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EL REGALO - por DavidRubio
Web: http://elreinorobado.blogspot.com.es/
Termino de apañar las flores del centro de mesa y doy un paso atrás para contemplar la decoración. Estoy satisfecho. El mantel, en perfecta combinación con las velas y los pétalos de rosa; los cubiertos de plata, bien alineados junto a los platos de porcelana y las copas. Todo está en su sitio. Sin duda, ella se sorprenderá al ver hasta qué punto he cambiado.
Miro el reloj de pared. Ya debe haber recibido mi regalo.
Y pronto volverá a cenar en casa, otra vez.
Me dirijo a la cocina. Compruebo que el secreto ibérico ya está en su punto y apago el horno. De primero, cenaremos mousse de foie y una ensalada de vieiras con frutas. Pero antes de sentarnos a la mesa, brindaremos con champán y fresas rellenas de gelatina de menta. Será mi manera de decirle que estoy dispuesto a darle, a partir de ahora, todos los matices con los que ella quiere pintar su vida.
No, no puedo recriminarle que me dejara. Me lo merecía. Permití que la rutina y la apatía apagaran nuestro amor. Poco a poco, me convertí en un mero compañero de sofá. Ella me lo había avisado desde hacía tiempo, con sus enfados y reprimendas, con esas discusiones en las que yo agachaba la cabeza y callaba. Tuvo que pedirme el divorcio para que me diera cuenta de que no eran numeritos de una histérica, si no lamentos de desamor.
Me pongo el delantal y comienzo a quitar el corazón de las fresas para rellenarlas con la gelatina. Después las caramelizaré con azúcar moreno.
Lo último que me dijo, con esa forma de hablar tan literaria y tan suya, fue: “Eres un hombre de sustantivos y yo quiero adjetivos en mi vida”. Y ella los buscó en los brazos de otro hombre. Jamás me lo contó. Tuve que enterarme de mala manera hace apenas una semana, pero ni eso puedo recriminarle. Tendría que haberlo sospechado desde que sus reproches dieron paso a silencios condescendientes. Más o menos, cuando volvió a fumar. Al principio, eran un par de cigarrillos diarios a escondidas. Pero los últimos meses, hasta su mismo perfume olía a nicotina. Sé que debí preguntarle: “¿por qué has vuelto a fumar?” Pero nunca me atreví. Temía más el circo que pudiera montar, que saber de su inquietud o ansiedad.
Termino de preparar las fresas y dejo el mandil sobre el espaldar de una silla. No puedo negar que, cuando me enteré de que tenía un amante, me dolió. Me dolió hasta darme cuenta de que no podía vivir sin ella.
Pero todo eso ya es pasado. Junto con el regalo que le he enviado hoy, iba una carta de amor. Al leerla, habrá comprobado cuanto deseo comenzar de nuevo, desde esta misma noche.
Salgo al comedor. Vierto un poco de perfume en mi mano y lo esparzo por la estancia con los dedos, después cojo el bote que contiene los pétalos de rosa y me dirijo al dormitorio.
Mientras compongo un corazón con los pétalos, imagino el momento en el que ella se vuelva a acostar en esta cama. Será después de la cena. Primero, bailaremos despacito, muy pegados, al son de su canción favorita. Después recorreré su cuello con mis labios y arremangaré, poco a poco, su vestido. Notará mi miembro tan duro como la primera vez. La llevaré por el pasillo entre besos y chupetones. No esperaré a llegar a la cama para penetrarla. Jadeará, como nunca la haya hecho jadear su amante.
De vuelta al salón, me sirvo un whisky y me siento en el sofá, a esperar su llegada. Cuando abra la puerta iré a su encuentro, en silencio, y le daré un beso en los labios. Después le pediré su abrigo y le ofreceré las fresas. Y jamás volveremos a mencionar a su amante.
Eso es lo que pasará.
Porque cuando haya quitado el envoltorio de mi regalo, y abierto la caja de cartón, habrá visto el corazón todavía sangrante del hombre por el que me dejó. Habrá sentido asco, es posible que hasta haya vomitado, y seguro que habrá llorado.
Pero después de todo eso, tras leer mi carta, habrá comprendido por qué lo hice y la llama del amor que sintió por mí, habrá prendido de nuevo.
Vendrá a la cena feliz, porque el hombre con el que se casó, aquel que estaba dispuesto a matar por ella, ha vuelto.
Para siempre.
estupendérrimo relato David. de los más redondos que te he leído, muy sólido, felicidades!
la cosa se va poniendo rara a medida que el protagonista repite lo del regalo… hasta acabar como acaba 😉
muy bueno el metachiste sobre “adjetivos y sustantivos” en el mes que tenía el desafío que teníamos, je, que por otro lado veo que dejaste de lado porque abundan los adjetivos.
un saludo compañero, nos leemos!
Sergio Mesa / forvetor
http://miesquinadelring.com/
pd. como le dije a Moria, esta tarde colgaré mi relato en el blog y el anterior quedará reducido a un título bajo la nueva entrada… y el caso es que me gustaría tener tu opinión sobre “Estática”, pásate si te apetece y me cuentas ^^
Hola David. Yo fui una de las comentaristas de tu relato. Cuántas más veces lo leo, más me gusta, la verdad. Me parece que has retratado muy bien este “loco-sociopata-asesino” que es el protagonista. Para que puedas ubicar mi comentario, una de las cosas que me “chirriaron” un poco fue la parte de la pregunta “porque has vuelto a fumar”. Yo la habría puesto de forma indirecta, habría quedado mas unificado con el relato.
