¿Dónde estan los niños? - por Cristy

¡Riiiiing!
La hora del receso había llegado, la mañana pareció eterna, cerré mi cuaderno, lo guarde en mi mochila y salí a tomar el fresco.
-¡Zoeeeee!
Alguien grito mi nombre a lo lejos, no le di mucha importancia y seguí caminando hacia el patio del colegio. Me senté cerca de un cerezo, me encanta ese árbol, tiene unas flores hermosas. En eso mi amiga Ana llego corriendo hacia mí.
-Zoe, ¿porque no haces caso cuando te hablo? Me hiciste correr y ya sabes que odio correr.
-Perdón, no pensé que fuera urgente, además no te hace nada mal correr un poco he.
-¿Me estás diciendo gorda?
-No, no Ana, olvídalo jeje – dije con risa nerviosa
Ana me miro con ojos de acusación, luego se sentó junto a mí.
-Ok lo olvido solo porque no sé qué haría sin ti. Zoe necesito que me ayudes con Julio, me gusta mucho y no sé qué hacer para que me hago caso.
-Pues si quieres yo le digo que te gusta para que te invite a salir – le dije.
-Me da vergüenza Zoe – dijo Ana mientras se sonrojaba.
-Si claro y…
En eso una señora se paró en medio del patio y grito desesperada:
-¿Dónde están los niños? Ayúdenme a encontrarlos por favor.
Nunca había visto a alguien tan desesperado y angustiado. Una maestra se acercó a la señora, pero no pude escuchar lo que decían.
-¿Qué le estará diciendo, Vamos a ver si podemos ayudar no? – le pregunte a Ana.
-Si está bien –contesto.
Nos levantamos y caminamos con la mujer desesperada.
-¿Señora está bien, perdió a sus hijos? – pregunto Ana.
La señora empezó a llorar tanto que no podía hablar, por lo que la maestra contesto por ella.
-La Sra. Gómez estaba hace unos momentos con su hija e hijo de 6 y 5 años respectivamente, salieron corriendo hacia esta dirección y los perdió de vista.
En eso gritos se escucharon detrás de los arbustos que estaban cerca de la barda de la escuela.
-Eso se escuchó por allá – grite y señale con mi dedo el lugar donde provenían los gritos.
Todos corrimos para ver si se trataba de los pequeños, los gritos se escuchaban más fuerte cada que nos acercábamos, sentí un hueco en el estómago.
La niña y el niño se encontraron a una gata con 4 gatitos recién nacidos debajo de un arbusto.
Volvieron a gritar pero de emoción.
-¿Mama, mama nos los podemos quedar por favor? – pregunto el niño.
-Niños casi me matan de un susto, no lo vuelvan a hacer y no nos los podemos quedar, necesitan estar con su madre.
-Yo me los puedo llevar a mi casa y en cuanto crezcan repartirlos, eso si la gata no es agresiva – dije.
-Me parece muy bien Zoe, le diré al Sr. Ríos que te consiga una caja para que te los lleves al terminar las clases, pasas por ella a dirección. Aquí no ha pasado nada, así que pasen a sus respectivas actividades – dijo la maestra.
-Aquí tienen mi teléfono pequeño, para que me llamen en unos meses si es que su mami les deja conservar un gatito, pero tienen que portarse bien y no separarse de ella – les entregue un papel con mi teléfono anotado.
La Señora y los niños se fueron, nos dieron adiós.
¡Racing!
-¿Ya se terminó el receso? – pregunto Ana.
-Si – dije con pocos ánimos- lo bueno es que no les paso nada a los niños, a la que le va a pasar algo es a mi cuando llegue a casa con 5 gatos.
Las dos nos soltamos riendo y después de tanto suspenso a estudiar se ha dicho.
FIN