OJOS QUE NO VEN... - por camila contreras

No me lo van a creer pero su Facebook es una total cursilería, corazoncitos por todos lados, y estados como: se siente amado, fenomenal, sexy, deseado, encantador y el de hoy; decidido, totalmente patético, es absolutamente increíble en lo que ella lo ha convertido.
Ahora corre dos horas diarias y levanta pesas; “para tonificar los músculos”, ―asegura, y todo porque mañana tendrá su primera cita, de verdad que en la manada lo desconocemos, su aullido lleva impregnado las notas pegajosas del amor, ahora hasta amigo de caperucita se ha vuelto. En la foto ella luce linda, para que; pelaje largo, rubio natural, cuerpo estilizado, ojos azules, caninos afilados, pero no se puede asegurar que sea autentica, hoy en día con Photoshop todo se puede, ¿o no?
Es el día ha llegado, lo hemos seguido a escondidas, en la manada nadie quiere perderse tan magno espectáculo, las luces están apagadas, en el segundo piso apenas si se divisa una pequeña sombra, su silueta parece bailar y moverse rápidamente, él retoca por última vez su corbatín, sopla su aliento en las manos, pone el ramo de flores detrás de su espalda y arregla el moño del regalo; toca el timbre, desde el jardín oímos el taconeo intrépido que se acerca a la puerta, un pequeño chirrido, un suspiro profundo y por fin se abre, el ambiente todo decorado con luz de vela deja entrever sus tacones rojo sensual y con voz seductora le indica que pase, sus pisadas parecen torpes, él apenas la sigue hasta el comedor sin pronunciar palabra, toma asiento, pone el presente sobre la mesa y la espera ansioso.
Allá viene ella con los suculentos platos, los pone delicadamente, él lame su hocico seducido por el olor y como digno representante de nuestra naturaleza carnívora se abalanza de narices, ella enciende la luz mientras él le estira el ramo de flores y el regalo sin mirarla. Ella sonriente, desata el moño y pega un grito OINK ¡por dios santo si son mis hermanos perfectamente asaditos!
Él, todo un lobo de músculos perfectamente marcados levanta su cabeza, abre su hocico asombrado, y la ve petrificado: una cerdita rosada divinamente depilada y dos lunares negros en su mejilla.
Los de la manada no tenemos más alternativa que venir hasta acá, el patio de un colegio, buscando lo único que puede salvar a nuestro pobre atormentado y desolado lobo feroz; la imaginación infantil, pero… y ¿dónde están los niños?, convertidos en adultos, afligidos con la realidad porque al parecer ya no creen en la fantasía.