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Esto no va a funcionar - por Dorian

– ¿Eso es todo lo que recuerda?
– ¿Le parece poco? – conteste airadamente.
– ¡Poco no! Más bien justo, si quiere que le ayude se va a tener que esforzar algo más.
– No le entiendo le estoy describiendo todo lo que vi no sé donde encaja el esfuerzo en todo esto.
– En estos casos los detalles son vitales para hacernos una idea del problema.
Mi cara de incredulidad dejo bien claro que no entendía nada.
– A ver… obvie el objeto principal de su sueño y mire todo el entorno, las paredes, un cuadro, la luz…
Me dejo unos minutos para reflexionar sobre lo que me decía.
– ¿Preparado? – pregunto tocando con dulzura mi mano.
– Creo que si – dije clavando la mirada en sus enormes ojos marrones.
Pasados unos minutos me encontraba otra vez en mi cama bajo un manto negro de absoluta negrura mis pupilas penetraban con la mirada el interminable pasillo que se encontraba frente a mí, podía intuir lo que estaba a punto de pasar lo que una noche tras otra me despertaba de golpe, escuchaba sus pasos en la lejanía acercándose pisadas que cada vez notaba más cercanas hasta que de repente. . . zas!!! De entre la oscuridad emergía su cuerpo y rostro blanquecino sin atisbo ninguno de color en sus prendas como si de un espectro se tratara, sin reparar en mi presencia fijaba sus ojos en la mirilla de la puerta de entrada de casa que justamente tenía delante de mí.
– ¿mama que haces? ¿mama? – le gritaba pero me ignoraba.
Me hubiera levantado a tocarla de veras que lo hubiera hecho si no fuera porque mi cuerpo permanecía férreo a la cama, bajo las sabanas mi ser temblaban como si estuviera íntegramente desnudo en pleno polo norte, tras unos segundos los cuales eran horas para mi giraba su rostro para hincarlo en el mío conocedora de que yo hacía lo mismo y me entregaba una sonrisa desangelada que casi conseguía helar mi corazón para después emprender la huida perdiéndose su blancor por aquel ennegrecido pasillo, a continuación como todas las restantes noches despertaba aturdido sin poder saber si era cierto lo que había visto o solo era un producto de mi atrofiada mente y los efectos colaterales del cannabis.
– ¡Izan! Ya está otra vez conmigo ¿ha podido ver algo más como le dije?
Antes de contestar relaje mi cuerpo para que la sangre circulara con fluidez y mi cabeza pudiera cavilar.
– Me ha parecido verle algo en la mano derecha, algo brillante, unas llaves o algo parecido.
– ¿Algún tipo de llavero?
– Ahora que lo dice sí que era una especie de llavero, el esqueleto de una sardina metalizado.
Percibí como dejaba escapar una ligera risa que zanje con una mirada tensa y severa.
– Centrémonos en el llavero ¿le resulta familiar?
– Lo he visto antes pero no sabría decirle, juraría que. . .
Me interrumpió con su socarrona risotada esta vez menos contenida.
Tras observarla un instante explote.
– ¡Joder mama ya te dije que esto no iba a funcionar! No puedes psicoanalizar a tu propio hijo.
– ¡Como que no! – contesto con una sonrisa enorme dejando al descubierto su perfecta dentadura.
– ¡Coño mama que lo estoy pasando fatal! No sabes lo que es verte todas las noches con esa cara como si estuvieras poseída por el espíritu de Siouxsie Sioux, ostia que tengo 30 años y todas las noches creo que me voy a orinar encima.
Comenzó a reírse descontroladamente, una risa tan pegadiza que ni yo pude resistirme y tras muchas lagrimas, dolor de barriga y dos vasos de agua no pudimos argumentar palabra alguna.
– Izan cariño, me tenías preocupada con todo esto.
– ¿Ya no lo estás? – pregunte.
– ¡Qué va! – ajito su mano en señal de despreocupación.
– ¿Entonces qué explicación lógica tienes para lo que me pasa?
– En nuestra mente no hay nada lógico, nuestro celebro es un lugar inhóspito y desconocido aunque creamos que sabemos mucho sobre él.
Padeces un claro cuadro de “Síndrome Eserenol”
– En cristiano por favor – respondí irónico.
– Terrores nocturnos pelaos y mondaos sazonados con recuerdos de tu propia cosecha, a tu sueño le añades una imagen que tienes retenida en tu subconsciente reproduces una escena que paso ya hace tiempo, a lo mejor no te acuerdas pero lo que ves en tu sueño paso de verdad.
– Ya me quedo más tranquilo.
Cruzamos las miradas y reventamos a reír.

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2 comentarios

  1. 1. Diego Manresa Bilbao dice:

    Muy divertido relato!!!
    Buena sorpresa al final, muy interesante.
    Enhorabuena!

    Escrito el 2 diciembre 2014 a las 12:55
  2. 2. Dorian dice:

    Gracias Diego.
    Un saludo.

    Escrito el 4 diciembre 2014 a las 18:38

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