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"El Patio" - por Divasul

"ElPatio"
¿Dónde están los niños?, una voz asustada,nerviosa de mujer, se oyó en el patio escolar,resonó en la mañana cálida,primaveral.El reloj del patio daba las nueve.

Los jardineros, don Luis y Juan estaban en el patio haciendo tareas de mantenimiento,levantaron la cabeza al oír a la maestra Luna tan alterada, con disimulo prosiguieron trabajando.

Luna, frunciendo el ceño, murmuró en voz baja:

-¡qué falta de responsabilidad!

Comenzó a recorrer las instalaciones del patio metro a metro, lo hacía con paso firme, resonando en la gravilla, los añejos árboles no escaparon a su mirada inquisidora.

Los jardineros enfundados en amplios mamelucos de brin azul, cubrían sus brillantes cabezas con sombrero de paja y ala ancha, ultimaban detalles a la cuidada jardinería del patio.

Multicolores flores, impregnaban la suave brisa con tenue fragancia, inundando el ámbito.
Todo era pulcritud, los árboles se habían sumado, y resplandecían con sus hojas relucientes dando al parque la sensación de frescor y luminosidad, dejaban entrever nidos de gorriones y golondrinas que alimentaban a sus hambrientos pichones.

El patio escolar estaba dividido en dos,coloridos con las alegres y espontáneas risotadas de chicos que cursaban el nivel superior.
Los patios estaban separados por una tupida cortina de verdes arbustos recubiertos por jazmines y glicinas.
Para los pre-adolescentes la ambientación ideal para soltar al viento, sueños que tejían historias juveniles, mientras los pequeños usaban su ingenio para atrapar mariposas y perseguir picaflores.

Los chiquitos tenían entre 3 y 4 años, acompañados por Celeste la ayudante de Luna, maestra del grupo, habían quedado a su cuidado mientras ella, requerida por la Directora, atendía su llamado.
Estaban todos los niños, 10 jugando en el arenero, mientras las niñas, modelaban tortas y muñecas de arena dirigidas por Pilar, voz cantante del grupo, los varones forcejeaban con Lucio por el tractor nuevo que había traído.Ese día el juego duró poco…
El ambiente en ambos patios denotaba un día diferente, había alegría contenida entre cuchicheos. Los movimientos eran cautelosos, algo se estaba gestando.
Hasta la señora Torcuata quien vigilaba los patios, había cambiado su mirada dura, por una pícara, lucía túnica nueva con flor en el ojal.

En ese clima tan apacible, la voz de Luna, hizo temblar hasta las piedras, no habían pasado 45 minutos, desde que los dejara, para ella una eternidad.
Su esbelta figura, delgada, rubia con ojos celestes, de carácter suave, gentil, era amada por los chicos. Cuando se refería a ellos decía "mis pequeños", se justificaba su preocupación.
La señora Torquata, ante ello, murmuró -!pobre, teme por los chicos!

Luna se recriminaba: -!cómo pude dejar a mis chiquitos con Celeste, tan inexperiente !
Lo que no sabía Luna era que había un complot…

Celeste, los jardineros, la señora Torcuata, los alumnos eran sabedores, adheridos al complot.
Luna la perseverante maestra de pre-escolar con 20 años en el colegio, pasaba a víctima, la Directora la había entretenido en la Dirección a fin de dar tiempo a lo previsto por compañeros, alumnos y padres.
A Luna le llamaba la atención e irritaba la indiferencia por parte de compañeros y padres que estaban llegando.

Se decía: -!yo desesperada y ellos qué !

De repente sonaron campanas, silbatos, tamboriles que hicieron girar las cabezas a los presentes.

!Oh sorpresa! irrumpieron pequeñas carrozas hechas con carretillas, cuál mejor decorada, unas con globos multicolores, otras, con guirnaldas de rosas, con pensamientos y clavelinas, era un verdadero jardín ambulante.

Luna exclamó:¿qué veo?

Celeste, encabezaba el desfile,lucía gran galera de mago con un blanco conejito,flanqueada por Juan y Andrés.La seguían las carrozas empujadas por los alumnos mayores, maquillados vistosamente,otros, escoltaban con cánticos al compás de los improvisados instrumentos musicales creados en los talleres.
En los carruajes, dos pequeñitos representaban animalitos granjeros, disfraces producto del ingenio de las mamás, así: gatitos, chanchitos, perritos, mariposas y un corderito tomando la mema.

Habían hecho un trabajo a escondidas, en equipo, con mucha responsabilidad, en agradecimiento a la remodelación del colegio, y de los 20 años de consagración de la maestra Luna, unido a la fiesta de primavera.

Entre baile, cánticos, refrescos y una gran torta con golosinas hecha por Torcuata, la alegría afloró lagrimones y mucha emoción.El susto se olvidó, la gran fiesta jamás.

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