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Antares era un excelente escritor, pero no escribía - por Galindaina

Web: http://www.esgalindaina.blogspot.com

El autor/a de este texto es menor de edad

Se despertaba cada mañana, aunque el café era la única razón por la que se mantenía en pie. Había leído en un libro que la vida en sí no tiene sentido alguno, y que es nuestra tarea llenarla con cosas para que cobre uno. Le costaba pensar así. ¿Qué o quién podía meter en su vida para que le dieran ganas de vivirla?
Miraba a su alrededor pero no conseguía encontrar a nadie cuya vida le interesara. Veía cómo hacían cosas, cómo tenían motivación para hacer unas, cómo se sacrificaban por otras; pero a él no le importaban, las deseaba. Se decía que hoy hablaría de algo con alguien, pero no encontraba nada interesante que comentar. Todo le resultaba banal.
¿Mi vida será como la suya? ¿Es eso todo lo que me espera?, se preguntaba, desolado ante el futuro al que se veía abocado. Yo no quiero eso. Y desconocía la razón, pero parecía que él era la única persona en el circo al que no le interesaba lo que pasaba en él. ¿Para qué?
Antares quería que llegara el verano, pero tampoco quería que fuera verano. Esperaba a que pasaran los días acurrucado en su cama, porque no había nada que le interesara vivir, ni de su presente ni de su futuro. Tenía muchos sueños, pero no los podía cumplir porque no quería cumplirlos, así que no se con qué nombre llamar a lo que pasaba por su mente.
Se obligaba a que le importaran las cosas; miraba partidos de fútbol para intentar que le importara quién ganaba la liga, pero no lo conseguía. Y es que a Antares no le interesaba la vida que vivía, y no quería cambiarla porque todas las posibles vidas que pudiera vivir tampoco lo interesaban.
También se pasaba horas delante del ordenador. Veía vidas que envidiaba, que le interesaban; pero lejanas de la que vivía. Vidas que nunca llegaría a vivir. Oh, si hubiera nacido en cualquier lugar que no fuera esta maldita ciudad…, ¡cómo podría ser mi vida!, suplicaba a las paredes de su habitación. Entonces se veía con un poquito de ganas de cambiar su vida y vivir una interesante. Pero le duraba poco.
Otras veces se sentía como un perro en un rebaño de ovejas. La única misión de las ovejas era vagar por los prados, comer hierba, pagar deudas y hacer la compra, esa era su misión; pero nuestro perro Antares no quería hacer esas cosas, esa no podía ser la suya. Él quería apartarse del rebaño, pero no por el deseo de estar solo, sino para salir en busca de otros como él. Pero no los encontraba. ¿Dónde os escondéis?, gritaba desconsolado por monte en el que solo parecía haber ovejas. Pero para cuando el eco ya había sonado dos veces, ya se le habían pasado las ganas de buscar o encontrar.
Y es por eso que Antares no escribía. No tenía a quien escribirle, ni siquiera a él mismo, pero tampoco quería encontrar a nadie a un coronel. Total, ¿para qué? Y Antares comprendía que los demás no lo comprendieran, porque ni él mismo se comprendía. Entendía que la gente no entendiera que ahora mismo era como un adolescente que no comprende que la distracción durante tantos años fuera aquel juguete que ahora quiere tirar.
Y, llegados a este punto, lo más normal sería pensar que esta historia acabó con un hombre caminando sin miedo por el borde de la azotea de un edificio. Habría quedado muy bien ese final, pero no puedo mentiros.
Si os mintiera y hubiera matado a mi querido Antares, habría relatado la historia de un hombre que había perdido el interés por la vida y las ganas de vivirla. Y con una muerte, símbolo de la definitiva pérdida de las ganas de vivir, habría acabado todo muy bien (es un decir).
Pero Antares no se quitó la vida. Porque vino un beso. Sí, un beso, tan recurrente. Un beso diferente a los que había dado y recibido antes, que sacó de dentro suyo todo de lo que antes había renegado, que le hizo creer por primera vez en finales felices, en historias románticas; un beso que le hizo comprender de qué hablaban todas las canciones de amor.
Y de repente dejó de necesitar una razón, una finalidad, un sentido. Y por primera vez en su vida Antares escribió, porque lo que hacía antes no era escribir, era sobrevivir. ¡Oh, Antares! ¡Oh, humanidad!

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6 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Guau! Casi parece mas un texto filosófico que un relato, pero me ha encantado!!
    Los besos o demostraciones de afecto suelen ayudar, sí…
    Felicidades!!

    Escrito el 27 mayo 2014 a las 15:44
  2. 2. José Torma dice:

    Hola Galindaina.

    Para comentar tu texto tengo que dividirlo en varias partes.

    La primera y quizas la mas importante para mi, el texto me encanto, me atrapo y me senti Antares. Aburrido con mi vida, siempre en la busqueda de algo que no se que es y solo espero en un rato mas encontrar el sentido en un beso amoroso como el que aqui describes.

    La segunda es mas odiosa porque se refiere a la puntuacion y ortografia. Tienes grandes areas de oportunidad. Te pongo un ejemplo desde la primera frase…

    “Se despertaba cada mañana, aunque el café era la única razón por la que se mantenía en pie. “. Antes del cada cabe un “como cada mañana”. El aunque debe ser aun qué. Pequeños detalles que iras logrando mejorar ya que al ser menor de edad, tienes un monton de tiempo para seguir escribiendo y entreteniendo.

    Me senti Antares. Gracias por tu relato.

    Escrito el 27 mayo 2014 a las 22:23
  3. 3. Aurora Losa dice:

    Hola, Galindaina.
    Coinicido con Jose Torma en lo de las partes. El centro del relato resulta confuso, quizá debido a tanta repetición de “vivir”, “vida” y derivados, el concepto es maravilloso pero la ejecución lo destruye un poco, sé que es complicado pero estoy convencida (vistos tus trabajos anteriores) de que eres capaz de mejorarlo, y mucho.
    Al principio y al final no les tocaría nada, están perfectos tal y como los has puesto, ese canto a la esperanza a partir del beso… precioso.
    Lo dicho, el fondo del texto da para mucho y te animo a que le depures la estética para que se pueda disfrutar en todo su esplendor. Ya te lo he dicho en otra ocasión, sorprende la madurez de tu estilo y tus temas para ser menor de edad, sigue creciendo.
    Enhorabuena.

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 07:18
  4. 4. Denise dice:

    Muy bueno, la verdad que no me esperaba ese final.

    Escrito el 28 mayo 2014 a las 19:36
  5. 5. Ana Vera dice:

    El título me ha seducido y luego me ha sorprendido mucho que siendo menor de edad tengas la suficiente perspectiva y madurez para abordar el tema de la apatía de la vida, tema que has abordado muy bien y con mucha madurez. Las exclamaciones finales me han resultado una conclusión conmovedora. Gracias por compartirlo con nosotros!!

    Escrito el 30 mayo 2014 a las 13:00
  6. Un final muy emotivo, a la par que inesperado.

    Te doy la enhorabuena, Galindaina. Me has enganchado hasta el final :-). Me encantan los finales felices y, como muy bien dices, habría sido una pena que el personaje hubiese muerto. Tenía mucho que ofrecer, mucho que vivir.

    Si tienes un rato, pásate por mi relato del taller y me dices qué te parece.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 16 junio 2014 a las 19:51

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