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Viejos Recuerdos. - por Daniela

Web: http://danysaturnite.tumblr.com/

El autor/a de este texto es menor de edad

—¿Te acuerdas de esto? —Pregunta Aislinn, observado el viejo patio.

—A cambiado mucho desde entonces. —Y era cierto.

Las flores, los bancos, la pintura en las paredes. Todo se fue desgastando, ya no eran lo mismo.

Los recuerdos asaltaron mi mente, demasiado rápido, demasiado breve.
Risa de niños jugando en los columpios ahora oxidados; correteando en el pasto ahora demasiado largo como para ver tus propios pies; sentadas en el banco, dos jóvenes niñas con flores en sus cabellos.
El tiempo pasaba, las niñas crecían, siempre en el mismo lugar, siempre con las mismas flores, siempre ellas dos.
Pero un día las cosas cambiaron, y una de ellas se fue desvaneciendo, como se desvanece la lluvia en un día soleado.

—¿Estas bien? —Me pregunta ella, parándose enfrente de mi.

Observar sus ojos claros atenuaba el dolor, me devolvía al presente.
Aislinn siempre hacia eso, era un ancla que me mantenía en el ahora.
No dejaba que el pasado me consumiera, que se llevara lo ultimo que me quedaba.

—Estoy bien. —Le sonreí, respirando su perfume. —¿Qué le sucedió a este lugar?

No había pasado mucho desde que deje de venir, no pudiendo soportar todo lo que estar en este lugar significaba.
Pero era imposible olvidar, los recuerdos siempre me atormentaron. Y es por eso que volví, para cerrar el siclo.

—Muchas cosas… —Su alegría se fue apagando, su voz de un segundo a otro se transformo.

Ella también tenía un pasado que la atormentaba, un pasado ligado a ese banco de madera. Ligado a sus ojos color miel, al reflejo en el espejo. Al darse vuelta y no ver a nadie allí a su lado.

Siempre me pregunte quien la mantenía a ella anclada al presente.

—Luego de que te fueras, ella se puso muy mal. Al principio solo se escuchaba triste, y la tristeza con el tiempo creció. No solo el sol dejo de iluminar este internado, sino que nunca paró de llover. No logro entender como esta conectado con el clima, pero su poder es asombroso. Tanto así, que cuando la tristeza se transformo en enojo, arraso con todo. Sin poder detenerse. Estaba fuera de control… —Su voz se quebraba con cada palabra que decía, se notaba demasiado que le costaba seguir. Y me odiaba a mi mismo por obligarla, pero tenía que saber que había pasado.

Respirando hondo Aislinn siguió con la historia.

—No se exactamente donde se inicio el fuego, pero se expandía demasiado rápido. Y en ese momento de desesperación lo único en lo que podía pensar era en ¿Dónde están los niños? Pero encerrada como estaba no podía hacer nada.
Pensé que ese era mi fin, que me reencontraría con ella. Que quizá era lo que quería.
Pero, así no era como lo quería. Y cuando pensaba que todo se caería sobre mí, la puerta frente a mi se abrió con suavidad.
Estaba del otro lado, su mano me indicaba la salida.
Así que, caminando con desconfianza por paredes prendiéndose fuego, pude llegar hacia allí con mucha angustia oprimiendo mi pecho. Aunque los bomberos llegaron y apagaron el fuego, hubo algunos que no se pudieron salvar. —Termino de contarme lo sucedido en el mismo momento en que su voz se termino de romper.

Lo único que pensé que la calmaría sería un abrazo, porque no sabía que otra cosa podía hacer por ella en el estado en que estaba. Me sentía un completo inútil viendo como sus lagrimas caían por sus mejillas coloradas.

Tan cerca como estábamos, podía sentir como su corazón latía a mil por hora, seguramente igual que el mío. Y al mirarla así, tan cerca, podía soñar que era ella. Solo por una vez. Podía simplemente… besarla como siempre quise, para decirle adiós.
Acorte la distancia para sentir sus labios, suaves como los pétalos de una rosa.
Y todo pareció encajar, como si ella fuera la pieza faltante de mi rompecabezas, la frase que completaba la canción.
Pero no era la gemela que yo quería.

Sus ojos se veían tristes cuando me despedí, alejándome de lo que siempre me mantuvo en pie.
Quizá cometía un error, quizá me arrepienta por el resto de mi vida. Pero necesitaba avanzar, aunque sea unos pocos pasos más.

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