ingenio y has caracterizado muy bien a los personajes de Teresa u del,protagonista.
    Enhorabuena, me ha gustado.
    Un abrazo

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 22:40
  7. 7. Peter Walley dice:

    Muchas gracias a todos por los comentarios.

    Aurora, puede que tengas razón, creo que con un poco más de espacio se podría haber desarrollado mejor la relación con el niño e ir dejando alguna pista de lo que estaba ocurriendo, y probablemente entonces el final funcionaría un poco mejor.

    Fernando, lo de la ambulancia es culpa mía, en una primera versión decía que Teresa trabajaba en el hospital y lo recorté para ajustarme a las 750 palabras. Es verdad que queda un poco raro según está ahora.

    Uno de los comentaristas me dijo que la historia se parecía mucho a un capítulo de Black Mirror, y ahora que lo he visto tengo que decir que tiene razón (aunque quizás sería más desde el punto de vista de la madre, y del conflicto que previsiblemente tuvo que pasar antes).

    Gracias de nuevo a todos, nos leemos por aquí.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 06:01
  8. 8. Eunice dice:

    Me ha gustado mucho el desenlace. Me encantan las historias de robots. Me gusta mucho tu forma de narrar y como sabes llevar el suspense hasta el final. La única pega son las aclaraciones entre paréntesis que no me van mucho, a lo mejor entre guiones o de otra forma quedan mejor. Pero por lo demás genial.

    Felicidades!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 08:27
  9. 9. Brillo De Luna dice:

    ¡Excelente! Me dejas con un sentimiento difícil de explicar, tu imaginación vale oro.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 15:34
  10. 10. Aina Pons Triay dice:

    Peter, está claro que no dejas indiferente al lector. Esa es una gran virtud en un escritor. Y el giro final… ¡realmente sorprendente! Igual que Aurora, no soy mucho de ciencia ficción, pero me encanta el contraste de la frialdad de Teresa con el apasionado protagonista durante todo el relato. Buen relato, enhorabuena.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 19:13
  11. 11. Ana Vera dice:

    ¡¡Wow!! A mí me ha gustado muchísimo, creo que es un cuento redondo. Lo de la ambulancia me ha chirriado un poco, pero con tu explicación queda claro. El momento cuando está buscando al niño te ha quedado espectacular, muy angustioso, y luego, ya ves, es una nimiedad si lo comparas con la dureza del desenlace. Muy buen relato, enhorabuena!!

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 23:38
  12. 12. Chiripa dice:

    Peter, me ha gustado mucho tu relato.
    Original y bien narrado. Supiste transmitir la angustia del hombre ante la pérdida del hijo. y le diste una ambientación perfecta!

    Para la versión final de este relato, te sugiero revisar esta frases:
    * “…no hacer sentirse mal a ninguna persona que …” No te suena mejor: no hacer sentir …
    * “…tenía problemas en su relación y que iba a resultarse doloroso el…” … resultar…

    !Excelente Peter!

    (Si deseas responder este comentario, por favor hazlo en mi relato, porque con el afán de leer la mayor cantidad de textos posible y darles feedback, no tendré tiempo de volver por aquí).

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 23:41
  13. 13. Marazul dice:

    Lo mejor del relato, según mi punto de vista, es esa sensación de angustia que sabes transmitir con tus palabras. No hay cosa peor para una persona que perder a un hijo. Debe de ser el dolor extremo. Sin embargo me relajé bastante con el final. Ciencia ficción al fin y al cabo. Vaya…..menos mal…!!!!
    Un relato extraordinario. Enhorabuena Peter…!!!

    Escrito el 1 junio 2014 a las 23:47
  14. 14. Emmeline Punkhurst dice:

    ¡Hola Peter! Espero no haber llegado tarde a los comentarios de este mes.
    Tu relato está muy bien escrito y te introduce de lleno en él desde el primer momento. No he visto nunca Black Mirror (aunque lo apuntaré en mi lista) así que a mi me ha recordado más a Inteligencia Artificial. Me ha parecido un relato muy turbador, eso sí. Quizás haya un futuro no tan lejano en que se empiece a ajustar a la realidad.
    ¡Enhorabuena por el éxito de este mes!

    Escrito el 6 junio 2014 a las 06:20
  15. 15. juanjohigadillo dice:

    ¡Sencillamente sorprendente! Además, esoe relatos de ficción distópica siempre tienen algo, sobre todo si están bien “hilados”como el tuyo, que me fascina.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 18 julio 2014 a las 11:12

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