Pero la verdad, como dice Sergio, un relato redondo. Enhorabuena.
A su manera el la amaba…
Imaginé a Hannibal Lecter intentando volver con su esposa.
Un excelente relato.
Felicitaciones.
Comente tu relato en tu blog. Poco queda por agregar. Muchas felicidades, pedazo de relato que nos has brindado.
Saludos
Hola!
Me quito el sombrero(bueno, si llevase uno me lo quitaría literalmente, jeje). Me lo pongo, y me lo vuelvo a quitar.
Enhorabuena!
Es un texto redondo, con el juego de palabras de los sustantivos y los adjetivos, tal y como apunta el amigo Sergio, muy bien traído. Con el final, que no lo vi llegar…
La calidad de la narración me parece muy buena, el tono, el vocabulario, la naturalidad de cada descripción…
En resumen, te saliste por la escuadra. Mis más sinceras felicitaciones.
P.D.:
Muchas gracia por haberte pasado por mis historias, pese a no tener tu ninguna para comentar. Se agradece mucho. Ya tengo ganas de que vuelva el taller, para leer algo nuevo tuyo.
Un saludo.
¡Wow! ¡Magnifíco! ¡muy envolvente! ¡¡brutal!!
Me has matao DavidRubio!!!! Me parece un relato brillante, me ha atrapado desde la primera palabra, tienes un don especial para esto.
Un final increible e inesperado que ha hecho que mi boca se haya abierto hasta el infinito. Tiene una fuerza brutal.
Todos y cada uno de los detalles que escribes están perfectos y … ese menú, ufff… a mí me estaba enamorando, jajaja. Al final, cuando se vé qué clase de tipo es este… ejem, mis mariposas del estómago han volado y me produce un ascazo terrible, pero… me encanta el relato de principio a fin.
Sobresaliente!!! Ya puedes irte a la playa a disfrutar de las vacaciones…
Un besote!!
Hola David! Ese giro final es brutal, me has dejado sin palabras.
Me chirría un poco que escribas en presente, pero bueno, entiendo que si no, no consigues ese efecto que hace se caiga el alma a los pies…
Felicidades!! A ver si consigo hacerme seguidora de tu blog.
Hasta pronto!
Excelente relato compañero. El giro final me ha parecido de lo más original, me ha recordado a cierta película. 😉
El ritmo con el que plasmas la historia y lo bonito que lo ve todo, y que decir del contraste de ello con el final, me ha encantado. Enhorabuena.
¡Nos leemos!
Una muy buena manera de atrapar al lector con este relato tan bien conseguido y tan bien llevado. Has desarrollado la historia en “in crecesdo” hasta las últimas consecuencias.
Enhorabuena.
Hola David,
Simplemente fantástico y el golpe final, un salto del cero al infinito, es tremendo.
¡Chapeau!
Un abrazo
Hola david. Este taller ha traido muy buenas historias que me dan en el punto, la tuya es una de esas. La secuencia de eventos, el crecer de la historia hasta el final es impecable. Me gustó bastante el planteamiento psicopata del protagonista, justificando desde su punto de vista sus actos. Y es que los mejores villanos, creen que son buenos.
Solo una pequeña impresión por la forma como avanzas en el escrito en algunas partes, pero creo que lo de los adjetivos pasó algo de factura.
Gracias por pasarte por mi historia 😉
Pues a mi me ha entrado hambre, será por el horario.
Algo tenía que pasar, pero creo que nos has despistado a todos. Muy bien resuelta la intriga con la sorpresa final. Y eso que nos habías avisado: “comienzo a quitar el corazón de las fresas” y “compongo un corazón con los pétalos” y al tercer corazón: tachannn! Lo dicho que me ha entrado hambre, habrá que comer.
Enhorabuena.
Saludos
Brutal, así de sencillo.
Al principio consigues que nos de pena el pobre hombre, abandonado, lleno de ilusión por reconciliarse y, de pronto, ZAS, el tortazo.
Impresionada.
Enhorabuena.
¡El regalo y menudo regalo!
Es verdad que la historia va in crescendo y a medida que iba leyendo iba sospechando que algo no iba bien, pero eso no ha impedido que fuera abriendo los ojos hasta que, con el final, casi se me salen de las órbitas.
¡Enhorabuena!
PD: Si tu fuiste a ver a Sabina yo creo que, como han dicho los compañeros, le echaré un vistacito a Hannibal 😉
Gran Historia David, ni en las curvas me imaginé este final. Ahora comprendo mucho más tu comentario sobre atreverme a ser descabellada o de los finales inesperados.
Un gusto leerte y te buscaré en las escenas anteriores.
Un abrazo
Me gusta el ritmo y el detalle en las descripciones.
¡Enhorabuena!
Un saludo 🙂
Hola, David.
Genial relato. El ritmo es sobervio y la descripción del protagonista detallada en sus pensamientos y meticulosidad es escelente. Me gusta mucho como introduces los recuerdos de su historia en medio de los preparativos, queda muy natural. Tengo que admitir que intuía el final. Adiviné antes de tiempo que era un loco. Aún así, me has enganchado hasta la última línea.
Un abrazo.
Leído. Felicitaciones otro 10/10. Saludos