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Donde están los niños - por delpinomaria@hotmail.com

– ¿Dónde están los niños? – Dijo David, mirándome fijamente
– Estaban aquí hace un momento – Contesté, respondiendo a su mirada, a esos ojos inquisitivos, pardos, que me recorrían la espalda como un calambre de múltiples ramificaciones.
Me llevó un tiempo darme cuenta de mis sentimientos hacia este hombre alto, desgarbado, tímido y triste. Sus dedos eran finos y largos. Eso fue quizás el rasgo que primero me llamó la atención, lo que no dejaba de parecerme un tanto curioso. Recordaba nítidamente el momento en que en la reunión trimestral con los padres de los niños, le entregué una de las libretas de ejercicios de su hija Michelle y pude apreciar que movía sus manos de forma pausada y elegante. Es de esas cosas que pasan en un segundo, se te quedan fotografiadas en la retina y de pronto, de vuelta a casa, en la soledad de tu coche, no te puedes quitar de la cabeza, como si el universo se hubiera detenido por algo tan nimio e insignificante.
– No veo a Michelle – repitió David, confundido y nervioso por la nueva información
– Voy al patio de los mayores a ver si hubieran decidido ir a jugar allí mientras esperaban a que llegaras. Algunos niños lo hacen. Quédate aquí por si aparecen, David, vengo en seguida – contestó intentando sonar tranquilizadora. De hecho, no me parecía normal en absoluto que Michelle y Jacobo se hubieran movido de allí mientras esperaban a su padre, puesto que eran especialmente obedientes, y normalmente permanecían juntos, cogidos de la mano.
Me dirijo rápidamente hacia el otro patio y no los atisbo por ninguna parte. Empiezo a sentir sudor en las palmas de mis manos y sequedad en la boca. No me puedo creer que hayan podido desaparecer, precisamente ellos, después del duro golpe que supuso la muerte inesperada de su madre.
Aun recuerdo cuando David vino a recoger a sus hijos unas cuantas horas después de que su mujer, la madre de Michelle y Jacobo, tuviera un accidente mortal de camino a su trabajo. Los niños se abrazaron a su padre con la fuerza de quien encuentra algo a lo que asirse mientras se está ahogando. Sin embargo él, con el rostro desencajado, trataba de aparentar normalidad.
Los meses siguientes debieron ser terribles. Yo era la tutora de la clase de Michelle y dado que la niña sufrió una bajada significativa en su rendimiento académico, me vi en la obligación de llamar a David en alguna ocasión, para tratar el tema de la evolución de su hija. En una de esas reuniones fui consciente del duelo tan inmenso que estaba atravesando y sentí la impotencia que él mismo sufría. Por ello y por otras tantas cosas, como su forma pausada de moverse, de hablar, de pensar las palabras antes de decirlas, por esa mirada melancólica, esa cadencia en su voz, pero principal e inexplicablemente, por esas manos de dedos largos y huesudos, supe que me había enamorado de él.

Cuando regresé al lugar donde había dejado a David, mi sorpresa fue verle de nuevo abrazado a sus hijos, como aparecidos por arte de magia. De nuevo les veía en esa situación y esta vez era él quien los abrazaba como si se acabara el mundo. No quise estropear el momento y mantuve cierta distancia, aunque la alegría que sentía me hubiera llevado en otras circunstancias a correr hacia ellos y colmarlos a besos. A los tres.

David por fin, se percató de mi presencia y con los niños de la mano me dijo, :

– Anna,¡ han parecido ¡ Michelle había llevado a Jacobo al baño de los chicos y como no sabe dónde está, se había desorientado y se habían perdido. ¿Te lo puedes creer? –
– Cuánto me alegro David – respondí animada por la buena noticia – no sabes cuánto.
De pronto, me miró profundamente, se acercó levemente y me susurró.
– Anna, no sé qué haría yo sin ti.

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1 comentario

  1. 1. Ángel Gabriel dice:

    Me gusto el relato, falta un poco de comas y puntos, tienes el mismo problema mío porque escribes de corrido, a mi eso me sucede porque no quiero perder la idea principal, la inspiración, y luego regreso para ver donde hay que poner los puntos, comas, tildes, pero fuera de eso el relato esta bien estructurado, muestras una trama en vez de contarla, tiene sintesis porque esta bien clara la trama y su final, la atmosfera me parece la adecuada, las descripciones de los personajes y del ambiente me parece que es la necesaria, los personajes estan bien delineados.
    Si tienes tiempo lee y comenta mi trabajo, es el número 16 EL COLEGIO Y LAS MUÑECAS. ¡¡¡¡¡saludos nos leemos en el próximo taller!!!!!

    Escrito el 17 noviembre 2014 a las 01:46

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