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Juego de Halloween - por Cristina

Web: http://cris182al.wordpress.com/

“¡Yo no pienso ir ahí!” dijo Miriam cruzándose de brazos.

“Sois unos cagados” contesté. “Os acojonáis por unos de tíos disfrazados con escobas y máscaras”

“Yo quiero ir” dijo Claire que estaba mirando su móvil.

“Menos mal, una valiente” suspiré abriendo la puerta del bar.

Y ahí estábamos dos días después, la noche del 31 de octubre haciendo cola para entrar al famoso pasaje del terror. Solo aceptaban grupos de cinco personas y los demás tenían que esperar a que salieran los del grupo anterior para entrar. Éramos los siguientes, y cada vez aumentaba más la expectación.

“Vosotros cuatro, ¿vais juntos?” nos dijo el recepcionista zombi. Claire asintió con la cabeza, a lo que el portero replicó. “Solo grupos de cinco”

“Podemos ir con ese chico de allí” dijo Travis señalando a un chico delgaducho.

“Espabilando” soltó de sopetón el recepcionista.

Los cinco entramos lentamente y el zombi cerró la puerta detrás de nosotros. Oí un ruido de llaves. Estábamos encerrados.
“Marcus está cagado” rió Travis.

Íbamos todos juntos, las chicas nos cogían de la mano. Fuimos avanzando por un pasillo oscuro. No habían paredes, todo eran rejas. Veía sombras por los rincones, había gente aguardándonos. Claire gritó al darle un susto una mujer poseída, y a Travis alguien le cogió del tobillo al girar una esquina. Llegamos a una sala dónde apareció un hombre con una máscara un tanto siniestra, llevaba una motosierra. Iba vestido de payaso pero la máscara parecía una cabeza de cerdo.

“¡Ostia!” soltó Miriam que iba la primera. “¡Qué susto me ha dado!” rió.

El hombre dio un paso al frente.

“Vais a morir” dijo con voz distorsionada.

Miriam se puso seria de repente e intento acercarse a Claire que iba detrás de ella, cogiéndola del brazo. Mientras íbamos retrocediendo el hombre cerdo encendió la motosierra de un tirón. Me quede petrificado en el sitio, oí gritos a mi alrededor y la luz empezó a parpadear. El hombre se acercó a Miriam y ella gritó. Travis cogió a Claire, tapándole los ojos. El hombre empuñando la motosierra se dirigió a Miriam y antes de que pudiéramos darnos cuenta le clavó el aparato en el estómago. Me agaché y vi medio cuerpo de mi amiga desplomarse a mi lado.

“¡Hay que salir de aquí!” grité por encima del ruido. Cogí a Claire de la mano y fui hacía una puerta. Travis nos siguió. Había luz en la sala, que estaba llena de camas.

“¡Miriam está muerta!” gritó Claire mientras rompía a llorar.

“Tiene que haber una salida” dijo Travis. “¡Esto no es normal!”

Se apagó la luz y empezó a sonar una música muy tétrica, Claire dejó de sollozar. Algo se movió. Entonces me di cuenta de que no había vuelto a ver al chico de la cola que había entrado con nosotros.

“Era un gancho…” susurré entre dientes.

Se oyó el ruido de una reja al abrirse.

“¿Qué ha sido eso?” preguntó Claire tirándome de la camiseta.

“Shhh” le dije llevándome el dedo índice a los labios.

Entonces Travis empezó a gritar y se encendió la luz. Dos figuras altas le cogían de los brazos y una tercera que estaba cerca de ellos se acercó a él.

“¡Soltadme!” gritó Travis, pero los hombres le sostenían firmemente.

La tercera figura, vestida de arlequín sonrió. Giró la cara y me miró fijamente. Era el chico de la cola, reconocí esa mirada perdida y su delgada figura. Tenía un mazo entre las manos. Entonces reaccioné. Solté a Claire y me abalancé encima del arlequín. Pero fue demasiado tarde, el mazo le dio a Travis en la cabeza dejándole un gran agüero en el cráneo. Grité sin poder hacer nada más y una de las figuras me atrapó. La otra había cogido a Claire. Forcejeé pero no pude zafarme de él. Nos ataron a cada uno en una cama, estábamos sujetos con grilletes. No podía parar de gritar, Claire imploraba que la dejaran marchar mientras el hombre del mazo se acercaba a ella. Dejó el mazo en un rincón y en su lugar cogió un cuchillo de carnicero y se subió encima de Claire.

Antes de cerrar los ojos vi como se lo clavaba en el cuello. Las figuras rieron mientras mi amiga se desangraba. Sentí como me ponían una cuerda alrededor del cuello, y uno de ellos empezó a girar una manivela. Poco a poco, iba perdiendo el aire mientras la cuerda se tensaba.

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4 comentarios

  1. 1. Marcelo Kisi dice:

    Hola Cristina!
    Lo tuyo es la cinematografía, mujer! Pero en serio, tienes dos dones, uno es una capacidad narrativa notable, y un estilo bien actual (casi sin adjetivar) y visual, “filmable”. Como me gusta a mí, o sea. El otro es “cojones literarios”: te gusta el riesgo y vas hasta el final. Me sorprendí a mí mismo abriendo los ojos tipo “WTF!!” al primer asesinato. Estoy estrenándome en el taller, así que te voy a buscar en meses anteriores, porque lo disfruté. Bravísimo!

    Escrito el 28 noviembre 2014 a las 20:48
  2. 2. Cristina dice:

    ¡Wow!¡Muchísimas gracias!
    No esperaba un comentario tan positivo después de leer los comentarios que me llegaron, especialmente uno de ellos, que me desanimó un poco… Gracias por tu comentario, de verdad. ¡Me has alegrado el día! El miedo no es para nada mi género, así que me has animado mucho 😀
    Espero que los otros relatos te gusten tanto o más ^^

    ¡Un saludo!

    Escrito el 29 noviembre 2014 a las 00:55
  3. 3. Peter Walley dice:

    Qué bueno! Ya lo había pasado mal cuando fui al pasaje del terror en Madrid, pero después de leer tu relato ni se me ocurre volver. Bien hecho 🙂

    Escrito el 30 noviembre 2014 a las 15:34
  4. 4. Cristina dice:

    Jajaja! Muchísimas gracias por leerme! Tu relato me encantó 😀

    Un saludo!!

    Escrito el 30 noviembre 2014 a las 23:50

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