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Cadenas - por Luis A.R. Selgas

Web: http://universosenblanco.wordpress.com/

El columpio se balanceó una vez más propagando por el desolado parque su inconfundible sonido. Ese chirrido de cadenas semioxidadas que había contagiado la felicidad a tantos niños, había sido el ruido de fondo de tantos juegos infantiles. Pero hoy se mecía ante el peso de la culpa y el remordimiento de un alma a la que ya poca inocencia le quedaba en su interior.

¿Dónde están los niños?, se preguntaba el hombre, mientras se movía adelante y atrás produciendo un iggg de ida y otro iggg de vuelta. Los niños ya no estaban, su hijo se había ido y a él le habría gustado que el tiempo fuese como aquel péndulo. Volver atrás para tomar impulso y cambiar los errores cometidos entre toboganes y caballitos.

Iggg. Se columpió hacia atrás en las sombras de la noche y recordó un día en el que aquel parque no estaba vacío, cuando era normal escuchar la frase “Mira papá” dicha con orgullo por conseguir cualquier insignificante proeza. Se sentía ahogado por su dolor, por el peso de sus negligencias, mientras seguía su suave movimiento. La pelota de su hijo era de un rojo brillante, cuando la compró le hacía recordar el circo y las guirnaldas. Ahora solo le hacía evocar un charco rojo iluminado por el sol. ¿Por qué le compraría esa pelota?, se preguntó. El balón botaba y cambiaba de unas pequeñas manos a otras. Las risas apagaban el chirrido de las cadenas del columpio en aquel paraíso de feliz tranquilidad. Que ilusión tan absurda, como si los colores alegres pudiesen ahuyentar a la muerte. Los padres se relajan, se distraen, él también lo hizo. ¿Por qué no prestó más atención? Un zapato pateó la pelota con fuerza y su hijito, que se balanceaba con alegría, cayó de espaldas. El columpio continuó su recorrido en solitario, mientras un golpe en la cabeza dejaba a un padre sin lo que más quería.

Iggg. Osciló hacia delante y el hombre regresó al hoy, a la soledad de los juegos sin niños. Volvió a la certeza de que si no hubiese comprado la dichosa pelota o de haber prestado más atención su pequeño seguiría con vida. Su vida no se habría vuelto insostenible, su mujer no lo habría dejado, su mundo no se habría venido abajo.

Orto perturbador balanceo, lento y mortecino, anunciaba que el columpio iba perdiendo la fuerza e impulso que tenía al principio, cuando el hombre aún tenía energía para moverlo. Hoy se cumplían diez años de la muerte de su hijo, y el padre se encontraba en el mismo lugar donde lo había perdido todo. Su esposa logró pasar página con el tiempo, incluso había formado una nueva familia recientemente. Cuando la llamó por teléfono, hace unas pocas horas atrás, no quiso ni contestarle. Él no podía olvidar, se aferraba al vaivén del tiempo y a lo que pudo ser y no fue.

Entonces dejó de respirar y el columpiar cesó dejando el parque en absoluto silencio. La cadena semioxidada estaba concienzudamente enrollada en el cuello del hombre que una vez fue padre. Un soplo de viento volvió a empujar el cuerpo sin vida; pero él ya no estaba allí. Se encontraba en otro rincón de la realidad, donde podría cuidar para siempre a su pequeño niño, arropado por el incesante sonido de un columpio

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4 comentarios

  1. 1. hupacal dice:

    Luis, dios mío, ¿¡Qué has hecho!?

    ¿Cómo eres capaz de crear una atmósfera en la que casi puedo oler el óxido del columpio, sentir el vacío y la soledad de este pobre hombre?¿Cómo eres capaz de que se me escape un gritito al final?¿Cómo eres capaz de dejarme sin respiración?

    Increíble relato. Te doy la enhorabuena y me quito el sombrero ante ti. Tenía tu nombre en mi lista de “interesantes” gracias a otros relatos que había leído tuyos y desde luego que lo ha sido. Además tiene el dramatismo que a mí me gusta. El irse dando cuenta de lo horrible que es la realidad en la que te estás sumergiendo.

    Genial.

    Te invito a que leas mi relato… Aunque estés en un nivel muy superior a mí, espero que te guste. Significaría muchísimo, pero dame tu más sincera opinión.

    https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-19/1913

    Espero seguir leyéndote,
    Hupacal

    Escrito el 28 octubre 2014 a las 23:39
  2. 2. Nymeria dice:

    Impresionante, sencillamente impresionante. Tu relato del taller anterior fue el que más me gustó, y por eso te he buscado para leer que habías hecho aquí,y me he sentido dentro del texto y tenía los pelos de punta. Me he sentido completamente absorbida por tu historia, creas una atmósfera impresionante y el final es sublime. Aun después de un rato, tengo una sensación que hace mucho que no tenía.
    Quiero seguir leyendo más cosas tuyas, porque emocionas una y otra vez.

    Escrito el 28 octubre 2014 a las 23:43
  3. 3. Bego dice:

    Que aparición mas triunfal!! llevaba desde el verano sin saber de ti y claro, ha sido ver tu nombre y lanzarme a leer!!
    Un relato impactante y super emotivo, con lo adicta que soy yo a este tipo de historias!!
    Me ha encantado!!
    Como ves yo también me he animado a participar, mi texto es el 65, te espero! ;P
    Y por favor, rellename ese universo en blanco tuyo que te echo de menos…
    Un saludo!

    Escrito el 29 octubre 2014 a las 11:54
  4. 4. forvetor dice:

    buenas Luis, pues sí … parece que todos hemos estado algo liados en los meses de verano. es un placer volver a saber de ti.
    el relato me ha gustado mucho. suelo tener problemas para escribir algo autoconclusivo en el margen de palabras del taller, así que esta joyita me parece aún más loable por conseguirlo. felicidades!
    un abrazo, nos leemos!
    Sergio Mesa / forvetor
    http://miesquinadelring.com/
    pd. yo también quiero volver a encontrar novedades de tu blog en mi bandeja de correo … además, ¿que pasó con el proyecto que me comentaste? 😉

    Escrito el 29 octubre 2014 a las 19:42

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