Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

PATIO DE RECREO - por MARA

Iván siempre fue un chico más bien introvertido, abandonado por su padre en la adolescencia, y aún con el recuerdo cercano del suicidio de su madre. Desde que era joven necesitó cariño. Al transcurrir de los años, se fijó en una muchacha peculiar, venida del interior y con muchos prejuicios en la cabeza, sin embargo, ella vio en Iván el futuro padre de su descendencia. Su matrimonio fue como el de tantas parejas, al principio algo aburrido, y poco a poco, con la llegada de la hija primero, y del hijo después, mucho más decepcionante. No era la monotonía lo que rompía la relación de esta pareja, era más bien el desencanto, la rigidez y también la falta de una verdadera relación, la ausencia del sexo.
Maribel era una muchacha de carácter agrio y con poca tendencia a empatizar. Era muy exigente con la pareja. Cada día encontraban más motivos para discutir, para mantenerse en silencio o para dormir en camas separadas. Su hija Estela, había tenido un problema de conducta casi desde que nació, tanto el padre como la madre decidieron darle una educación libre, “laissez-faire”, que no sirvió para arreglar el problema.Era una niña desobediente hasta la rebeldía, mal educada, caprichosa y a la vez consentida, después llegó un segundo hijo, Carlos. La situación aún se agravó más. Iván estaba muy cansado de su vida, era conserje en un colegio de primaria, y sentía que su energía se le escapaba de las manos sin hacer nada, llevaba una vida gris.
Ese día había quedado con Óscar, un amigo de la infancia, en el patio de recreo del Colegio donde trabajaba Iván. Éste se acercaba a él con una sonrisa en su cara, apenas se intercambiaron un apretón de manos y comenzó a hablar con su amigo:

– Sabes una cosa, últimamente me siento cambiado.
– ¿Y eso?
– Jajaja, pues que no paro tío, que estoy liado con varias mujeres al mismo tiempo y lo mejor que rindo con todas
– Me sorprendes Iván, yo creía que estabas bien con Maribel.
– No, pero ella no sabe nada. Por favor, no comentes esto con tu mujer.
– No por supuesto, pero cuenta, cuenta.

Iván se apoyó en la pared, posó la pierna izquierda sobre ésta y comenzó a relatar:
– Pues verás, internet es estupendo, me metí en algunas páginas de encuentros amorosos y no dejo de conocer mujeres, ellas también están casadas.
– Todo bien entonces, ¿no?
– Sí muy bien, estoy como si fuera un jovencito, pero hay una mujer, Wanda, que me gusta muchísimo, estoy enloquecido con ella, mantenemos conversaciones muy calientes pero aún no hemos pasado al sexo. El problema es que trabaja en el mismo lugar que yo, y no quiero mezclar el trabajo con estas historias.
– Puedes quedar fuera del trabajo
– Ya, pero si te he llamado es para contarte. Ayer durante el horario del colegio, tuve que ir a su aula con un recado importante. Nada más entrar nos intercambiamos miradas que exudaban fuego, sus labios carnosos me parecieron los más excitantes y creí ver su lengua entre los dientes.
– "Señorita Wanda", dije yo, "tiene una llamada en centralita".La llamada era totalmente ficticia, yo estaba muy excitado pero ella aún más. Nada más salir del aula nos besamos con desesperación en la boca, las manos de ambos usurpaban esos lugares aún desconocidos, nuestra respiración se convirtió en jadeo, de repente sonó el timbre del colegio, ambos nos separamos y nos recompusimos. Ese día me quedé el último con la excusa de cerrar todo el colegio y Wanda se hizo la entretenida en el patio del colegio, recogía las pelotas que habían dejado tiradas. Al final del patio había un lugar íntimo una especie de cobertizo donde se guardaban las herramientas, ese sería nuestro lugar. Avancé rápidamente tras ella imaginando las mil y una posturas que íbamos a practicar, cuando escuché a mis espaldas una voz, “Iván, un momento, no se marche todavía, ¿sabe dónde están los niños?”, me giré con la cara transmutada por la inconveniencia de la directora, “sí, los niños que estaban castigado, venga conmigo que hay que acompañarlos al autobús”, miré resignado a Wanda mientras ella se aproximaba a la puerta de salida, y se marchó, me sentí vacío, nunca me había pasado.
– Iván, alegra esa cara, lo que te pasa se llama amor, hasta las trancas tío, jajaa.

Ambos amigos se marcharon cerrando la puerta del patio de recreo.

______________________________________

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

Todavía no hay comentarios en este texto. Anímate y deja el tuyo!

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.